En la reunión de septiembre del FOMC, los banqueros centrales tomaron la decisión de recortar el tipo de interés de los fondos federales en 50 puntos básicos, hasta situarlos en nuevo rango objetivo del 4,75% al 5,00%, por primera vez tras mantener los tipos en niveles elevados durante 14 meses. Una decisión contraria a nuestras expectativas, que apuntaban a un recorte de 25 puntos básicos. Ha habido un intenso debate sobre si la Reserva Federal necesita bajar más de 25 puntos básicos para evitar que la economía se ralentice. Los mercados han descontado que la Reserva Federal bajará rápidamente los tipos de interés hasta lo que puede considerarse una postura neutral.
Lo cierto es que el último Resumen de Proyecciones Económicas muestra que los banqueros centrales están más preocupados que antes por el impulso de la economía, ya que prevén un aumento del desempleo para este año y el próximo. Sin embargo, siguen siendo menos pesimistas que los mercados, e indican su preferencia por recortar los tipos otros 50 puntos básicos este año y 100 puntos básicos a lo largo de 2025, antes de volver en 2026 a lo que puede considerarse una postura neutral.
Consideramos la decisión política de hoy como una póliza de seguro para proteger los mercados laborales de un mayor deterioro, lo que es incompatible con el logro de un aterrizaje suave. En la conferencia de prensa, el presidente de la Fed confirmó en cierto modo esta opinión, al referirse a la decisión como una «recalibración adecuada» con respecto al enfriamiento de las condiciones del mercado laboral. Sin embargo, reiteró que no siguen un rumbo preestablecido, ya que pueden ralentizar o acelerar sus esfuerzos. En última instancia, esto significa que la Fed sigue dependiendo de los datos y que el gráfico de puntos «no es un plan de política» y 50 puntos básicos no es el nuevo ritmo.
En conjunto, creemos que iniciar el ciclo de bajadas de tipos con un paso mayor no está exento de problemas. Por un lado, implica un aumento de la confianza de los banqueros centrales en la previsión de la inflación, aunque el factor principal de la decisión adoptada fueron probablemente las incertidumbres sobre las perspectivas del mercado laboral. Esto conlleva el riesgo de que la Fed tenga que «recalibrar» su función de reacción a los datos entrantes, como hemos visto en el pasado reciente. Nos recuerda un poco al pivote de Powell (cambio de decisión) a finales de 2023, que paralizó el proceso desinflacionista durante meses, incluso sin un recorte de tipos. Además, al menos parece como si la Fed hubiera sido realmente empujada por los mercados, por no mencionar las actuales implicaciones políticas de un movimiento mayor de lo habitual. En lo que sí estamos de acuerdo es en que parecen necesarios nuevos recortes, pero al mismo tiempo vigilamos de cerca la inflación de cara al futuro, ya que no compartimos plenamente la confianza del banco central. Entre ellos, al menos un discrepante parece apoyar nuestra opinión.