VALÈNCIA. No hace mucho me preguntaba un nuevo cliente qué haría yo en su situación tras ver su cartera. Es un mundo de ruido y cada vez más. Cuesta mucho encontrar voces autorizadas en un maremágnum de información contradictoria que nos bombardea sin cesar. Parece que tenemos tantas opciones aparentemente buenas que decidir se vuelve cada vez más difícil. Repasemos algunas de las cosas que, si estamos en busca de alternativas, nos habrán propuesto.
Una cartera de fondos
Decir esto es no decir nada, la verdad. Es tan vago como hablar de una SA o una SL, ya que sólo hablamos del vehículo cuando lo importante es entender qué hay dentro. Por eso vamos a usar un criterio sencillo para saber de lo que hablamos.
Gestión activa vs. gestión pasiva
Esto es lo primero que tenemos que determinar. Tradicionalmente los fondos en los que invertimos son de gestión activa, para delegar en un grupo de expertos la inversión de nuestro dinero (ya que ellos son, al fin y al cabo, expertos). Sin embargo, los resultados de este tipo de fondos son decepcionantes, si atendemos a los datos: a medio plazo sólo entre el 5% y el 20% consiguen hacerlo mejor que la inversión pasiva, en promedio.
De aquí deberíamos extraer dos conclusiones: invirtiendo en gestión pasiva lo haremos mejor que la mayoría de gestores, y seleccionando la minoría de fondos que baten a los índices tendremos mejores resultados. Son conclusiones prácticas, que nos llevan a algún sitio, porque también hay una lectura diferente: La mayoría de fondos que nos ofrecerán, lo harán peor que sus índices de referencia. Pero queremos ser prácticos, no enfadarnos.
¿Cómo invertir en gestión pasiva?
La gestión pasiva es la que utiliza instrumentos que replican a los índices a un coste un 80% inferior a las comisiones de gestión de los fondos activos. Estos instrumentos son mayoritariamente ETFs. A partir de aquí, hay distintas formas de abordarla que suelen diferenciarse en la manera de construir carteras de ETFs, normalmente basadas en el perfil del cliente para repartir los pesos entre distintos activos adecuadamente.
A nosotros, como inversores, nos resulta una alternativa excelente para el centro de las carteras. El método que utilizamos mantiene las carteras en tendencia y tiene en cuenta las correlaciones entre los distintos activos para minimizar los accidentes.
¿Qué gestores activos baten a los índices?
De nuevo, lo mejor es acudir a los datos. Y los datos dicen que los gestores activos que consiguen batir a los índices consistentemente son pocos, muy pocos, pero tienen algo en común: sus carteras tienen pocos valores que se encuentren en los índices. En otras palabras, hacen su trabajo y seleccionan una cartera de acciones o bonos en función de su infravaloración, de su capacidad de crecimiento, etc. pero no simplemente por su pertenencia a un índice.
Es importante recalcar que una cartera de este tipo no necesariamente batirá a los índices, pero sí al contrario: la mayoría de fondos que baten a los índices tienen este tipo de cartera. Y estos son precisamente los que debemos buscar.
Fondos de autor
Se trata de fondos cuyas inversiones reflejan la idiosincrasia del gestor, normalmente uno solo o con poco equipo. En un mundo donde el 80% de los fondos no superan sus índices de referencia en el medio plazo, el gestor estrella aparece como la solución a una industria cargada de gastos. Es una clase particular de los anteriores, pero no garantizan batir a los índices (lo que sí garantizan es descorrelación respecto a ellos).
Hasta aquí la primera clasificación que debemos tener en mente. Nosotros apostamos por un centro de la cartera de bajo coste que nos garantiza diversificación y mejorar a la industria, rodeado de fondos que construyen su cartera de manera independiente con un buen histórico.
Realmente no. Para nosotros, una vez hemos construido la parte líquida de la inversión es momento de construir la líquida. En un mundo con los tipos de interés al 0%, si queremos obtener una rentabilidad aceptable hemos de saber intercambiarla por liquidez, en lugar de por riesgo (que es lo habitual). ¿Y esto cómo lo conseguimos? Añadiendo a nuestra cartera fondos que inviertan en economía real: empresas no cotizadas y sector inmobiliario.
Fondos inmobiliarios
Especular es básicamente comprar algo a un precio y tratar de venderlo más caro. Si además nos financiamos para comprar, un mayor riesgo acaba amplificando el resultado (para bien o para mal). Esto, en principio no nos interesa. Nosotros queremos comprar un activo, agregarle valor y venderlo con un beneficio.
Los fondos inmobiliarios pueden comprar suelos y convertirlos en urbanos, promocionar suelos urbanos, rehabilitar inmuebles y gestionar sus rentas. Todas estas son las partes de la cadena de valor del sector, y existen fondos que se dedican exclusivamente a canalizar inversiones para esto: una alternativa mucho más segura que comprar un inmueble en directo, además de más barata y sencilla.
Fondos de empresas no cotizadas
Podemos invertir en compañías no cotizadas directamente o hacerlo indirectamente, mucho mejor. Nuestra cartera puede dedicarse al crecimiento, a la reestructuración, a la consolidación de sectores...
Otra forma de invertir en economía real es a través de los fondos de deuda: después de analizar la compañía a placer, como en el caso anterior, prestamos en lugar de tomar capital. Los tipos son altos y nuestro control de la compañía también, a diferencia de la tradicional renta fija.
En resumen
¿Qué haría yo? Sin duda, dedicar al menos el 50% de la cartera a alternativas de inversión en economía real, muy poco influidas por el mercado financiero y con excelentes históricos. Y al menos un 30% en alternativas líquidas, utilizando una cartera diversificada de ETFs como centro y fondos de alto active share alrededor. Una cartera no termina en el mercado financiero, y menos en un entorno como el actual de valoraciones récord.
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office