VALÈNCIA. El centro de València ve cómo múltiples proyectos hoteleros van saliendo adelante poco a poco. Uno nuevo está en trámite en la conocida calle Barcas, en las proximidades de la Plaza del Ayuntamiento. El promotor es la empresa alicantina Edificio Barcas 5 S.L., creada ad hoc para este proyecto, y administrada por Francisco Marcos Martínez y Jaime Jareño.
Se trata, pues, de una ubicación de interés: justo al lado de la mencionada plaza y a un paso de las zonas más comerciales de la capital valenciana, como las situadas en calles Don Juan de Austria, Colón, de la Paz, o San Vicente. Los promotores pretenden rehabilitar el inmueble para abrir en él un establecimiento hotelero de 57 habitaciones, así como un bar en el bajo.
Actualmente, el edificio se encuentra clausurado y en estado de degradación, precisamente en linde con otro edificio que protagonizó un desplome aparatoso hace un año debido a unas obras que carecían de licencia. Algo que en este caso no parece que vaya a ocurrir: los promotores han solicitado una licencia de intervención y de actividad, que ya da sus últimos pasos en el Ayuntamiento. Este mismo jueves, de hecho, está previsto que pase por la Comisión de Patrimonio
El proyecto planteado contempla una recepción en la entrada por la calle Barcas. También en la planta baja se ha previsto un bar de uso exclusivo para los clientes del hotel. Aquí también se ubicarán algunos equipamientos del hotel como vestuarios y lavandería. Sobre todo ello, desde la planta primera a la cuarta habrá 13 habitaciones en cada una de ellas, a las que se sumarán otras 5 en la planta bajo la cubierta, donde también se ubicará una sala para clientes y una terraza solárium. En la planta denominada casetón, también se ha contemplado una zona de solárium y con las instalaciones de climatización.
Para todo ello se rehabilitará el inmueble, una operación que consistirá en múltiples actuaciones: consolidación de la estructura, apertura de huecos para patios de luces, una nueva escalera, la instalación de dos ascensores, la renovación de los revestimientos, la rehabilitación de la fachada y la reparación de grietas, desconchados y de cubiertas.
Pero la intención, con todo, es conservar muchos de los elementos arquitectónicos. Según la normativa, como el edificio tiene un grado de protección 2, está obligado a mantener la estructura, las fachadas, el zaguán y la escalera. Pero los promotores se han comprometido a preservar también los pavimentos del edificio. "En algunas dependencias de ciertas viviendas del edificio todavía se mantienen", explica el documento al que ha tenido acceso este diario, "construidos con baldosines de gres, probablemente procedentes de la fábrica de Nolla (Meliana)".
Así, los arquitectos del proyecto explican que son pavimentos muy representativos del siglo XIX y que, a petición de la Comisión de Patrimonio, se mantendrá "viva la memoria de estos pavimentos tan singulares". Así, ante la "enorme" dificultad de retirar todo el pavimento y recolocarlo según el dibujo original, se ha decidido mantener todas aquellas piezas en un estado "aceptable" de conservación.