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políticos al habla / OPINIÓN

Reconquistar el sueño europeo

27/02/2019 - 

En el intervalo temporal de un mes vamos a elegir a toda nuestra representación política. Uno de los procesos es las elecciones al Parlamento Europeo, ese lugar que se percibe lejano –tanto es así que suele haber muy baja participación especialmente de la juventud-, pero que adopta decisiones fundamentales para nuestro día a día, estableciendo leyes y normas que están por encima de nuestra Constitución, y que orientan las políticas de nuestro Estado.

Los retos recientes a los que se ha enfrentado la UE han sido la crisis económica, la gestión de los flujos migratorios y el Brexit. De la primera, tanto España como Grecia podemos dar buena cuenta del desastre social que ha supuesto, con el rescate a la Banca (77.000 millones de euros según el Banco de España) mientras la gente se suicidaba por no poder hacer frente a la situación de pobreza y al pago de una deuda por una vivienda que ya no poseían. Nos asfixiaron, nos desangraron, y la normativa nacida de ese momento, como la reforma laboral, la prioridad del pago de la deuda a la banca o la ley mordaza siguen vigentes. En el caso de Grecia, los que mandan en Europa han tenido incluso que pedir perdón por las mentiras e injurias difundidas sobre el pueblo griego con las que buscaron desprestigiar su rebeldía frente al austericidio impuesto.

Sobre la gestión de los flujos migratorios, tratados vilmente como una cuestión de seguridad y no humana, la vergüenza es también mayúscula. La política de externalización de fronteras sin preocuparse de quien lo gestiona, de las violaciones, de las mafias, de permitir que miles de personas se ahoguen en el mediterráneo, de mantener los CIE, auténticas cárceles de inocentes, evidencia que los derechos humanos no están en su agenda.

Llegada del Aquarius a València. Foto: EFE

Y es esa Europa la que hace dos años sufrió su mayor golpe, el referéndum en Reino Unido, que dio la victoria a los partidarios de salir de la alianza europea, con una campaña plagada de mentiras que violó las leyes electorales británicas. La demanda de un nuevo referéndum ya está encima de la mesa por los laboristas. Si Theresa May no da marcha atrás en la petición de salida, como permite el Tratado, o se aprueba in extremis el acuerdo negociado, el 30 de marzo se hará realidad la ruptura de manera abrupta, en parte al no haber encontrado solución a la frontera entre Irlanda, que permanecerá en la UE, e Irlanda del Norte, que se va. Una reapertura de viejas heridas en toda regla.

Esta Europa débil y antisocial, que trata la migración como un problema de seguridad, salvadora de la Banca y sometida a los intereses de las multinacionales, dándole la espalda a la gente que la habita, ha abierto la puerta a que los discursos xenófobos y extremistas crezcan en todos los países miembros.

Esta Europa no enamora, ni conquista ni cautiva, y seguramente en parte por ello poca gente participa en las elecciones europeas. Sin embargo, sus decisiones afectan de lleno a nuestras vidas, y su falta de adopción de ellas también.

En esta Europa no existen exigencias en cuanto a los mínimos de inversión social –que bien nos vendría a este Estado alejado en esto de la media europea-, ni un mínimo de pensiones garantizadas, ni una renta social garantizada para erradicar la pobreza, ni una exigencia de criterios impositivos armonizados, o de garantías de una alimentación saludable. Ni siquiera se ha logrado avanzar para erradicar los paraísos fiscales existentes fuera y dentro de la propia UE, compitiendo entre los propios miembros para atraer a las empresas con ventajas fiscales al 0.

En cuanto a la igualdad entre mujeres y hombres, tras años de bloqueo parece ser que la Directiva verá la luz con escasos avances en cuanto a permisos, que poco harán para revertir la terrible brecha salarial.

Desde el actual Consell y en especial desde la Consellería de Políticas Inclusivas se ha hecho un gran esfuerzo por, en primer lugar, cambiar la imagen de incumplimientos y corrupción que el anterior gobierno del PP había dejado ante las instituciones europeas. Y, en segundo lugar, por dejar claro ante Europa que nosotros somos lugar de acogida, que no compartimos ni las cárceles de inocentes ni que se deje morir a la gente en el mar Mediterráneo, que queremos acoger, que queremos ser parte de una Europa digna, en la que las personas sean el centro de las políticas.

Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, partido italiano de extrema derecha. Foto: EFE

La Consellería de Agricultura ha trasladado argumentos de peso en defensa de la agricultura valenciana, reivindicado un trato justo frente al acuerdo con Sudáfrica que tanto daño está haciendo a la naranja valenciana, exigiendo la aplicación de la cláusula de salvaguarda.

Ahora está en nuestras manos contar con un Parlamento Europeo que nos defienda como consumidores, como personas trabajadoras, como mujeres, como madres, como migrantes, como agricultores, como ciudadanía que somos, y hemos de votar para lograr que nuestros derechos sean defendidos, que nuestras demandas estén representadas y sean escuchadas.

Tenemos la responsabilidad de construir otra Europa más social, más humana y menos centrada en obsesiones mercantilistas que solo benefician a un reducido número de personas.

Frente al contexto del miedo, el odio y la sinrazón, ahora tenemos la oportunidad de reivindicar los valores sociales y medioambientales de aquel sueño europeo nacido hace 61 años.

Isaura Navarro es diputada de Compromís en Les Corts

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