VALÈNCIA. El holding empresarial Rover sigue engrosando la cartera de pedidos de su división de infraestructuras. La compañía, en UTE con la firma Gévora, se ha adjudicado el contrato del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) para las obras del primer tramo de la nueva autovía que conectará Cáceres con Badajoz. Se trata del primer tramo de la continuación de la A-58, que actualmente une Trujillo y Cáceres, y que supondrá una inversión de más de 78 millones de euros.
La compañía que preside Alfredo Rodríguez se encargará de la construcción de este tramo de 13,5 kilómetros, que nace en el sur de Cáceres, en la glorieta de la N-523, y que da acceso al barrio de Aldea Moret, enlaza con la A-66 (Autovía Ruta de La Plata) y concluye al llegar al río Ayuela.
Los trabajos de la UTE, que cuentan con un plazo de ejecución de 40 meses y comenzarán este año, consistirán en la conversión en autovía (A-58) de un tramo prácticamente paralelo al de la actual carretera N-523. El trazado discurre de noreste a suroeste y cruza el río Salor.
Se trata de un tramo que se desarrolla por los llanos de Cáceres al oeste de la N-523, fuera de núcleos urbanos y con escasa pendiente. Contará con dos enlaces, el citado con la A-66 y otro con un vial de servicio de 500 metros, que conectará con la N-523 mediante una glorieta. Asimismo, el proyecto contempla la construcción de un total de doce estructuras: nueve pasos superiores, dos viaductos (sobre la A-66 y el río Salor) y un paso inferior.
Por otro lado, en el proyecto de construcción se prevé la reposición de servicios afectados, obras de drenaje y otras obras complementarias, como por ejemplo una canalización para fibra óptica. Asimismo, se estima que será necesario mover más de dos millones de metros cúbicos en tierras, excavación y relleno.
No obstante, no es la única gran actuación que en lo que llevamos de año ha logrado Rover. Junto a Dragados, del Grupo ACS, y Tecsa consiguió, por 443,3 millones de euros, las obras del canal de acceso de València. Se trata de uno de los principales desarrollos para València porque supone desatascar un gran nudo ferroviario y transformar la trama urbana de la ciudad.
La intervención incluye el soterramiento de las vías de Cercanías y AVE desde la V-30, así como la ampliación de la estación de Joaquín Sorolla, que en un principio iba a ser provisional pero que, con el incremento de usuarios derivado del desarrollo del Corredor Mediterráneo y la liberalización del sector ferroviario, necesitará más vías. El plazo de ejecución de las obras será de 60 meses.