Crean guetos, hacen subir los precios, nos quitan el empleo, usan sin consideración nuestro sistema sanitario, copan el espacio público y nos imponen costumbres raras y violentas… e incluso se niegan a aprender español, la lengua de nuestra patria, otrora un imperio donde jamás se ponía el sol… ¿Vamos a dejar que nos invadan esos extranjeros? ¿Que nos roben y desprecien nuestras costumbres y cultura?
Yo estoy con VOX. Fuera todos ellos: noruegos, ingleses, suecos, norteamericanos, alemanes, holandeses… ¡fuera de nuestro amado país!
Los precios suben por su culpa. Solo hay que ojear lo que cuesta una casa en Palma. O un alquiler en Ibiza. O la primera línea de casas de la costa de Denia y Jávea, ocupadas un mes al año —si hay suerte— por ricachones del norte. Llegan a nuestras costas con el monedero lleno y todo les parece barato. Las inmobiliarias no son tontas y suben el precio: si un español no puede pagarlo con su sueldo de mileurista de mierda, que se fastidie, seguro que algún extranjero puede. ¡Tripliquemos el precio! El capitalismo es así, no lo he inventado yo, canturrean mientras cierran tratos con guiris de piel rosada y calcetines por las rodillas. Y los españoles, los españoles de bien, deben ir largándose al extrarradio. ¡Nos invaden! ¡Esos extranjeros con sus sueldazos y su legión de Bnb nos echan del corazón de nuestras ciudades y de la primera línea de playa… ellos y sus sombrillas horribles y sus cuerpos horribles quemados que da pena verlos! Por suerte, Abascal ha venido a salvar la patria de estos bárbaros que ni siquiera creen en la Virgen. ¡Son protestantes! Protestantes en nuestra gran nación que se debe al Papa, del que esos herejes reniegan! ¡Rechazan a ese gran prohombre con vestidito!
Crean sus guetos, en los que se comunican en sus idiomas bárbaros, y contratan solo a gente de su país. Me lo dijo una amiga alemana, que su padre era pintor de brocha gorda en Leipzig y vino a Moraira porque lo llamó un amigo: "Vente a España, nos estamos volviendo locos para encontrar pintores, mecánicos o fontaneros alemanes. Los españoles no nos gustan". ¿Os lo podéis creer? Guetos donde humillan la gastronomía patria vendiendo hamburguesas y salchichas asquerosas en lugar de fabadas y jamoncito. ¡Donde le ponen marisco a la paella! ¿Qué herejía extranjera es el arroz mar y montaña? Y beben cerveza sin parar y se abandonan a esas costumbres bárbaras de pelearse en pubs y partidos de fútbol, de mearse por las calles y follar en portales… ¡Bárbaros! Y luego a pagar nuestra seguridad social sus comas etílicos, sus brazos rotos o sus caídas por balconing…
Gracias a nuestro señor Jesucristo y a su santa madre María ha venido la derecha española a echarlos. Lo he escuchado por la tele: ¡Fuera esos horribles extranjeros! Y es que la culpa es de ellos por no querer integrarse: hablan en su idioma e incluso ponen carteles de comercios en inglés o alemán en lugar de en la lengua de Cervantes. ¿Habrase visto desfachatez semejante? Benidorm español. Y sus monos, si los hubiese… Debemos reconquistarla. ¡Benidorm para los españoles!
Lo peor de todo son los estragos que hacen en nuestras clínicas, tanto públicas como privadas. Todos quieren venir a nuestro país para tratarse de problemas de fertilidad, dentales o de estética… haciendo que las listas de espera se eternicen. ¡Y no hablemos de todos esos pensionistas guiris que ven en España (el sol, la playa y un sistema público de calidad) el mejor lugar al que retirarse. Y luego, ya pagará Bruselas si eso, que siempre paga a la baja. O quizás ni pague, que en sus países no entienden eso de que aquí sea gratis la atención primaria y no quieren pagarnos por el servicio… ¡Pero si hay empresas turísticas especializadas en el turismo médico! Y al final los que pagamos, nosotros, los españoles como Dios manda.
Y los peores de todos son esos moros que ni siquiera se visten como nosotros, llegan con sus falditas (caftán dicen) y sus turbantes, sus mujeres —¡sus mujeres!— y sus yates, desde países donde los derechos humanos apenas existen, como Arabia Saudí. Y pervierten el mensaje de Jesucristo pidiendo que les vendamos armas o humillando a nuestros reyes haciéndose fotos con ellos. Abascal, ¿vas a permitirlo? ¿No es tu misión como nuevo líder nacionalista, como el nuevo salvador de España y de los valores del Catolicismo, venir a caballo a librarnos de estos extranjeros, herejes y corruptores de nuestros valores?
Hoy la bandera de mi balcón ondea por ti… ¡Viva España! ¡Abajo los guiris y los jeques!