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DELESTE FESTIVAL 

Quique González: “A veces a los músicos nos falta un poco de conciencia de grupo, de defender lo nuestro y ser un poco más valientes”

Quique González presentará su nuevo disco en el Deleste Festival, que el 4 y 5 de noviembre celebrará una nueva edición en La Rambleta

27/10/2016 - 

VALENCIA. Dice Quique González que las canciones son “las dueñas de todo esto, las jefas”. A principios de año logró juntar una decena de ellas y las empaquetó bajo un mismo título, el décimo de su carrera: Me Mata Si Me Necesitas; un disco “marcado por lo personal, por la pérdida de mi padre y estar enamorándome de alguien a la vez”. En apenas dos semanas estará ofreciendo algunas de esas canciones, junto a su repertorio más habitual, en la nueva edición del Deleste Festival (La Rambleta, 4 y 5 de noviembre). “Los músicos no solemos elegir mucho dónde tocar: tocamos donde quieren que toquemos”.

Pensando bien cada respuesta, incluso mientras las construye, González responde muy tranquilo al otro lado del teléfono que le distorsiona la voz. “Ya me gustaría a mí tener la voz que tiene Ray LaMontagne”. La pausa no evita que dé algún paso en falso en el camino hacia las respuestas, pero corrige siempre a tiempo y no la emplea para esconderse dialécticamente. “Vivimos en un país en el que a los actores y a los directores de cine se les escupe por la calle”, explica en la antesala de la autocrítica; la propia (“en Avería Y Redención creo que tendría que haber hecho algunas cosas de otra forma”) y la colectiva: “los músicos nunca hemos sido demasiado corporativistas, por naturaleza, y es cierto que a veces nos falta un poco de conciencia de grupo, de defender lo nuestro y ser un poco más valientes”.

Con cierta perspectiva ya, porque el disco salió hace algunos meses ya, ¿cómo está yendo la presentación en directo?

Estamos muy contentos. Llevamos casi 40 conciertos y hay mucha química en la banda, con Los Detectives y la incorporación de Nina. Tanto en las presentaciones del disco como en algunos festivales que hemos hecho este verano ha funcionado muy bien con el público y con nosotros; creo que transmitimos algo bueno, y las canciones del disco nuevo han encajado con el repertorio también.


Has comentado que ya habéis tocado en festivales, y en 15 días estaréis en el Deleste (La Rambleta, 4 y 5 de noviembre). ¿Dónde te encuentras más cómodo?

Creo que es más agradecido tocar para la gente que paga una entrada por verte. Los festivales, depende del tipo del festival, pero al final estás ofreciendo una muestra de lo que eres y de lo que tienes. Una presentación en sala es más completo, más pequeño, más íntimo y más directo, y creo que encaja más con lo que yo hago; lo que pasa es que a mí lo que me gusta es tocar, tocar en festivales, en festivales, en salas, en clubs y en la calle. Los músicos no solemos elegir mucho dónde tocar: tocamos donde quieren que toquemos.

Después de la pausa que dan los meses, ¿estás igual de contento que al principio con el resultado del disco?

Sí. Igual de contento que cuando salió; entonces tienes miedo, por saber si le va a gustar a la gente o no, pero sí. Creo que ha encajado muy bien con el repertorio anterior y es un disco sin trampa ni cartón, es lo que somos como banda y como músicos. Es lo que se escucha en el disco: cinco tíos tocando en una habitación. Me gusta también cómo han ido creciendo las canciones en directo, porque cuando grabas la canción la has tocado muy pocas veces, pero después de cuarenta conciertos ves que la banda sigue viva y que siguen pasando cosas en el escenario. Me hace pensar que el disco tiene una vida propia, y espero que larga y duradera.

Has cambiado algunas cosas para este disco. La principal, quizá, sea la figura del productor. ¿Por qué decides optar por Ricky Falkner después de dos discos con Brad Jones?

Lo decidí por hacer algo distinto. La suerte que tenemos en este oficio y en sacar discos es que hay mucha gente con talento con la que querrías trabajar; bueno, ojalá hubiera mucha gente como Ricky, Brad o Carlos Raya, tan buenos. Me gusta cambiar y poder aprender de cada uno. Si cambias la forma y el equipo, y el estudio, es más fácil que hagas un disco un poco distinto al anterior, que es la intención que tenía. Tuve la gran suerte de tener esa experiencia en Nashville, y me encantaría volver, pero ahora me gusta grabar aquí, con mi banda, y darle continuidad a este grupo de músicos y personas que son Los Detectives.

Ricky Falkner toca con muchísimos músicos, pero es que en realidad hasta hace dos días estaba tocando con Standstill. ¿Hasta qué punto es importante a la hora de grabar que el productor pueda ser, o sea, un músico más?

El productor es un poco maestro, es un poco gurú. Un poco madre y padre en la grabación. Es el capitán del barco. Ricky es un tipo muy sensato también y, viéndole en sus colaboraciones con otras bandas, te das cuenta de que no desnaturaliza a nadie; todo lo contrario, potencia lo mejor que tiene cada banda sin dejar de pensar en ellos ni convertirles en algo que no son. Maneja muy bien los grupos de personas y es un placer trabajar con él.

 

Has dicho que te gusta cambiar. Durante algún tiempo cambiabas bastante de discográfica.

Los problemas que tenía con las discográficas desaparecieron hace bastante tiempo… Hombre, siempre vuelven a aparecer de una u otra manera (risas). Pero estoy muy tranquilo con esto, porque lo pasé realmente mal en alguna de las etapas con conflictos con discográficas; en los últimos 10 años estoy muy contento, no tengo ningún problema en ese sentido. Me hace la vida más fácil y poder pensar en la música, que es mi trabajo de verdad.

Para Kamikazes Enamorados creaste tu propia discográfica ad hoc.

Sí, de hecho sigue la marca y coeditamos. Estamos en el sello de Cultura Rock con Varsovia Records.

En tus comienzos, en 11 años publicaste 8 discos (contando el directo). Ahora, hay 3 años entre Me Mata Si Me Necesitas y Delantera Mítica (2013), y cuatro entre Delantera Mítica y su antecesor, Daiquiri Blues (2009). ¿Espacias más los discos de un tiempo a esta parte?

No, creo que no. Publicas, sales a tocar y normalmente estás un año y medio o dos años con la gira, y si has trabajado esas canciones durante ese tiempo lo lógico es volver a pensar en hacer otro disco. Me gusta mirar hacia delante y estar escribiendo canciones aunque sólo sea por placer, porque me gusta hacerlo; cuando yo creo que tengo las suficientes canciones buenas como para pensar en hacer el disco, pues me pongo a ello, pero el disco no lo marco yo, lo marcan las canciones que tengo. Hasta ahora, en casi 20 años he hecho 10 discos, así que las cuentas salen fáciles.

Es decir, no es como Depeche Mode, que funcionan matemáticamente en ciclos de 4 años desde los 90.

No, claro. Si no tuviera las canciones, no lo hubiera hecho; o si no tuviera canciones que creo que están a la altura de lo que he hecho. Las canciones son las dueñas de todo esto, las jefas.

“Hacer algo que esté a la altura de lo que he hecho”. ¿Dirías que este disco es tu mejor versión?

Para mí siempre es el último siempre es el mejor porque es el que mejor refleja ese periodo, como un álbum de fotos de esos dos años que hablábamos antes, por ejemplo. No soy lo suficiente objetivo como para verlo. Para mí sí que estaría entre los discos favoritos que he hecho; ahora mismo está, por lo menos, a la altura de los otros que más me gustan. Me encanta que haya gente que pueda pensar eso, porque es el décimo y cada vez es más difícil sorprender o emocionar. Cada vez estás más visto.

¿Cuáles son los que más te gustan a ti?

Creo que Kamikazes es de los que más me gusta, y Delantera Mítica. También Avería Y Redención, que creo que tendría que haber hecho algunas cosas de otra forma.

 

Yo lo que sí creo es que este disco es el que mejor equilibrio ofrece entre todas las versiones pasadas y presentes de Quique González.

Sí, estoy de acuerdo con esa apreciación. Me parece que es un buen viaje por muchos estilos que me interesan, que quiero y que me gustan. Aunque haya pasado por alguno de esos sitios, está bien condensado y se puede ver la música que me interesa; hay folk, hay blues, hay rock and roll, hay toques de soul y de pop británico, aunque no sea lo que más me interese. La suerte que tuve es que el repertorio salió fluido y las canciones iban viniendo una tras otra naturalmente; ellas han sido las que han condicionado que esto fuera así. El tipo de canción es un buen resumen de lo que escribo y de lo que sé hacer, creo.

Quería hacerte una pregunta sobre Ray LaMontagne. Siempre he visto algunos paralelismos entre los dos…

Me encanta que lo veas así, y ya me gustaría a mí tener la voz que tiene Ray LaMontagne. Me gusta y me interesa mucho a todos estos tipos: a él, a Ryan Adams, a algunos que no son tan conocidos pero igual de buenos, como Tim Easton… Son referencias para mí.

Has dicho que ya es difícil sorprender. ¿Te ves haciendo un disco como el que hizo Ray LaMontagne con Dan Auerbach, mucho más abierto al pop?

Yo creo que cada uno tiene que hacer su propio disco. Me metería en eso si me emocionara, y si viera que puedo hacerlo bien y dignamente, y con alguien con quien entienda, pero no está dentro de mis próximos planes.

He leído bastante lo de que este es tu disco más personal. ¿Crees que confundimos un disco personal con un disco más duro a nivel de letras como es este? Yo veo todos tus discos igual de personales.

Sí. Yo también. De eso se trata, de rascar en tus emociones y en tus sentimientos y contarlo en una canción. Son igual de personales todos porque todos son un reflejo de quién era yo en el momento de escribir cada canción. Cuanto más te expones y explícito eres, más parece que estás siendo más directo y menos críptico, y que estás hablando de ti desde un sitio que te representa más porque parece que cuando expones ese dolor es más significativo.


Hay una dicotomía bastante evidente en toda la imaginería y las letras del disco. Y me parece destacable que las dos canciones con mayor carga emocional estén al final del disco. ¿Es deliberado?

Sobre todo la última, ‘La Casa de mis Padres’, no podía ir en otro sitio por el drama que tiene ya dentro y lo que tiene de carta de despedida; por lo que representa esa canción para mí también. Queríamos hacer que el disco tuviera dos caras, aunque ya no se escuchen los discos así. Nosotros somos unos románticos y sentimentales, y nos gusta pensar en los discos todavía; quisimos que hubieran dos caras y estuvieran compensadas las dos. Siempre hago miles de órdenes y listas en todos mis discos, y en este no lo hice; fue el técnico de grabación del disco el que hizo este orden, me lo envió y ni siquiera probó otro porque no pensaba que pudiera ser de otra manera. Y no hice ni una sola lista por primera vez en mi vida.

También es cierto que la parte menos alegre del disco se mete también de vez en cuando en la otra cara. Por ejemplo, ‘Sangre en el Marcador’ es la tercera canción, y ahí ya hay un “te juro que estoy mejor”. Cuando uno lo tiene que jurar es que no está mejor…

No, no. Tiene toda la mala leche que tú percibes ahí. Es una forma de justificarte, evidentemente no es literal; no es una canción festiva ni de celebrar una recuperación, porque las imágenes de las que habla en las estrofas no son muy felices, aunque haya algunas que tengan luz.

Si salimos de lo musical, existen determinadas figuras a las que parece que es más sencillo preguntarles por política. Tú eres una de ellas. ¿Te gusta hablar de política?

Tendríamos que naturalizarlo un poco. Parece que la gente intenta evitar conflictos o que les vean de una determinada manera por expresar sus ideas. Me parece que tendríamos que hacerlo todos un poquito más, y eso no significa que seas un artista panfletario. ¿Por qué no? Soy un ciudadano normal como cualquier otro y todos deberíamos poder hablar de política de una forma natural, no tiene por qué haber un conflicto. Lo que pasa es que hay gente que no dice que es de izquierdas porque piensa que igual tiene un público de derechas que va a perder si lo dice, pero no sé, yo nunca he pensado en esto. Está claro en qué lado estoy y no tengo por qué esconderlo.


 

Todo lo contrario que los actores, que no aparentemente tienen ningún problema en pronunciarse.

Vivimos en un país en el que a los actores y a los directores de cine se les escupe por la calle. Ojalá los músicos tuviéramos cierto corporativismo que tienen los actores para luchar por lo suyo y por su oficio, y por su gente; ojalá los músicos lo tuviéramos también y la valentía como colectivo que tienen ellos. Los músicos nunca hemos sido demasiado corporativistas, por naturaleza, y es cierto que a veces nos falta un poco de conciencia de grupo, de defender lo nuestro y ser un poco más valientes.

Más o menos como los periodistas…

Hay determinados oficios en los que igual nos miramos demasiado el ombligo a nosotros; pensamos demasiado en lo nuestro, en lo de cada uno, y muy poco en lo de todos, en lo que compartimos. Lo de los periodistas es una cosa bastante más grave, porque la independencia es una de las principales virtudes que tendría que tener un periodista. Y lo vemos todos los días, los medios de comunicación están absolutamente politizados y vendidos a las grandes corporaciones.

Por cierto, ¿te ha salido menos político o social este disco que el anterior?

Es que el anterior quería que tuviera ese tono y las canciones que me salían lo tenían. Este último disco está más marcado por lo personal, por la pérdida de mi padre y estar enamorándome de alguien a la vez… Es sobre cómo tienes que vivir con la pena y la alegría. Es más intimista. El anterior era más social, y no significa que me deje de interesar.

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