VALÈNCIA. La escalada de tensión entre el Gobierno de Mariano Rajoy y el de Carles Puigdemont prosigue más allá del cruce de confusas misivas entre ambos dirigentes. El presidente catalán ha respondido poco después de las 21.00 horas al ultimátum más rotundo expresado hasta el momento por Mariano Rajoy: el permiso solicitado al Senado para aplicar las medidas del artículo 155. Puigdemont ha aprovechado la misma escenografía que cuando tendió la mano al Ejecutivo para abrir una negociación y encarrilar una salida a la crisis institucional. Una puerta abierta, las banderas europeas y catalana y un tono flemático cargado de reproches pero, dentro de lo posible, sosegado.
En su mensaje televisado, en el que Puigdemont ha utilizado el catalán, el inglés y el español, el president ha lamentado que lo que el pueblo "ha decidido en las urnas, lo anula el Gobierno en los despachos".
"Estamos ante el peor ataque al pueblo de Cataluña desde los decretos del dictador Franco eliminando Generalitat. Y se ha hecho con apoyo del PSOE y Ciudadanos. No podemos aceptar este ataque ni la humillación del Gobierno español", ha dicho.
Tras las valoraciones sobre la reacción del Gobierno al desafío independentista, Puigdemont ha propuesto que la respuesta que se dé se debate en el Parlament para "actuar en consecuencia". La cámara catalana permanece cerrada desde el 11 de octubre, cuando el Govern echó el freno a la declaración de independencia de Cataluña.
En esa cita, Puigdemont se limitó a presentar ante los diputados “el mandato” para que “Catalunya se convierta en un Estado independiente en forma de república”. Sin embargo, prefirió aparcar la declaración para contribuir al "diálogo" y hacer tiempo mientras se empezaba a especular con mediadores que desatascaran el conflicto.