La Fed cumplió lo esperado y, de forma unánime, recortó 25pb los tipos de referencia, hasta el rango 4,5/4,75%, suavizando el ritmo de 50pb iniciado en septiembre, ante una mayor confianza en la actividad económica de EEUU y la dificultad de alcanzar en el corto plazo una inflación cercana al objetivo del 2%. La declaración de la Fed apenas contenía cambios, salvo alguna mención más hawkish sobre la inflación.
Con un crecimiento salarial del 5%, una tasa de desempleo del 4,1% y un crecimiento del PIB real superior al potencial, la economía de EEUU no parece necesitar los recortes de tipos que descontaba el mercado durante el mes de agosto. Así, los inversores han ido reajustando a la baja sus expectativas, coincidiendo con el último movimiento de la Fed y la reciente victoria de Trump, a la espera de una legislatura que se prevé más inflacionista.
La reacción de los mercados fue positiva, si bien han estado más condicionados por el resultado electoral en EEUU, cuyo efecto ha sido favorable para las bolsas y el dólar, mientras que la renta fija continúa en unos niveles de volatilidad históricamente elevados.