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Puck incordia en el Pinar del Grau de Castelló con sus hechizos

La obra Somni inaugura Sagunt a Escena trasladando El sueño de una noche de verano a la capital de La Plana

10/07/2019 - 

VALÈNCIA. Los juegos de amor y desamor, la confusión de los sentidos y los caóticos enredos relatados por Shakespeare en El sueño de una noche de verano dan un salto en el tiempo y el espacio, La dramaturga Núria Vizcarro traslada el contexto del clásico a lo local en su propuesta Somni, programada el 26 de julio en el Teatro Romano de Sagunto.

La obra que inaugura el festival Sagunt a Escena toma la comedia de finales del siglo XVI para hablar del entorno, el paisaje y la cultura autóctonas durante los tiempos del desarrollismo económico en nuestro país. Las hadas no practican sus hechizos en un bosque a las afueras de Atenas, sino en el Pinar del Grau de Castelló a finales de los años sesenta.

“Una de las primeras decisiones importantes fue saber en qué época nos movíamos, no solo pensar en que todo pasaba una noche mágica de verano. Somni se sitúa en un tiempo de cambio, un momento en que las fábricas llegan y empiezan a convertir un pueblo grande en una ciudad pequeña”, detalla la autora castellonense, que al trasladar la trama a ese periodo de transformación, ha conseguido hablar de lo propio con alcance universal.

Así, aunque ha tomado detalles de un lugar muy concreto, logra que la reinterpretación pueda extrapolarse a cualquier ciudad litoral en el momento en que el paisaje cambia por la presencia de las fábricas.

Macbeth a la mexicana

La idea de esa localización se la inspiró la obra con la que se inauguró el festival Tercera Setmana el año pasado, Mendoza. La pieza traslada Macbeth a principios de siglo en México. Su autor, Juan Carrillo, es ahora el director de Somni.

Mendoza fue la adaptación a otro contexto muy diferente del original inglés y esa operación ayudó a la comprensión y el acercamiento del clásico”, destaca Núria Vizcarro, que cerró la colaboración con el director de escena latinoamericano tras acudir a un taller de creación impartido por Carrilo en Madrid.

A fin de asimilar El sueño de una noche de verano a la idiosincrasia castellonense, Vizcarro hizo un exhaustivo trabajo de investigación de leyendas propias, de contexto, de paisaje y de vocabulario.

Lecturas de cabecera

Para poder realizar la traslación de Puck, Oberón, Titania, Teseo e Hipólita a La Plana, la castellonense indagó en las leyendas y el imaginario común del territorio, no sin dudas iniciales.

 “En lugares donde las montañas son enormes, los árboles altos y frondosos y hay lagos y ríos por todas partes, parece que lo mítico, las leyendas, las hadas y los duendes son más fáciles de encontrar, pero nuestro paisaje es pequeño, hay acequias y campos llenos de matorrales bajitos...”, explica la autora de esta revisión, que recurrió a obras como Les arrels d'un lledoner, de Toni Porcar, De la meua garbera, de Pasqual i Tirado y otros referentes escritos y orales que se han filtrado en la obra.

Vizcarro estuvo leyendo algunos estudios que señalan que la obra fue escrita para celebrar una boda y de ahí su carácter festivo, pero también se interesó por estudios que hablaban de su erotismo: “A menudo se ha interpretado, quizás erróneamente, desde un supuesto romanticismo donde las hadas eran delicadas y los amantes, inocentes, cuando en realidad, la obra podía hablar de temas más carnales y no tan volátiles. He querido encaminar esta versión en este sentido, huyendo de la visión del amor romántico para poder hablar de personajes que sudan, que se tocan, de carne y hueso”.

Marjales, naranjos y fábricas

Para Vizcarro, que este año ha sido candidata al Premio Max en la categoría de Autoría Revelación por Instruccions per a no tenir por si ve La Pastora, era importante encontrar el tono en que hablan los personajes. Así, mientras en el original, una rendija se abre entre dos mundos y los habitante humanos y mágicos se encuentran y se mezclan, en su versión, los universos que se enredan son los de los enamorados, jóvenes campesinos que ahora tienen que trabajar en las fábricas porque el campo ya no da dinero, y los seres mágicos, criaturas ancestrales relacionadas con el agua que han sido desahuciadas porque están secando el marjal para cultivar naranjas.

“Cada grupo de personajes habla de una manera y utiliza el vocabulario que tiene que ver con su mundo. La investigación de este lenguaje para que pudiera sonar mítico con palabras muy nuestras ha sido un aprendizaje muy bonito, porque creo que hay toda una serie de términos relacionados con el campo y con el mar que desaparecen porque precisamente forman parte de un mundo que desaparece”, lamenta la dramaturga.

La confluencia de ambos mundos tiene lugar en el Pinar del Grau porque Vizcarro averiguó que en el pasado era un bosque frondoso donde los castellonenses podían esconderse, y en verano se celebraban fiestas en las que la gente acampaba y quizás pasaba más de un día: “Es un bosque junto al mar y está muy cerca de las fábricas. Y, precisamente, en la época en que situamos Somni es cuando el paisaje del Pinar cambia, se instalan algunas fábricas cerca, depósitos de combustible... Es un lugar que limita varios paisajes y en el fondo, varios mundos”.

La escenografía del montaje viene firmado por Laura Clos, que ha recurrido al uso de varas metálicas no sólo para construir y delimitar espacios, como una fábrica, un bosque o el borde de una acequia, sino también a modo de objetos autóctonos, ya sean cañas o gayatas.

En sutil clave política

Recientemente, Josep Maria Pou ha escrito un artículo de opinión que compara la situación política española con El sueño de una noche de verano, en lo que respecta a la aparición de “insólitos compañeros de cama, entendimientos tan raros y deplorables como algunos de los que se están dando ahora mismo en la política nacional”. 

Núria Vizcarro ha traslado su propia lectura política al texto, y de manera sutil, conecta con la del actor catalán. En la propuesta, además de reivindicar el amor libre, advierte sobre el fin del mundo tal y como lo conocemos: “Hay una reflexión que sobrevuela toda la obra y que tiene que ver con un mundo que se deshace porqué viene uno nuevo que arrasará con todo. Donde la tierra deja de ser importante y el humo de las fábricas gana terreno. En esa lectura, en mi opinión, no solo hablamos de fábricas, sino de una manera de entender la vida y de luchar contra todo aquello que se impone y que no deja lugar a nada más, quizás por ahí estamos más próximos a lo que comenta Pou”.

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