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al otro lado de la colina / OPINIÓN

¿Qué haremos con China?

Al llegar el invierno parece que el mal tiempo diplomático se acerca a este próximo fin de año

15/12/2018 - 

Ya lo dijo Napoleón Bonaparte cuando China despierte el mundo temblará, aunque para sus habitantes, o mejor dicho, para su establishment, cuando el Imperio (creado o iniciado por la dinastía Quin) vuelva a ocupar el lugar central que le corresponde en el mundo se  desquitará de la humillación de la colonización extranjera (los barbaros) de finales del siglo XIX e inicios del XX.

Porque como bien recuerda Julio Aramberri, para trasmitir la opinión que de si mismos tienen los chinos, estos llamaban a su país Zhōngguó, que significa aproximadamente Estado del centro, poder central, por eso el hecho de haber perdido la autonomía o autogobierno y haber estado a merced de otros Estados (países periféricos) durante buena parte del siglo XX supone un hito que para ellos no puede volver a ocurrir.

Ya hemos hablado en varias ocasiones de China, casi tantas como de Donald Trump, pero es que ese país y su evolución no puede dejar a nadie impasible, sobre todo a sus vecinos, y como no, su capacidad de estar adquiriendo la posición geopolítica de superpotencia, que se demuestra dia a dia en las relaciones internacionales, y de eso trata el artículo de hoy, la ultima, o mejor dicho, penúltima prueba del retorno de aquel Imperio Central, esta vez conformado como gran dictadura comunista (aunque algunos no crean que las hay).

Uno de los características esenciales de los Imperios es influir más allá de sus fronteras, los españoles, los británicos, los franceses, los romanos o incluso los norteamericanos han impuesto sus modas así como sus modos y costumbres en el vecindario mundial cuando han ejercido el liderazgo. Frente a las capacidades territoriales de los Estados o Países estándar, es decir el poder ejercer una serie de competencias dentro de su territorio, los Imperios tienen capacidades extraterritoriales, es decir ejercer ciertas competencias o influencias en territorios ajenos, ya sea por amistad o por alianza, o por la simple coerción o intimidación, y la República Popular China con su líder Xi Jinping a la cabeza ha dado ejemplo de ello últimamente.

Uno de estos casos ha sido la venta de armamento por parte de los USA a Taiwán en este 2018, que por parte de China ha encontrado una seria oposición, y que aunque finalmente, después de verano, se ha llegado a un acuerdo de exportación de armas entre Washington y Taipei de varios cientos de millones, no será este de material de última generación, porque se incluyen aviones de transporte C-130 y cazas de combate F-16, que cuentan a sus espaldas con varias décadas de antigüedad; pero sobre todo, y ya fue puesto de manifiesto en la primavera pasada, los USA no iban a vender los cazas furtivos de última generación F-35, con la excusa de no exponerlos al espionaje chino, cuando lo usan o usarán otras 5 Fuerzas Aéreas del mundo al menos (además de los USA, Reino Unido, Australia, Israel, Noruega, Italia), y con un claro trasfondo de dar un paso atrás por parte de los norteamericanos frente al coloso asiático y sus presiones.

Pero el ultimo gran caso de intento de ejercer el anterior concepto de extraterritorialidad, ha ocurrido en este mismo mes de diciembre, cuando en una escala en Vancouver (Canadá) procedente de Hong Kong y camino a México una ciudadana china, Meng Wangzhou, fue detenida a petición de las autoridades USA, que iban a proceder a solicitar su extradición. Hasta aquí nada fuera de lo común, pero inmediatamente el Dragón Rojo (China) se puso en marcha y amenazó en menos de 48 horas a las autoridades del Canadá con “graves consecuencias” llamando a capítulo al embajador canadiense John McCallum.

En este momento y desde hace escasos días la tensión entre los dos gobiernos ha ido en aumento, por lo que parece como si hubiera sido detenido un representante diplomático chino en misión oficial, parecía evidente que estaba siendo una respuesta un poco desaforada, aunque fuera hija del fundador (y directora financiera) de una de las principales empresas chinas, con lo que claro toca hacer un poco de arqueología o análisis de la cuestión para entender el enfado chino. Y claro cuando vemos que los norteamericanos acusan a Meng de violar las sanciones a Iran utilizando una empresa interpuesta llamada SkyCom, ya vamos entendiendo el enfado de Pekín, porque esta detención es poner en tela de juicio su autonomía de vender a quien quiera y como quiera, por parte de su competidor el Tío Sam.

Pero claro, cuando se informa de que las reuniones de una delegación comercial de la canadiense Columbia Británica, en visita a China han sido suspendidas, y cuando a pesar del gesto de la puesta en libertad bajo fianza de la directiva de Huawei, se comunica la detención de dos canadienses por parte de las autoridades chinas, es evidente que ha sido una clara represalia, a pesar de los desmentidos, y ya el tema empieza a evidenciar que hay más trasfondo del que conocemos, y como se diría en argot marinero hay un mar de fondo muy peligroso.

El riesgo (para él que lo desconozca) proviene (entre otros) de como esta primavera pasada se daba la noticia de que el Pentágono prohibía a sus Fuerzas Armadas la compra de móviles chinos (entre los que se incluía la marcada de la señora Meng) por problemas de seguridad y espionaje, porque tengamos claro que al final detrás de todas las grandes empresas chinas está su gobierno experto en el espionaje, y que entre otras lindezas no suele celebrar mucho, por ejemplo, el dia 10 de diciembre, dia de los Derechos Humanos, y eso de las libertades pues como que no.

Y para los que crean que estos avisos, precauciones y llamadas a la ciberseguridad son exagerados, les voy a contar una experiencia personal ocurrida esta misma semana. Estaba hablando con uno de mis hijos, que cursan segundo de bachiller, de historia de España, de Isabel II, del Sexenio Revolucionario, y en concreto del Pacto de Ostende, y ante una duda surgida sobre este acuerdo, le propuse a mi hijo que lo mirásemos en mi móvil en INTERNET, cuando inicio a escribir en el buscador, y pongo simplemente “Pacto”, el auto relleno me lo completa y me da como primera posibilidad genérica, “Pacto de”, y la segunda entrada que me proponía era “Pacto de Ostende” y miren que hay pactos en el mundo y en nuestra historia, como pueden entender me quede estupefacto. Porque una cosa es leer que el asistente personal digital Alexa de Amazon tuvo esta primavera pasada un problema de seguridad y había grabado y enviado una conversación privada, y otra cosa es que le ocurra a uno mismo un incidente como el que les acabo de relatar.

Siento que esta semana les haya transmitido malas vibraciones, con el enfrentamiento inevitable con China, a no ser que quieran vivir al estilo de ellos, con su régimen de libertades, que se circunscriben a la libertad para trabajar sin descanso, y de consumir hasta la extenuación, y de ese otra gran desafío que es la revolución 4.0 y la Inteligencia Artificial, .... abróchense los cinturones.

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