El chileno Roberto Matta pintó Invasión de la noche con más de tres décadas de antelación, pero ilustrar que la oscuridad puede interrumpir hasta el sueño más profundo, es una impresión que transciende en el tiempo.
VALENCIA. Durante los años 60 nació un nuevo movimiento cultural, la Nueva canción chilena, que buscaba una sociedad más justa cantando a la clase obrera, pero el golpe de estado de Augusto Pinochet en 1973 supuso su fin en el país latinoamericano. También el del gobierno socialista de Salvador Allende. Las reivindicaciones se trasladaron al exilio, como parte de la población. La que permaneció en el país quedó enterrada en el terror del exmilitar durante diecisiete años de dictadura.
El grupo Quilapayún fue referente de la corriente musical desde 1965 y después de medio siglo de vida pasarán de gira por Valencia para que resuene el eco del folklore tradicional latinoamericano y las líricas de compromiso social. Este martes, la Feria de Julio celebrada en el Jardín de Viveros acogerá a los integrantes de la banda, que compartió canciones y escenario con el inconfundible Víctor Jara.
Durante el exilio, Francia fue su casa, pero para ellos España es otro hogar. “La gente en nuestros conciertos canta, ríe y llora”, cuenta Carlos Quezada, “sentirse como en casa es el mejor regalo”. Los chilenos han sido homenajeados por todo el mundo y la última vez que vinieron fue el año pasado en el festival Mar de músicas de Cartagena, un único concierto que les dejó con ganas de volver.
Desde sus orígenes en el trío Julio Carrasco, Julio Numhauser y Eduardo Carrasco; Quilapayún no ha abandonado sus fundamentos. Nació defendiendo el reparto de las riquezas nacionales y la independencia como nación a través de ritmos e instrumentos autóctonos. En la actualidad, el compromiso con la clase trabajadora sigue intacto, pero afirman que también buscan enriquecerse de las alianzas con la nueva generación de músicos. Además de su fiel fuente de inspiración, sus raíces, Fernando Carrasco admite que jóvenes compositores, cineastas y poetas les aportan temas de interés y nuevos puntos de vista.
El repertorio que tienen preparado para la noche de Viveros ha sido tema de discusión, comentan entre risas. Canciones recientes compartirán escenario con emblemas como 'La Muralla', fragmentos de 'Cantata de Santa María de Iquique' o la versión de 'Plegaria a un labrador' de Jara. Con esta última han abierto los conciertos desde hace años, es un homenaje al cantautor y amigo que murió en un asesinato planificado por el régimen de Pinochet. Crimen que ha sido condenado y atribuido al exmilitar chileno Pedro Barrientos, lo que fue recibido por el conjunto con una enorme alegría. Aunque critican la impunidad de más responsables y la lentitud, es una indudable victoria para ellos, su familia y el pueblo chileno.
Quezada confiesa que cuando volvía a Chile e iba a una de sus cafeterías preferidas, veía las caras de los responsables de la muerte del compositor por todas partes. Se lamentaba que Chile construyera la democracia sobre el sufrimiento exento de justicia de miles de familias.
Los integrantes de la banda coinciden en que luchan musicalmente con el imperialismo de otras culturas “haciendo lo nuestro”. Es una música viva con la que reivindican las raíces y la lengua a las que pertenecen, opina Hugo Lagos. No se oponen al talento de otros países, lo que no permitirían es que su música no pueda ser escuchada. Su fundación estuvo marcada por el rechazo de los canales tradicionales, radio y televisión, por lo que cantaron en aulas universitarias y recintos sindicales. Fueron marginados al cantar sobre su realidad y afirma Quezada que tuvieron que “hacer camino al andar” como diría Machado. Su historia recuerda a Raimon, quien también entonó sus letras en las universidades de la Comunitat, y que con los años, más bien con el cambio de gobierno, su carrera ha sido finalmente reconocida. Hernán Gómez bromea con que mientras otros utilizaban pseudónimos anglosajones y se llamaban Patty y no Patricio; ellos se bautizaban en mapuche, Quilpayún significa tres barbas.
Pese a que aluden siempre a su patria, no se reconocen dentro de las fronteras físicas o políticas. Su distintiva 'Cantata de Santa María de Iquique' canta a los hombres que murieron en la Masacre de la Escuela Santa María en 1907. La dura represión de una huelga de trabajadores, donde murieron más de 2.000 de chilenos y bolivianos. Una de sus marcas, compuesta por Luis Advis, no distingue entre un pueblo u otro, llora la muerte de trabajadores del salitre.
El folklore tradicional, el contenido social de sus letras y la búsqueda de una elaborada composición musical les hace coincidir en que son más que música protesta, es una música comprometida con la justicia pero no es una queja continúa. Lagos sugiere que “decir que la 'Cantata de Santa María' es una canción protesta es una aberración” por el tratamiento estético y porque es una obra clásica que sigue normas muy cuidadas. Con el mismo espíritu crítico, Gómez apunta que el Rap y su expresión por parte de las nuevas generaciones ayudan a expandir esta función de vigilancia a través del arte. Miran al pasado y reconocen que en sus principios cantaron y versionaron a artistas de la protest song como Bob Dylan. Carrasco apunta que es la respuesta del público quien marca el sentido de una canción, “el significado lo hace la gente, quien la canta”. No es solo denuncia, también es una llamada a la unión.
internacionales En España, el grupo ha sido la banda sonora de Unidos Podemos. Ellos se enorgullecen de que sus canciones “vuelen”, siempre que aterricen en movimientos democráticos, pero no se pronuncian sobre las diferentes alternativas políticas que les reproducen. “Nosotros las dejamos sobre la mesa y que las coja quien quiera”, añaden. La izquierda iraní o japonesa también se ha hecho eco de su sensibilidad artística. Carrasco afirma que su repertorio sirvió para unir al pueblo chileno tras el devastador terremoto de 2015 y traspasó el ámbito político. El legado que han construido los sudamericanos se entiende según el contexto y las canciones continuarán creciendo como “los hijos” que son.