Alberto Fabra y Ximo Puig, ambos expresidentes, en el traspaso de poderes de 2015. Foto: EVA MÁÑEZVALÈNCIA. El todavía presidente de la Generalitat, Ximo Puig, sigue ajustando su posición en esta XI legislatura después de que las elecciones del pasado 28 mayo arrojaran un resultado favorable al PP liderado por Carlos Mazón, que en breve se convertirá en el nuevo jefe del Consell.
De esta manera, el también líder del PSPV-PSOE se acogerá a lo recogido en el Estatuto de los Expresidentes aprobado en 2002 excepto en lo que se refiere a su incorporación en el Consell Jurídic Consultiu (CJC). Por tanto, Puig imitará a algunos de sus predecesores como el popular Alberto Fabra, quien dispone de algunas de las ventajas reflejadas en la ley, salvo la de formar parte del citado órgano estatutario y percibir un sueldo por ello.
Así, el texto del Estatuto de los Expresidentes explica que el Consell de la Generalitat pondrá a disposición de los máximos responsables autonómicos los medios necesarios para el sostenimiento de una oficina de apoyo que contará con determinados recursos: dos puestos de trabajo con funciones de asesoramiento y una plaza de conductor, que serán cubiertos a propuesta del correspondiente exmandatario y que dependerán orgánicamente de la Presidencia de la Generalitat.
Además, la ley también recoge que se pondrá a disposición, en este caso de Puig, de un "local adecuado" para la instalación de la mencionada oficina, la dotación presupuestaria para su funcionamiento ordinario y un vehículo del parque móvil de la Generalitat, además de los servicios de seguridad (escoltas) que se consideren necesarios.
Puig: "Visto en perspectiva, creo que habría tenido que ir a los debates que no fui"
Unas prerrogativas de las que los expresidentes disponen desde el mismo momento de su cese. En el caso de Fabra, por ejemplo, se acogió a las anteriormente citadas excepto a su pertenencia al Consell Jurídic Consultiu, a la que renunció, un camino que apunta a seguir Puig, según el mismo reconoció este lunes en la entrevista concedida en Plaza Radio. Otros como el socialista Joan Lerma, nunca han llegado a asumir ninguna de estas atribuciones.
Se da la circunstancia de que en la etapa de gobierno del primer Botànic, con el PSPV y Compromís únicos socios de gobierno, fue Podem, que apoyaba desde fuera al Ejecutivo, quien puso sobre la mesa 'vaciar' el Estatuto de los Expresidentes al considerar "privilegios" algunas de las condiciones reflejadas. Una propuesta que, tras largos debates y negociaciones, terminó diluyéndose ante la falta de acuerdo con socios y oposición.
La decisión del expresidente de Puig de asumir algunas de las citadas atribuciones reflejan otro movimiento interesante por parte del líder de los socialistas valencianos en su nuevo papel tras no poder revalidar su cargo en las últimas elecciones autonómicas.
El todavía jefe del Consell anunció a su partido semanas atrás su intención de continuar dando la batalla en la oposición, especialmente tras el anuncio de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones generales. Así, Puig ha recogido su acta como diputado y se perfila en un puesto honorífico en Les Corts como presidente del grupo socialista, lo que le permitirá intervenir en debates frente al nuevo presidente, Carlos Mazón, cuando lo crea conveniente. O lo que es lo mismo, el líder del PSPV podrá ejercer como máxima voz autorizada de la oposición siempre que lo considere.
Por otro lado, tal y como informó este diario, Puig también ha mostrado su interés en ocupar una plaza como senador territorial. Una circunstancia que puede permitir al dirigente socialista defender cuestiones relativas a los intereses valencianos como las infraestructuras, inversiones o la reforma del sistema de financiación pero, al mismo tiempo, formar parte de los debates internos del PSOE que tengan lugar en Madrid, especialmente si se produce una derrota electoral de Pedro Sánchez, lo que desembocará muy probablemente en un escenario convulso de sucesión. Cabe recordar que, pese a poder compatibilizar su permanencia en ambas cámaras parlamentarias (Corts y Senado), Puig sólo cobraría uno de los dos sueldos.
Por tanto, el hecho de acogerse a los beneficios reflejados en el Estatuto de los Expresidentes implica que Puig podrá disponer de un pequeño equipo para su funcionamiento (reuniones, participación en actos, relaciones con los medios...) dentro de un contexto en el que el líder del PSPV planea una oposición activa y, habrá que ver, si duradera. Una circunstancia especialmente relevante en un escenario en el que, tal y como informó este diario, la formación socialista atraviesa una situación delicada en lo que se refiere a la escasez de plazas disponibles para la redistribución de cargos del partido que, en muchos casos, llevan ocho años en el Gobierno ya sea en puestos del segundo escalón o como personal eventual.
