VALÈNCIA. Cómo hacerlo peor en la reelección de los miembros del Consejo de Administración de Radiotelevisión Española. Ese podría ser el título del ensayo del verano. Porque es difícil imaginar cómo. Encontrar una decisión desafortunada más que añadir a la retahíla de ocurrencias que ha llevado al Gobierno de Pedro Sánchez a recordarle a la ciudadanía que eso de los medios de comunicación públicos no es una estructura fundamental de un Estado democrático y moderno, sino un abrevadero político.
Es el mensaje que cala. Tanto que no recordaba haber oído hablar de "lo mucho que cuesta RTVE". Y ya. A un colectivo tan obsesionado con los medios como Podemos no entiendo cómo se le olvida el rédito que acaban de generar en el aparato de propaganda que va a informar a la contra en lo que resta de legislatura. Y como digo, ya está, ya lo tienen.
Esa es la consecuencia más grave: que los medios de comunicación públicos del Estado, los que –más que nunca– pueden operar ajenos a las presiones del oligopolio económico, han sido lanzados a los pies de los caballos por el Gobierno. Una vez más. Y allá que van también sus trabajadores, que alguna falta han cometido también durante estos días.
La crónica del despropósito ha ocupado toda la prensa. Sin excepción de pensamiento ni hipoteca por publicidad institucional. El Ejecutivo ha mostrado su abanico de soluciones hasta llegar al decreto ley para dar salida al asunto. Imposición sobre consenso y de todo menos empatía por la situación del organismo, escucha a sus empleados y voluntad de mayoría en el Congreso para que a nadie se le ocurra pensar que Moncloa y amigos pretende entre okupar y torpedear semejante altavoz (que esa es la herencia recibida).
Sugerencias, nombramientos, votaciones y, finalmente, críticos resultados. Aspavientos de un autoritarismo extraño (o no), con PP y Ciudadanos encantados de proponer unas reglas de juego absurdas para que Gobierno + Podemos se retratasen. Una torpeza en cadena que, por ir a lo concreto, se saldó con el onceavo viernes negro de una parte de la plantilla. Que todo cambie para que todo siga igual. Y esto solo acaba de empezar...
RTVE, ese oscuro objeto del deseo para Podemos
Unidos Podemos coge el timón del organismo público con cinco consejeros, el PSOE coloca a cuatro más (entre ellos, al presidente) y el PNV tendrá su polizón a bordo. El reparto es parte del acuerdo impuesto a Sánchez para revertir la lamentable situación de los medios de comunicación públicos. El problema está en la receta. El partido liderado por Pablo Iglesias ha vuelto a demostrar su obsesión por los medios. En este caso, los públicos del Estado. Muchos recuerdan que, allá por enero de 2016, en el ficticio reparto de ministerios para el gobierno no nato de Sánchez, Iglesias pidió la vicepresidencia con CIS, CNI y BOE en la cartera. No tantos recuerdan que pretendía dejar a su cargo la Secretaría de Estado de Comunicación.
Carbonizar a terceros
La relación de Iglesias y algunos de sus inmediatos con los medios es algo así como un oscuro objeto de deseo. No lo digo yo, lo describió maravillosamente Andrés Gil antes de Vistalegre 2: "Podemos se comporta más como un medio de comunicación, como un emisor de mensajes, que como un partido. Todo tiene que ver con dos factores. Uno, cuantitativo: interpelar a 457.676 inscritos. Y otro, teórico: la tesis del agotamiento de la forma del partido político como protagonista del cambio". Gil es el jefe de la sección de política de eldiario.es y el segundo carbonizado por la dupla Sánchez-Iglesias en busca de un presidente al gusto para RTVE. Como sucedió con la gran Ana Pardo de Vera, la presión de los trabajadores del ente llevó a que ambos desistieran de su candidatura al no contar con el apoyo de sus futuros compañeros.
De la ignominia a la endogamia
La transparencia de la gestión pública sigue encontrado mejores aliados en internet que en el aparato de la Administración. Y Twitter mediante, Pardo de Vera narró a través de un maravilloso hilo de mensajes cómo surge eso de que a una le nombren presidenta de RTVE:
Con la renuncia de Pardo de Vera y de Gil llegó el siguiente escándalo. Es decir: el siguiente nombre puesto sobre la mesa sí tenía relación con la casa (que era lo que exigían sus trabajadores). Tanta que llevaba allí desde 1983: Tomás Fernando Flores. El nombrado director de Radio 3 con la llegada del Partido Popular al Gobierno en 2012 es el candidato del PSOE para presidir el Consejo de Administración transitorio hasta concurso público (la otra exigencia de la casa). Y mientras allí celebraban la escucha de su reclamación, tres pesos pesados del periodismo cultural en las últimas décadas decidieron dar un paso al frente del candidato. Sin pelos en la lengua, Diego A. Manrique, Javier Gallego y Jesús Ordovás.
El primero...
El segundo...
El tercero dio buena cuenta de sus experiencias en este reportaje que recoge el perfil del candidato en El Confidencial. "Trepa" y "censor" son algunos de los adjetivos que recoge la publicación, que recuerda que, además, censuró por todos los medios la entrevista al grupo de éxito valenciano Los Chikos del Maíz en 2015. Pero El Confidencial no fue el único medio en dar cuenta de una corriente que no obtuvo respuesta entre los trabajadores de RTVE (ante la realidad, hubo respuestas sindicales que pusieron en valor que era un trabajador de la casa. Opción frontón). Público o el propio eldiario.es han sido abrasivamente críticos con Flores. Tanto es así que el nombre ha logrado que se rompa la unidad de voto en Unidos Podemos y más allá...
PDeCAT y ERC, deslegitimados por el monotema
Con el desconcierto interno del Partido Popular y su espantada en el Senado para la votación, con la boca chica de Ciudadanos todavía noqueado por los daños colaterales de la moción de censura, PDeCAT y ERC no defraudaron en la votación en el Congreso para dar luz verde al nuevo Consejo de Administración de RTVE. Como recogía la crónica en caliente de El País, "Meritxell Batet dijo lo que Joan Tardà quería oír: <<Asumimos no solo necesidad sino el derecho de los presidentes de exponer lo que consideren pertinente>>.
Sí, sí. No se les ha cruzado ningún párrafo. PDeCAT y ERC supeditaron el apoyo al nuevo Consejo de Administración a si el president de la Generalitat catalana, Quim Torra, podía hablar con Sánchez de autodeterminación. Si no había veto al tema en el encuentro previsto entre ambos para el próximo lunes. La relación del tocino y la velocidad volvió a reunirse en mitad de un bosón de Higgs y de esta forma ambos partidos nacionalistas dieron sus votos en el tolerado mercadeo congresual. Eso sí, con la sana excepción de Gabriel Rufián que, a diferencia de sus tocayos, fue explícito con el caso de Tomas Fernando Flores: "no voto a censores". Y también se desmarcó de la disciplina de voto... pese a que Torra pueda hablar de autodeterminación con Sánchez.
¿Y cómo se come todo esto?
Con la citada espantada del PP del Senado y la imposibilidad de cerrar el proceso, ni corto ni perezoso, el Gobierno decidió forzar la renovación urgente "y transitoria" aprobada en el Pleno del Congreso con un decreto ley. ¡El primer decretazo de Sánchez con el Ejecutivo sin haber salido de neo natos!
En definitiva, cómo hacerlo peor
El Gobierno y Unidos Podemos poseían la alquimia para saber cómo hacerlo peor. Si hasta la fecha el mamoneo del Consejo de Administración de RTVE había sido la piedra de toque para la deslegitimación pública de un servicio fundamental, diputadas y diputados se las han ingeniado para encontrar la fórmula exacta para empeorar la causa. A su vez, y sin entrar en detalles, la lista de propuestos es una bicoca para los pseudomedios de comunicación que han debido celebrar por todo lo alto que voces tan excesivas como las de Cristina Fallarás o Rosa María Artal estén entre la lista. Excesivas desde la absoluta necesidad de su trabajo durante los últimos años, como arietes no pocos avances en conversaciones prohibidas, en publicaciones sobre aquello que al poder político y económico no le gusta que se hable. Pero, precisamente, por la vehemencia y el tono necesarios desde la independencia, quizá en una posición en adelante cuestionada por las cabeceras al servicio del Antiguo Régimen. Un regalo, vaya.
Luz al final del túnel
Al final del túnel, este viernes y al calor de la cadena de despropósitos en el proceso, las Mesas del Congreso y del Senado 'dejaron saber' que aprobarán las bases del concurso público para la elección este mismo martes. Un paso para la inmediata caducidad de los diez consejeros ahora pactados por PSOE y Unidos Podemos, tal y como informó Europa Press. Aun así, tendrán que coger las riendas hasta la solución del proceso. Un desgaste regalado tanto para el Gobierno como Radiotelevisión Española. Cabe confiar en que el concurso público, inédito por otra parte, evite la reedición de un esperpento como el vivido durante las dos últimas semanas.