VALÈNCIA. "Las ciudades están saturadas y hay un territorio enorme mal organizado". Así lo cree el empresario Manuel García-Portillo, fundador de Grupo MGP, que desde que iniciara su salida paulatina de Tecnidex, compañía dedicada a la elaboración de productos y servicios de sanidad hortofrutícola, se embarcó en un proyecto de repoblación con la filosofía de devolver la presencia humana a zonas que, durante los últimos años, la han ido perdiendo.
Para ello, inició la adquisición de una decena de casas de campo abandonadas con el fin de rehabilitarlas en Les Alcusses de Moixent, La Serra de Moixent, Altos de Navalón y en Fontanars del Alforins, en la provincia de Valencia. Zonas que le vieron crecer y que actualmente no conservan prácticamente habitantes. Millones invertidos con los que espera inspirar a otros proyectos que recorran el mismo camino y devuelvan las personas al territorio. "Un club de encuentro en torno a la naturaleza" en el que los asistentes disfruten de la comida tradicional de la zona y de sus propios proyectos enológicos, como Casa Turús.
- ¿Qué diría que es proyecto Origen?
- No soy hostelero, no soy restaurador, no soy panadero, no soy vinatero ni almacerero. Si la experiencia lo necesita, damos de dormir, damos de comer y hacemos pan, vino y aceite. Lo hacemos porque todo está alrededor del ser humano, que es el que marca. Dormir no es una experiencia, es lo que menos me gusta, porque esto no es un hotel. Si alguien tiene que trabajar tres días, necesitas dormir. Pero desayunar es una experiencia. También lo es comer. Pasear por la zona, pero dormir no.
- Entonces, ¿cuál es su filosofía? Atraer humanos a espacios que los han perdido.
- Soy un ser humano que busca otros seres humanos. A mí una vez me preguntaron, qué eres, y soy un alma en búsqueda, porque el que no busca no encuentra. Nosotros, somos un conjunto de personas y para nosotros eso es lo más importante. Se trata de desarrollar un tipo de sociedad, igual a como se desarrolló la sociedad en la ciudad. El mundo se organizó en ciudades, se hizo una trashumancia y la sociedad civil se fue a las ciudades. La administración puso jardines, escuelas, hospitales, universidades,....
"Hay que volver a poner humanos en el territorio"
¿En qué situación estamos? Pues es posible que nos hayamos pasado un poco. Las ciudades están saturadas y hay un territorio enorme mal organizado. Nos hemos ido tanto para allí y aquí, en la España vaciada, ¿qué haces tras el diagnóstico? Hay que volver a poner humanos en el territorio. Y, para eso, ¿qué hace falta? Políticas activas. Lo mismo que ha hecho la administración pública en las ciudades, volver a hacerlo en el territorio.
- ¿Y por qué la gente se ha ido a las ciudades?
- Cuando sales del núcleo duro que envuelve las ciudades, hay pueblecitos. Los pueblecitos, en estos momentos, son más un trampolín para llegar a la ciudad. Todos los hijos de las familias se van y se quedan los mayores. Aquí, en esta zona de Les Alcusses, hace 50 o 60 años, vivían 600 personas. Ahora, unas 10. ¿Qué ha sucedido? Ahora, estamos desarrollando este proyecto en el núcleo del territorio. Donde se están quemando los bosques, donde se están produciendo los alimentos,... Ahí está el núcleo en el que tenemos interés de trabajar.
"En el territorio están los alimentos, el agua, la energía y el aire que respiramos"
No es tanto el pueblo de Moixent en sí, que es más un camino de ir a la ciudad y donde se pueden transformar tiendas en un centro comercial. Desde aquí, las 600 personas se han ido allí, y el pueblo es el trampolín para ir a la ciudad más que de volver al territorio. Hay que crear toda una cultura y forma de vida. De entender y de comunicar para devolver al territorio en sintonía con cómo se hizo para construir las ciudades. Hay que dignificar desde las instituciones y decir que las personas que viven en el territorio son una maravilla, y se puede vivir de maravilla. Están los alimentos, el agua, la energía y el aire que respiramos.
Como yo digo, cuando quiero poner un poco las cosas más duras de la cuenta, tus hijos podrían acabar con dos bombonas de oxígeno yendo a la escuela. Aquí el aire es más respirable que en la ciudad. Hoy ya no parece mal beber agua mineral y no del grifo. Respiraremos aire en botellitas. Hay que hacer una transformación global de comunicación a todos los niveles. Porque o dignificamos el territorio y hacemos políticas activas para repoblar o nuestro futuro puede pintarse de este color.
- En el pasado Gobierno valenciano se incidió en la despoblación.
- Soy empresario, no político. Y aunque se ha hecho diagnóstico de la despoblación, no hay nadie que sea capaz de hacer un plan de repoblación. Hasta ahora, no lo he visto. Los bosques se siguen quemando, la gente sigue yéndose a la ciudad y algo habrá que hacer, porque esto se está despoblando y, qué vamos a comer, ¿carne sintética? ¿Biocarne de insectos?
"Aunque se ha hecho diagnóstico de la despoblación, no hay nadie que sea capaz de hacer un plan de repoblación2
Hay que meterle al territorio sentido común, sentido práctico y hacer políticas activas. Lo que no puede ser es que uno se queda en la ciudad sin trabajo y allí hay un sitio donde comer, otro donde dormir, y en el territorio ocurre lo mismo y se queda uno mirando a la luna. ¿Dónde está el centro de acogida? No obstante, en el territorio hay mucha humanidad y te recoge tu familia. ¿Por qué no hacer políticas activas en las que mandar a gente a trabajar en el territorio?
- ¿Qué perfil de gente quiere que vaya a sus espacios?
- Para nosotros esto es un centro de humanización. La humanidad necesita un nuevo renacer. Lo que buscamos son personas. Por suerte o por desgracia, el proyecto no es subvencionado y está hecho por propiedad privada y recuperar una inversión como la que se está haciendo aquí es casi imposible. Se está haciendo un modelo de repoblación. En esta etapa de mi vida me permito el lujo de ver si soy capaz de crear un proyecto Origen que otros impulsen en otros pueblos. Un modelo de repoblación en el que haya diez casas, y rehabilitarlas, y rehumanizar el territorio.
Mientras, la legislación en el territorio está toda por rehacer, porque estamos haciendo un proyecto del siglo XXI con una legislación del siglo XIX, porque se les ha olvidado. Como hay tanta faena en la ciudad y tantos votos en la ciudad. Pero, ¿dónde está la vida? Aquí. ¿Dónde hay que cuidar y proteger? ¿Quién está confinado? Queremos que las gallinas y los cerdos sean camperos, pero en esta vida están confinadas las personas. Sesenta metros cuadrados en un piso.
La ciudad está un poquito saturada. Allí todos los bajos son licencias de actividad para poner tiendas, aquí no te dejan ninguna posibilidad de hacer nada, ni de vender nada. De vender pan, ni trigo. Cuesta mucho rehabilitar esto.
- ¿Cuáles han sido las mayores dificultades?
- Primero hemos tenido la complejidad de las licencias para rehabilitar las masías y poner los campos en valor. Y como la legislación está obsoleta, nada se puede hacer. También me parece bárbaro que no puedas hacer cosas sencillas como rehabilitar una casa y que, de pronto, por el bien común, todo el que quiera haga lo que le dé la gana, desde un PAI de eólica a fotovoltaica. Si dicen de hacer en esta zona Las Vegas, se puede, pero si quieres hacer algo sencillo, todo son pegas por parte de todos. Si haces un proyecto normal, desde una perspectiva filosófica, pero no con el empuje de hacernos ricos en cuatro días, entonces va todo lento.
- También las telecomunicaciones van demasiado lentas.
- ¿Te imaginas que una oficina en Valencia no tuviera acceso al wifi? Pero en el territorio se entiende todo. La empresa que nos lo hace es grande, pero por lo que sea la wifi va regular. Simplemente hace falta que pase algo con los votos, o sino no se resolverá o se hará lentamente. Se trata de concienciar a los de la ciudad para que siga el territorio vivo. Porque sino, ni comerán, ni beberán agua. La gente está cabreada. Porque no puede ser que en la ciudad haya de todo para consumir y aquí no tengas para cubrir las necesidades básicas. Pero eso pasa por concienciar a los ciudadanos de que deberían ayudar al territorio e integrar ciudad, territorio y personas, no que una parte se quede abandonada.
- ¿Qué políticas activas podría hacer la administración?
- Estoy haciendo un proyecto empresarial, si hubieran cien más haciendo lo mismo, estaríamos hablando todos. Pero como en la ciudad sigue habiendo trabajo para los empresarios, para construir, al empresario no se le ha ocurrido venirse aquí. Entonces, soy el llanero solitario de un nuevo renacer, de una nueva forma de crear un espacio de vida que me estoy jugando con mi patrimonio y a pulmón. Pero como los votos están en la ciudad, mientras allí la gente no diga ojo con el territorio y con los alimentos no habrá una movilización. En el territorio hay sumideros de CO2 y hay que protegerlos. Esta sociedad no acaba de tener tiempo para reflexionar, de pensar que quiere vivir de una forma diferente. Más natural, más ordenada, más organizada. Queda mucho por hacer.
- ¿Se ha planteado sumar más inversores?
- No me lo he planteado. Me gusta transformar lo que sueño en realidad. Y un sueño de este tipo, si no lo haces desde la esencia, te lo va a criticar todo el mundo. Si ya piensan que estoy loco, imagina reñir con otros socios. Este proyecto tiene que ser sostenible y rentable. Ser sostenible socialmente, económicamente y medio ambientalmente. Y una vez conseguido esto, lo que sí que hay que hacer es poder abrirlo a otros proyecto origen dos, tres o cuatro. Esto tiene que ser una unidad de vida y humanización de un modelo. Pero es un proyecto complejo, que no todo el mundo entiende ni puede entender.
Pero esto, parte de principios, valores y creencias, y es lo más importante. Los principios son los que hemos mamado en nuestras vidas familiares. Pero el tema del practicar el "yo creo" es fundamental y estoy convencido de que vamos adelantados a nuestro tiempo. Esto es un proyecto disruptivo e innovador, pero para mí no, porque lo he vivido. Mi padre no tenía diez casas para que las personas vinieran e hicieran un coworking, hacer una jornada,... Igual son los jóvenes los que tienen que poner en valor el territorio.
- Parecía que con la pandemia se habían revalorizado las zonas de interior.
- Otra vez todo el mundo quiere ir en avión a todas partes, en coche, queremos acabar con el CO2 y usamos los elementos más emisores. Es como si el ser humano perdiera la capacidad de reflexión de dónde están los límites. Como si fuéramos a caballo hacia un precipicio y no pudiéramos parar porque falta reflexión, análisis y rehumanizar. Que la gente que ha vivido el territorio pueda volver. Deberían salir autobuses a diario para ir a experiencias como éstas.
- ¿Diría que es turismo?
- Si dijeras un turismo de humanización y rehumanización, sí. O de formación. Queremos hacer un club de encuentro en torno a la naturaleza. Que la gente que le gusta la naturaleza pueda trabajar, darse un paseo, comer. Todo lo que sea mover a las personas se puede llamar turismo. Lo que quiero es que venga gente y de aquí salga más contenta. Podría ser un turismo de empresas, por ejemplo.
- ¿Se plantea más inversiones?
- Esto debe ser práctico y rentable. Cada masía lleva más de dos millones de euros en rehabilitación. He comprado unas casas para que vivan y disfruten otros y aún nos queda trabajo.