CASTELLÓ. La vida tiene estas cosas, que la vuelven tan imprevisible. La terra dels babaus, un espectáculo de marionetas inspirado en las rondallas valencianas, celebrará sus diez años de existencia en China. La compañía de la Ribera del Xúquer El ball de sant Vito ha sido invitada a formar parte del Beijing International Puppet Festival. Un festival ubicado en el Gran Teatro Nacional de China en Pekín, al oeste de la Ciudad Prohibida, por el que han pasado un centenar de artistas de todo el mundo.
La terra dels babaus no solo acercará al público chino muchos de los símbolos culturales valencianos, sino que además exportará los títeres de guante tradicionales. "La cabeza es un busto y como se aguanta con los tres dedos centrales de la mano, el resto te permite utilizarlos para los brazos. Esto hace que las marionetas sean más grandes y que se pueda gestualizar de manera diferente. Con ellas se puede llegar a más público, porque se ven de más lejos", explica Manel Mengual, miembro de la compañía junto a Xavier Learreta.
Hace diez años que El ball de sant Vito decidió recuperar estos títeres que estaban cada vez más en desuso y confío en las manos de Joan Alfred Mengual para hacerlas realidad. Más de 400 representaciones después, el espectáculo sigue vivo, y no solo eso, será llevado a un teatro ubicado a miles de kilómetros. Una buena noticia que implica, eso sí, varios desafíos.
¿Cómo conseguir que el público chino entienda una obra de 'adn valenciano'? ¿Y cómo llevarla hasta allí? No son pocas las compañías de teatro que han tenido que enfrentarse a este reto. La castellonense Tian Gombau ha realizado unas setenta representaciones a lo largo del país asiático y la veterana Xarxa Teatre es experta en eso de 'encapsular' espectáculos.
Hay varios caminos a la hora de exportar una obra, Mengual y Learreta han decidido escoger el difícil: la adaptación total. Por un lado, han añadido referencias de la cultura china. Mientras que en la versión original, la madre del protagonista quiere cocinar cocas valencianas, en Pekín serán youtiaos, una especie de 'churros o rosquillas' tradicionales de allí. Pero además, se han añadido expresiones populares y el 90% del espectáculo ha terminado traduciéndose al mandarín.
"Nos gusta adaptarnos a la cultura del lugar donde vamos, intentar hablar un poco su lengua. Por eso, cuando nos pidieron participar en la próxima edición del festival, nos pusimos en contacto con Hu Zhao, del programa Xino Xano d'À Punt, para que nos ayudará a incorporar algunas frases en mandarín. Empezamos traduciendo partes claves para que se entendiera el espectáculo. Eran unas 15 frases, el resto estaba en valenciano e inglés. Pero, poco a poco fuimos sumando más. Llevamos desde julio quedando con Hu Zhao para aprender a pronunciar", cuenta Mengual.
La terra dels babaus será representada los días 11, 12 y 13 de octubre y, además, se ha programado un taller donde los dramaturgos enseñarán a construir este tipo de títeres tan característicos. "Estamos contentos porque la obra ha crecido mucho con este proyecto. También nos hemos dado cuenta de que, al final, existen muchas semejanzas entre la cultura valenciana y china. Los símbolos más valencianos, como la naranja, la pirotecnia y el arroz, también lo son allí."
En su caso, Tian Gombau – L'Home Dibuixat prefiere 'subtitular' sus espectáculos. Hasta cuatro veces ha estado la compañía castellonense en China, donde ha podido mostrar obras como Piedra a piedra, dirigida a un público infantil de no más de dos años. Unos espectáculos, en realidad, de temática universal, lo cual ha facilitado su comprensión en todo el mundo.
"Siempre opto por la traducción consecutiva. Yo digo la frase en inglés, o a veces en valenciano, y una voz grabada o un actor en directo la reproduce en chino. Aun así, como dice un amigo, todo el mundo llora y ríe en el mismo idioma. Procuramos que nuestras piezas puedan entenderse en todas partes y es bonito ver que así sucede. El público reacciona igual independientemente del lugar, continúa emocionándose y riéndose", señala Tian a este diario mientras se dirige en furgoneta hacia Francia, desde donde iniciará una gira por Europa, América y Asia.
Si hay una compañía experta en exportar las tradiciones valencianas esa es Xarxa Teatre. Los vila-realenses alcanzaron la cifra histórica de 30 tours transoceánicos allá por 2017, cuando en tan solo dos meses recorrieron más de 40.000 kilómetros y cinco países diferentes. Pero, a lo largo de su extensa trayectoria han visitado al rededor de 40 países. Desde Corea del Sur hasta Cracovia o Canadá. En China, tan solo recuerda Manuel Vilanova una actuación, en Shanghái con El Foc del Mar.
"Normalmente nuestros espectáculos se entienden porque son muy visuales y estéticos. La lectura es relativamente fácil, aunque es cierto que si un niño ve el Veles e Vents (inspirado en la obra de Ausiàs March) no entenderá de qué hablamos, pero le encantará por su apariencia", expone Vilanova, quien recalca que cuanto menos palabra tenga un espectáculo más fácil será su exportación a países como China, donde se busca que sean "políticamente correctos". "Una vez en Polonia estábamos representando una obra sobre la paz y un director de China nos dijo que le encantó la obra, pero nos reconoció que no la podía llevar allí. También nos pasa mucho en el mundo musulmán, que por cuestiones políticas e ideológicas no todas las piezas pasan el filtro. Por eso, si simplemente visualmente es bonita es más fácil que lo acepten las autoridades".
Pero, cuanto más visual sea una obra más necesarias serán las luces y el atrezzo. En este sentido, otro aspecto a tener en cuenta es cómo se lleva hasta cientos de kilómetros la escenografía de las obras. Tian Gombau piensa directamente sus piezas para una versión en furgoneta y otra en avión. "Todas las obras son desmontables y cada vez las concibo para que haga falta menos maletas. Eso sí, también hace falta pedir ciertos materiales al país. Por ejemplo, en Piedra a piedra ya se indica en las condiciones técnicas que son necesarios cien kilos de arena", cuenta el dramaturgo.
También, El ball de sant Vito pensó el espectáculo para que fuera fácil de desmontar, aunque han optado por reducirlo algo más y hasta Pekín llevarán una versión de viaje.
En su caso, los espectáculos de Xarxa Teatre son tan enormes que el material debe enviarse por contenedor. "Cuanto más grande, más complejo, pero es siempre como nos hemos manejado. Ir al extranjero enriquece mucho. Recuerdo ver en Corea unos equilibrios imposibles que ya tiempo después llegaron a Europa".
Además de estas, muchas otras compañías buscan cada año engrosar sus giras con bolos en el extranjero. Una tarea que, sin embargo, no es fácil de gestionar, ya que corre a cuenta de cada profesional.
En el caso de los valencianos El ball de sant Vito la oportunidad les llegó cuando los directores del Beijing International Puppet Festival los vieron actuar en 2019 en un festival de artes escénicas de Alicante. Con la pandemia y la imposibilidad de viajar, se canceló, pero ahora que China ha vuelto a abrirse al extranjero, han vuelto a contactar con ellos.
"Sí hay desde el Institut Valencià de Cultura un sistema de ayudas para giras internacionales, pero la compañía se ha de buscarse esas giras. No existe una promoción exterior de la cultura como sí la hay en el País Vasco y Cataluña. Cuando vas al extranjero ves obras de todo el mundo, pero es cierto que el foco creativo está más en la escena catalana, porque cuentan con un sistema de promoción a través del Instituto Ramón Llul que les abre puertas afuera", explica Gombau, que concluye: "Puedes hacer el mejor espectáculo del mundo, que si no lo saben fuera dará igual".