VALÈNCIA. El presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, planea la incorporación inminente —este mismo martes salvo sorpresa— de un nuevo asesor en el Palau para ocupar la plaza que dejó la castellonense Ana Besalduch, quien aceptó el acta de diputada semanas atrás tras haber corrido la lista después de la renuncia de Eva Alcón. Y no será un asesor cualquiera: el elegido para ocupar esta plaza es el exvicesecretario de Relaciones Institucionales del PSPV José Manuel Orengo.
Una decisión que llega un mes después de que el dirigente, un referente en la fontanería del partido especialmente en su comarca, La Safor, abandonara la Fundación Cical, cuyas previsiones de financiación generaron una fuerte polémica semanas atrás. El propio Orengo, que no tuvo problema en confirmar a Valencia Plaza su próximo destino, explicó a este diario que al frente de la entidad ha quedado ahora el exconcejal del PP en Gandia Domingo Vayá, que figuraba como director institucional inicialmente.
De esta manera, Puig repesca al todoterreno de Gandia en Presidencia de la Generalitat después de dos años convulsos. Cabe recordar que Orengo comenzó la legislatura como jefe de Gabinete de Jorge Rodríguez, presidente de la Diputación de Valencia. Un puesto que abandonó el citado dirigente por su propio pie poco antes de verse salpicado por la investigación del caso Imelsa, por la que fue llamado a declarar, lo que conllevó también que fuera apartado 'temporalmente' de su cargo en la dirección del PSPV, aunque nunca han llegado a progresar las imputaciones contra él, como ocurrió con la denuncia sobre Innova en Gandia.
El abandono por parte de Orengo de la Diputación de Valencia no implicó una desconexión de la política municipal, que suele calificar como su gran pasión. Desde la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) puso en marcha su ambicioso proyecto de la Fundación Cical, que levantó un fuerte revuelo cuando saltó a la luz su previsión presupuestaria que, en su totalidad, bebía de fondos públicos entre los que se incluía de manera importante a Presidencia de la Generalitat. Tras la polémica surgida, el proyecto terminó por meterse en la nevera entre quejas amargas de Orengo, quien confesó a Valencia Plaza: "Esto no es un chiringuito. Si quieren matarme, que me maten, pero que no abandonen el proyecto".
Pese a estas vicisitudes, el carismático dirigente nunca llegó a dejar de visitar la Plaza de Manises en este tiempo y, en especial, el Palau. Una presencia que se tornó en asidua cuando llegaron los procesos de primarias socialistas; especialmente en estas últimas en la que a Ximo Puig le salió un rival desde el 'sanchismo', Rafa García, alcalde de Burjassot.
De hecho, fuentes del partido aseguran que el propio presidente de la Generalitat pidió que Orengo se implicara en el proceso de campaña aunque no figurara en la primera línea. Unas funciones que desde el sector de García se apresuraron a señalar para acusar a Puig de apoyarse "en los cuatro de siempre". Ahora bien, el resultado del líder del PSPV fue especialmente contundente en la comarca de La Safor, donde el ya exvicesecretario de Organización Alfred Boix demostró junto a su primo Orengo que todavía tienen mucho qué decir en este tipo de procesos.
En cierta manera, así ha sido. Aunque no ocupara un lugar destacado en el cónclave, la presencia de Orengo en los pasillos y corrillos del Congreso Nacional de este fin de semana ha sido constante. Del mismo modo, cuando se hizo pública la nueva Ejecutiva y demás órganos del PSPV, cualquier dirigente avezado de la formación socialista apreciaba cierto estilo e influencia por parte de los 'primos' de Gandia. Por tanto, se entiende que la entrada de Orengo en Presidencia tiene más de decisión personal y confianza por parte de Puig en el dirigente que de un compromiso obligado y adquirido de esos a los que -incluso- un presidente a veces se ve, en cierta manera, forzado.
Por otro lado, también se espera un reposicionamiento para Boix. Una vez relevado del área de Organización, donde el líder de Joves Socialistes, José Muñoz, ha recogido el testigo; suena como posibilidad un aumento de sus competencias en Les Corts, donde es diputado, donde podría tomar una de las portavocías adjuntas del grupo socialista, sin ir más lejos la que ostenta su sucesor en el cargo dentro del PSPV.