VALÈNCIA (EFE). Tras completar un cuarto de su pena de prisión, el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato es el único condenado por el escándalo de las tarjetas "black" de Caja Madrid que aún no goza del tercer grado, régimen de semilibertad que ha solicitado formalmente desde hace días, según fuentes próximas.
El pasado 8 de diciembre se cumplieron trece meses y medio desde que el también ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ingresó en la cárcel madrileña de Soto del Real después de que el Tribunal Supremo confirmara su condena a cuatro años y medio de prisión por apropiación indebida.
Un caso por el que entraron además otros catorce antiguos consejeros y altos cargos de Caja Madrid, aquellos a los que la Audiencia Nacional impuso castigos superiores a los dos años de cárcel por usar el "caudal" de la entidad para gastos personales como viajes, comidas, ropa, compras o retiradas de efectivo por valor de casi 2,9 millones de euros.
Transcurrido el tiempo, ya desde principios de agosto no tenían que acudir a su centro penitenciario más que a dormir los exconsejeros a propuesta del PSOE Antonio Romero y Jorge Gómez, condenados ambos a tres años y dos meses de cárcel. Y a lo largo de las siguientes semanas, lo mismo pasó con otros nueve.
Meses más tarde, el 8 de noviembre, fue el turno del exvicepresidente de Caja Madrid José Antonio Moral Santín, el segundo de los usuarios de las tarjetas con la pena más elevada, que salió de Soto del Real tras cumplir poco más de un año de los cuatro a los que fue condenado como cooperador del delito.
Sin embargo, Rato aún continúa a la espera de que se le conceda el tercer grado o régimen que se aplica a quienes, por sus circunstancias personales o penitenciarias, estén capacitados para vivir en semilibertad.
Por lo general, se suele conceder a los reos que, como el exministro, hayan cumplido al menos un cuarto de su condena, aunque también puede decretarse a tenor de otros aspectos como la personalidad y el historial individual, familiar, social y delictivo del interno, la duración de las penas o el medio al que retorna.
Las fuentes consultadas apuntan que Rato, que ya ha pedido este régimen además de otros permisos extraordinarios y ordinarios -entre otros motivos, para acudir a revisiones médicas- antes de que se acercara la fecha, ha obtenido varias visitas como premio por su buena conducta.
El exvicepresidente económico del Gobierno pidió perdón por sus errores antes de ingresar en la cárcel.
"Quiero decir que acepto mis obligaciones con la sociedad, que asumo los errores que haya podido cometer", dijo aquel 25 de octubre de 2018 delante de unos medios de comunicación que recogieron las últimas palabras de Rato en libertad, incluidas sus disculpas a "las personas que se hayan podido sentir decepcionadas o afectadas".
Aunque, de momento, no se sabe con exactitud cuándo se pronunciará el juez de Vigilancia Penitenciaria, el tiempo corre en contra del exministro, pendiente de conocer el resultado de su segundo gran frente, la salida a Bolsa de Bankia, en el que Anticorrupción endureció a última hora su petición para él hasta los ocho años y medio de prisión por falsedad contable y estafa a inversores.
El tercero, sobre el origen de su patrimonio, parece aún más lejano después de que la Audiencia Provincial de Madrid ordenara dar marcha atrás al procesamiento por supuesta corrupción en la contratación de la campaña de publicidad del banco, y agruparla en una causa común con los presuntos delitos fiscales y de blanqueo, actualmente investigados en los juzgados de Plaza de Castilla.
Con todo, las fuentes consideran que el tercer grado no puede depender del devenir de estos casos pues hacerlo supone vulnerar la presunción de inocencia que acompaña al acusado.
Al margen de este derecho, a otros cinco condenados por las "black" -el exsecretario de Estado de Hacienda Estanislao Rodríguez Ponga y los exconsejeros de Bankia Francisco Baquero, Jorge Gómez, José María de la Riva, y Moral Santín- sí que se les concedió dicho régimen aún aguardando la misma sentencia, la de la salida a Bolsa, que podría conocerse entrado 2020.