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el tintero / OPINIÓN

Quememos todos juntos el coronavirus

Hace unas horas vimos en directo gracias a las nuevas tecnologías como se quemaba la falla municipal ubicada en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia, una mezcla de incredulidad, tristeza y esperanza me asoló, imagino que como a miles de valencianos.

18/03/2020 - 

La madrugada del lunes 16 al martes 17 de marzo de 2020 se quemó la falla municipal como ya se había dicho, sin previo aviso y con la única presencia de bomberos y policías. Miles de valencianos pudieron seguir esta extraña y particular cremà gracias a las tecnologías y un perfil que emitía desde YouTube. La escena era terrible, un lunes húmedo y lluvioso que debía haber sido el de inicio de las Fallas 2020 con todo lo que ello conlleva, se convirtió en el lunes de la cremà sin público, sin alegría, con una enorme tristeza no sólo para quienes formamos parte de una comisión fallera y vivimos con intensidad las fiestas josefinas sino para todos los valencianos y probablemente muchos españoles. 

Esta situación debe servir para que, tanto a nivel individual como colectivo, se recuperen valores y actitudes que estaban en el cajón del olvido, desterrados y algunos incluso mal vistos, por ejemplo, la caridad y la solidaridad entre todos los españoles, todos, sin distinción. Ojalá borremos esa terrible tentación a sentirse superior a otros. Una forma habitual de sentirse mejor es con esa popular expresión que todos utilizamos en algún momento: “no es que sea ni mejor ni peor, es distinto”. Algo que perdonen, pero suele esconder, con cierto disimulo, la idea de “lo mío siempre es mejor”. Recuperemos un sentimiento de unidad nacional, para siempre y hoy más necesario que nunca. 

Los andaluces deben sufrir viendo como las Fallas se queman en la triste soledad y el anonimato de la ciudad desierta y los valencianos debemos sentir pena porque la Semana Santa de Sevilla no vaya a llenar las calles de pasos y palios, a llevarnos a muchos a disfrutar de las imágenes más bellas de nuestra imaginería por las calles de las ciudades españolas, y todos debemos pensar que si no hay San Fermín, no sólo en Pamplona llorarán, todos los españoles nos sentiremos huérfanos de esa gran fiesta donde además se acogen a la protección del santo con el popular cántico que estos días circula en redes. 

La fiesta de la Fallas que hoy tendría su nit del Foc y estaría como siempre deslumbrando al mundo con su colorido, su humor, su arte, su música, su originalidad y tantas y tantas manifestaciones de cultura y belleza, encierra un significado en su momento final, la cremà. La idea de reunir todo lo viejo y lo malo, eso que relata el famoso ‘Cant de l’Estoreta’, para quemarlo, eliminarlo, borrarlo de nuestra vida y renacer con buenos sentimientos, con nuevas ideas, con ilusión en una preciosa metáfora con la llegada de la primavera, donde las flores llenan de color nuestros campos y donde de alguna forma la vida se abre más si cabe, aunque los valencianos gozamos de una casi sempiterna primavera. Por ello en estos momentos es importante que recordemos la importancia de cumplir estrictamente con todas las normas y aún más, de marcarse unos propios protocolos de seguridad, control, higiene, etc. para entre todos quemar al covid19, quemar y dejar en cenizas este virus que ha llegado para alterar nuestra vida de manera global pero que debemos confiar en que habrá una primavera que nos devolverá a la vida plena. 

El CornàVirus

Y entre toda esta crisis mundial, que cada persona lleva como puede, como sabe y con la ayuda de familia y amigos, el otro día recordaba el impacto económico, social, cultural y emocional que también ha sufrido el universo taurino, justo cuando empezaba la temporada con las ferias más importantes: Magdalena en Castellón, Fallas en Valencia, Feria de Sevilla y un largo etcétera de ciudades, incluidas las de Francia que iban a celebrar sus tradicionales festejos, todo ello también supone una grave crisis en ese mundo del toro, esto si que es una cornàvirus. En estos días podemos pensar la capacidad de esfuerzo, superación y lucha de los toreros que, tras cada cornada, muchas de ellas gravísimas, se superan y se recuperan con un espíritu de sacrificio y una disciplina encomiables. Estos días debemos intentar aprender de ese tipo de actitud vital para llevar con mayor honra esta complicada situación para todos. 

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