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el dedo en el ojo

Raquel Sánchez, la ministra que no acaba de despegar

La exalcaldesa de Gavà, que sucedió a Ábalos en la cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, decepcionó las dos veces que se presentó ante los valencianos para hablar del Corredor Mediterráneo y de Cercanías

| 12/02/2022 | 8 min, 9 seg

VALÈNCIA.- Cuando Pedro Sánchez, en julio de 2021, decidió dar un giro al Gobierno o al partido —nunca se sabe si fue primero el huevo o la gallina— dispuso que en el Ejecutivo se integrara el municipalismo. Las que eran alcaldesas de Puertollano, Gandia, y Gavà se encontraron con el premio gordo, así, a lo loco,  de la noche a la mañana. Sin capacidad si quiera para asimilar un salto tan brusco. De las tres, Isabel Rodríguez era la que más experiencia tenía, algo que se nota en las ruedas de prensa que ofrece, como portavoz, tras el Consejo de Ministros de cada semana. Diana Morant, la que menos, pero está sorteando con cierta solvencia estos meses que lleva dirigiendo el departamento de Ciencia e Innovación. Y luego está la catalana Raquel Sánchez, quien debió asumir la extraordinariamente compleja cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Un reto exigente. Mucho. Y que no acaba de superar, pues parece que aún está buscando las herramientas adecuadas para hacerlo. Un periodista que conoce la trayectoria de Sánchez cuando ejercía de alcaldesa en ese municipio del Baix Llobregat asegura que le falta tiempo para poder demostrar su valía pues, insiste, que está preparada. Aspecto en el que coincide otra fuente consultada. Es una sensación compartida por los que hemos analizado su breve trayectoria ministerial. No que esté preparada, que veremos, sino que aún está como aterrizando en el Paseo de la Castellana, 62. El problema es que quedan menos de dos años de legislatura y, de no darse prisa, a lo peor, no le da tiempo a despegar. 

Sobre la mesa parece una persona que, dado lo barato que está llegar alto en la política, es de las que está, quizá, por encima de la media o en la misma. Siendo primera edil de un municipio que es el prototipo de ciudad del área metropolitana de Barcelona. Sánchez lidió con anteriores intentos de ampliar el aeropuerto del Prat, defendiendo que se abordara evitando las molestias que se pudieran producir en barrios de la localidad. No era una preocupación medioambiental sino vecinal. Por otra parte, los ecologistas sí se pusieron de uñas con un proyecto con el que tuvo que continuar al venir de tiempo atrás: el Pla de Ponent, una de las mayores operaciones urbanísticas de Cataluña con 4.800 viviendas. En el proyecto se cuidaron los espacios naturales para convertirlos en parques públicos pero hubo contestación. Eso sí, el ‘marrón’ se lo debe comer la alcaldesa que ocupó su puesto. 

Como alcaldesa de Gavà también declaró su municipio como área tensionada y reguló el precio de los alquileres. En estos momentos, a la hora de entregar este artículo, aún queda por resolver la aprobación de la Ley de Vivienda y de la regulación de zonas tensionadas.

También, como buena primera edil, era muy reivindicativa en cuanto a que se hicieran inversiones en transporte público en su municipio. En concreto, pedía la mejora de la conexión entre Gavà y Barcelona en un proyecto llamado Metro del Delta. Pues lo primero que hizo al llegar al Ministerio fue retomar, en el marco del nuevo Plan de Rodalies 2020-2030, los estudios para la construcción del Metro del Delta, una nueva línea de Rodalies que unirá Cornellà con Castelldefels. La licitación está ya por el estudio del trazado. Diez años después de salir del cajón, como publicaba en julio del año pasado La Vanguardia.

A LA MINISTRA LE GUSTA MUCHO PRESUMIR DE PREVISIONES Y LICITACIONES EN EL CORREDOR MEDITERRÁNEO, PERO LA REALIDAD ES QUE SIGUEN LOS RETRASOS

Diario que junto a los de la Comunitat Valenciana, como Valencia Plaza, of course, ha publicado innumerables referencias al Corredor Mediterráneo, asunto vital para los intereses económicos valencianos como defiende el lobby Ave, cuyo encuentro empresarial sirve de chequeo sobre el estado de la infraestructura y que provocó el ‘bautizo’ de Raquel Sánchez con la sociedad valenciana y sus reivindicaciones, aunque el acto se realizara en Madrid. Sánchez se presentó el 11 de noviembre ante una audiencia harta de los retrasos en las obras que deberían culminar, en gran parte, en cuatro años. Y su intervención fue, por ser magnánimos, manifiestamente mejorable. O no sabía dónde iba, o no se lo preparó bien su cohorte de asesores. 

Estuvo imprecisa, superada por las preguntas y reclamaciones, y acertó, a duras penas, a decir que Almería estará conectada con la frontera francesa entre 2025 y 2026 a través de esta conexión ferroviaria. Intentó sin éxito complacer a la audiencia con las inversiones previstas y las licitaciones realizadas, que no se plasman en ejecuciones reales y ‘sonantes’. Lo más curioso es que al día siguiente, el comisionado del Gobierno, repito, del Gobierno, para el Corredor, el profesor Josep Vicent Boira, en entrevista concedida a 99.9 Plaza Radio, aseguró que con esa fecha se refería a la prestación del servicio en ancho internacional, no al final de las obras. Es decir, no a que estaría el túnel pasante de València y la doble vía a Castellón. Sánchez hizo pues ‘un Ábalos’, o ‘un De la Serna’, ministros que la precedieron y que también se columpiaron en actos del Corredor con fechas y promesas. Seguramente si este incumplimiento llegara al corazón de los ciudadanos, la falta de concreción y de promesas vacías que lanzan los responsables de esa área serían castigados con dureza en las urnas. Pero no es así. 

Ahora bien, sí que hay un asunto que pega de lleno a la ciudadanía. El servicio de Cercanías. Y por ahí, el PSPV sabe que aunque el deterioro viene de lejos, sobrevenido por años de desprecio por parte del Ejecutivo central en manos del PP, la pelota ya lleva bastante tiempo en el tejado socialista, como para que la defensa se sustente en la herencia recibida. 

Desde que Pedro Sánchez llegara a Moncloa, los planes de choque se han sucedido en aras de revertir el tercermundista servicio que ofrecen Renfe y Adif. Bajo la supervisión de José Luis Ábalos, su secretario de Estado en esta materia, Pedro Saura, ahora disfrutando de un ‘retiro’ dorado en Paradores, se atrevió a insultar a los usuarios proponiendo una serie de medidas que, grosso modo, consistía en abrir cuentas de Twitter para anunciar con tiempo cancelaciones y devolver el precio del billete en determinados casos. También prometió más maquinistas. Pero se debieron perder en el AVE. 

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Como aquello no funcionó, y ante las protestas de los que se atreven a subir en esa aventura ferroviaria, pero sobre todo y seguramente porque Compromís había hecho bandera del asunto, Puig llamó a Sánchez, a la ministra, para que presentara urgentemente otro plan de choque ante la indignación del pueblo y, también, la institucional. Nadie esperaba que en su visita a València la titular de Movilidad aplacara los ánimos, pero su comparecencia ante los medios fue, aquí no se puede ser magnánimo, vergonzosa. De entrada, porque presentó un plan sin ninguna medida para mejorar el servicio de Cercanías. No es broma, no es un fake.

Sus explicaciones pasaron por echar las culpas al Partido Popular, para, a continuación, alardear de haber licitado en dos años más que en la legislatura anterior. En concreto, hasta ochocientos millones en dos años en Ferrocarril, que no en Cercanías. Claro, luego una periodista, Laura Ballester, de Levante EMV, le hizo ver que eso no colaba y tuvo que decir que se refería a obras del AVE, que mejorarían las Cercanías en un futuro. ¡Ay! el futuro. Pero ni por ahí, porque, encima, estaba hablando de licitaciones, no de ejecuciones.

Además destacó que iban a poner informadores en las estaciones y abrir una gran campaña de publicidad en «radios locales». Por si acaso, dijo, se dispondrían autobuses en caso de que el servicio no funcionara. Tremendo. También dijo que iba a haber más maquinistas y se reorganizaría a los que hay en España. La ministra aseguró que en junio se recuperará el servicio como antes de la pandemia, es decir, en un servicio deficiente; lo que no dijo es que será junio porque no será hasta esa fecha cuando recuperen y se incorporen nuevos maquinistas. 

Todo ello nos lleva a presentar un balance de Sánchez con respecto a la Comunitat Valenciana cuando menos decepcionante. Lleva poco tiempo y quizá por ello se le pueda conceder el beneficio de la duda. El que le quede como ministra, apenas dos años de legislatura por delante, dirá si pasará a la historia como la ministra que no faltó a su palabra, como sí hicieron sus antecesores, y si alcanzará el hito de que Cercanías en territorio valenciano no parezca un servicio tercermundista, o de si el Corredor Mediterráneo es algo más que una bonita previsión.

* Lea el artículo íntegramente en el número 87 (enero 2022) de la revista Plaza

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