VALÈNCIA. Cada vez son más las familias empresarias que deciden optar por la fórmula de la family office para separar su patrimonio del negocio. Dos son las razones claras para hacerlo: preservar y aumentar las arcas y cohesionar la familia. Estás fueron algunas de las reflexiones expuestas en el desayuno '¿Qué aportan las family offices a las familias empresarias?', organizado por la Cátedra de la Empresa Familiar de la Universitat de València (CEF-UV) que promueven AVE, EDEM, IVEFA e IEF. Moderados por Alejandro Escribá, director de la Cátedra de Empresa de la Universitat de València, profesionales de tres family offices valencianas expresaron su visión acerca de este modelo: Santiago Royo, CEO de Invext Corporation, Elena Lis, directora general del Grupo Pizarro Doce, y Raúl Aznar, socio director de Aznar Patrimonio.
Santiago Royo lidera la family office de Grupo Royo, fabricante de muebles de baños y platos de ducha. A través de este vehículo invierten en áreas como el inmobiliario, la banca privada o las startups. Antes de optar por la profesionalización de este modelo, el fundador y el financiero de la compañía hacían pequeñas inversiones, "rápido y tarde o por intuición". "El negocio familiar es donde todo el mundo hace esfuerzos pero te das cuenta de que con gestión podríamos llegar a tener unas rentabilidades equiparadas a las del negocio si gestionamos bien nuestro patrimonio", apuntaba Royo.
Actualmente son tres personas y los servicios que necesitan los tienen subcontratados. Royo se dedica de forma exclusiva a gestionar el patrimonio familiar. "Yo también compartía actividades con el negocio. Pero cuando estás con la mente partida pierdes velocidad y agilidad, así que decidimos cortar y dejé las funciones del día a día en el Grupo Royo para centrarme en el family office", explicaba.
El CEO de Invext Corporation también de la importancia del orden. "No teníamos un listado de activos y lo primero fue hacer un Excel para recogerlos todos. Hasta el año pasado aún salió uno", señalaba. "Es importante si se ha decidido tener patrimonio fuera del negocio preocuparse y ocuparse". Como recomendación, apuntaba a hablar con otras familias inversoras sobre la cuestión y con las que incluso después se puede coinvertir. En la línea de profesionalizar la gestión también incorporaron dos consejeros externos que les ayudan a balancear posibles desencuentros familiares.
Elena Lis, directora general del Grupo Pizarro Doce, forma parte de la tercera generación de una empresa de exportación de tomate y cítricos. Desde el family office que lidera gestiona inmuebles, residencias, aparcamientos o energías renovables. "Es mejor tener un family office antes de que llegue el dinero, porque esto permite tomar mejores decisiones", señalaba Lis, quien recordaba que las prisas no son buenas. "La gestión profesional de lo que no es la actividad principal es importante para cualquier empresa familiar", insistía. Los tres ponentes coincidían en la posibilidad de subcontratar servicios como la inversión en startups o en activos industriales. "No tienes que tener una gran plantilla".
Lis ve el family office como una forma de preservar el capital y sortear la situación cuando hay un momento de crisis. También señalaba otra de las claves de la inversión: la diversificación en diferentes activos para reducir riesgo. Además, hacía referencia a la posibilidad de financiar proyectos de miembros de la familia, pero recordaba en ese caso la importancia de los consejeros externos. "Es caro tener un family office pero más caro es no tenerlo", señalaba, insistiendo en el objetivo de preservar el patrimonio.
Raúl Aznar, socio director de Aznar Patrimonio, gestiona tanto el patrimonio de su familia como de otras tras constituir un multi family office. "Las prioridades es lo más difícil de determinar a veces, pero a mí me parece lo más sencillo. Es preguntar a la familia qué es lo que quiere", señalaba. Aznar ve necesario elaborar un plan de vida, donde se especifique si el objetivo que se busca es generar rentas, acumular para futuras generaciones y a partir de ahí establecer unos objetivos financieros. "Tienes que decidir si quieres comer bien o dormir bien", equiparaba.
El director de Aznar Patrimonio insistía en la necesidad de separar el negocio familiar del patrimonio familiar, pero reconocía que la oficina familiar bebe de la cultura de la empresa, mientras que en épocas de vacas flacas para la compañía puede llegar la financiación desde el family office. "Desde la empresa bajan dividendos y cultura y desde el family office sube financiación y plan de vida", señalaba.
Aznar apuntaba que un family office no tiene por qué ser una estructura mercantil. "Es una forma de organizar el patrimonio", señalaba."Lo importante es ese nexo de unión y tener un acercamiento profesional a la inversión". Para Aznar es clave que el family office sirva de pegamento con la familia, un punto de reunión y reflexión.