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negociaciones postelectorales

Puig se enfrenta a una particular revolución del Consell con el Botànic II

3/05/2019 - 

VALÈNCIA. En los próximos días comenzarán las negociaciones de cara al diseño del futuro Gobierno valenciano una vez consumada en las urnas la mayoría de izquierdas protagonizada por PSPV-PSOE, Compromís y Unides Podem. Una suerte de Pacto del Botánico II que regirá la vida política valenciana los próximos cuatro años y de la que dependerá la gestión de la Generalitat frente a la oposición encarnada en PPCV, Ciudadanos y Vox.

¿Cómo se articulará este ejecutivo? He ahí la gran pregunta. El propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha admitido su deseo de abordar un rediseño del Consell en el que no se descarta un aumento de carteras. Así, el gobierno saliente ha estado distribuido en diez departamentos que, con la entrada de un nuevo socio -Unides Podem-, apunta a incrementarse para dar cabida a todas las fuerzas políticas.

Más allá de cualquier reflexión y concienzuda remodelación, parece complicado que algunas áreas esenciales se modifiquen en exceso. Es decir, seguirá habiendo una Conselleria de Educación, otra de Sanidad y la siempre fundamental cartera de Hacienda. Ahora bien, la estructura general de las competencias sí puede sufrir variaciones.

Para empezar, durante la campaña Unides Podem ha mostrado su deseo de que exista una conselleria destinada al feminismo y las políticas LGTBi, de la misma manera que se han mostrado favorables la diferenciación del área de Turismo, Medio Ambiente y Cultura.

Precisamente sobre esta última, Cultura, varios candidatos han mostrado su unanimidad en que pueda aparecer desgajada de Educación, aunque no son pocos los que se muestran escépticos sobre la idea de gastar un cartucho de departamento diferenciado para dedicarlo a esta área.

Rubén Martínez Dalmau, candidato a la Generalitat de Podem. Foto: KIKE TABERNER

En este sentido, conviene hacer un recuento estratégico de lo que cada partido se juega. En el gobierno saliente el PSPV-PSOE tuvo el control de cinco consellerias mientras que Compromís también dispuso del control en cinco departamentos. Esto dejaba un empate en el ejecutivo que podía deshacer el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como ya hizo con su deseo de adelantar las elecciones autonómicas, algo a lo que Mónica Oltra se negaba.

No obstante, ahora los socialistas han mejorado resultados (27 escaños por 17 de Compromís y 8 de Unides Podem), lo que a su juicio les habilita para aumentar su representación. Contando con que las otras dos fuerzas solo pueden, como máximo, alcanzar conjuntamente el mismo número de carteras, la cifra total refleja ciertas limitaciones. 

Con esta premisa, el PSPV podría gozar de, por ejemplo, siete consellerias mientras que Compromís y Unides Podem tuvieran como máximo las mismas en total o una menos. Es decir, cuatro-dos, cinco-dos o el difícilmente plasmable cuatro-tres. Otro debate que puede dar juego es si la confluencia que lidera Rubén Martínez Dalmau se empeña en solicitar una conselleria que además ostente el rango de vicepresidencia segunda del Ejecutivo, un diseño que ya se dio con el PP de Francisco Camps, que llegó a tener tres de estos cargos.

Mónica Oltra y su compañero de Compromís, Vicent Marzà. Foto: EFE

Por supuesto, ningún representante de los tres -o mejor dicho cuatro, porque Podem y EU concurrieron conjuntamente- quiere hablar oficialmente de esta realidad, pero la negociación apunta a ser dura. Compromís dará salida a tres de sus consellers probablemente: Manuel Alcaraz (Transparencia) ya dijo adiós públicamente; Rafa Climent (Economía) y Elena Cebrián (Agricultura). Ahora bien, la coalición tiene dos plazas seguras cubiertas: Mónica Oltra y Vicent Marzà. Algunos especulan con que Iniciativa pudiera recuperar a Mireia Mollà para el Gobierno aunque se encuentra en pleno concurso por la Alcaldía de Elche mientras que las quinielas en el Bloc -la pata fuerte de Compromís- están abiertas en canal en lo que se refiere a su cuota.

En esta línea, si la coalición valencianista tiene una disminución de la representación podría dejar caer la cartera de Transparencia, un departamento de poco presupuesto y discutible influencia. Lo que sí tiene complicado encaje sería su objetivo de hacerse con la Conselleria de Hacienda, algo que el PSPV no está dispuesto a conceder tras el aumento de su mayoría en el bloque de izquierdas y la importancia de este departamento a la hora de elaborar y distribuir el presupuesto. A partir de ahí, la negociación respecto a cómo se aplica el mestizaje tendrá la palabra de las diferentes opciones con las que juega cada fuerza política.


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