No se preocupen (o alegren) ustedes que en los USA no se ha producido un coup d'État,sigue estando el businessman al frente de la Casa Blanca, y lo que ha ocurrido se llama simplemente Política
Esta semana ha presentado la dimisión el General James Mattis, alias perro loco, como Secretario de Defensa y por lo tanto responsable del Pentágono. Recordaremos que este ha sido uno de los varios militares que han formado parte del gabinete del presidente Donald Trump y que han dejado el cargo, de los tres iniciales (entre otros), además del propio Mattis, nombró Consejero de Seguridad Nacional, al General del Army Mike Flynn y al General de los Marines John F. Kelly que lo hizo como Secretario de Seguridad Nacional, y sólo queda este último; aunque Mattis como buen oficial y caballero le ha dado de plazo al presidente hasta finales de febrero para que busque su relevo.
Lo del golpe de Estado en EEUU me viene a la memoria, porque fue precisamente ese título el que encabezó un artículo de hace unos tres meses de John Carlin, ese que inspiró la conocida película Invictus, en el que se congraciaba, en concreto escribía (creo que con cierto toque irónico) lo siguiente: “La mejor noticia de la semana es que ha habido un golpe de Estado militar en Washington”, basándose en lo recogido por el libro sobre Trump de Bob Woodward, el mismo del Watergate, en el que se afirma que los militares que rodean al presidente intentan limitar todos los daños que pueda producir éste, pues uno lo consideraba un idiota (Kelly) y el otro un niño de 11 o 12 años en cuestiones de política internacional (Mattis), pero parece que tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe y uno de ellos, Mattis, se ha cansado y se va a su casa.
La polémica del control del poder civil sobre el poder militar viene de antiguo. El propio Alexander Hamilton, uno de los Padres Fundadores de los USA, escribía en uno de sus ensayos en El Federalista, que en Roma se producían muchos daños a la Republica por “las disensiones entre los cónsules y los tribunos militares que a veces reemplazaban a aquéllos”, recordemos que la figura del Dictator era una Magistratura más dentro de las instituciones romanas. De hecho en la declaración de derechos de Virginia del 12 de junio de 1776, establece en su punto décimo tercero que “levantar ejércitos, en tiempos de paz, debería evitarse como peligroso para la libertad; y que, en todos los casos, las fuerzas militares deben estar bajo estricta subordinación a, y ser gobernadas por, el poder civil”. Finalmente, por no alargárselo mucho, y dentro del reparto de competencias en los USA a la hora de declarar la guerra o autorizar el uso de la Fuerza, según su Constitución se le otorga al Congreso, en el artículo 1 sección 8, II, y las competencias del Presidente como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas se recogen en su artículo 2, sección 2, 1); por otra parte y mucho más adelante, se promulgó la War Powers Resolution, o Acta de Poderes de Guerra de 1973, sistema por el que el presidente debía informar/pedir permiso al Congreso, y que por cierto ha sido incumplida en diferentes ocasiones por los presidentes USA, como Jimmy Carter en su desastrosa operación en Irán para rescatar a los secuestrados en la embajada en 1980 o la del presidente Bill Clinton en 1999 en el bombardeo en la campaña de Kosovo; por cierto, los dos del partido Demócrata.
De todas formas la carta de dimisión del General Mattis, de este 20 de diciembre pasado, expone claramente una serie de puntos de vista muy claros. Primero que hay que buscar un orden internacional (por el claro desorden actual) que vaya en consonancia con la “seguridad, prosperidad y valores” de los USA y de sus aliados, con los que se debe ser más leales, sinceros y reforzar nuestras alianzas, porque los USA “no debería ser la policía del mundo” y solo con sus socios, como la OTAN, a la que tanto le gusta atacar Trump, se puede reforzar la seguridad, como se demostró en el 11S y en la derrota del ISIS, por el apoyo a los norteamericanos.
Por otra parte, el General, identifica claramente (aunque de forma implícita) a China y Rusia como “aquellos países cuyos intereses estratégicos están cada vez más en tensión con los nuestros”, con los que además se debe ser resuelto y claro, pues intentan conformar un mundo autoritario en consonancia con sus sistemas políticos y sus propios interés, a costa de los nuestros, más claro agua (perdón por la expresión).
Pero cuál ha sido el último detonante de esta crisis en concreto, pues un mensaje de debilidad, como el anuncio de Trump de la salida de tropas de Siria (y se podría barruntar la de Afganistán según algún medio USA), despué además de dos hechos públicos, primero que hace unos días bombarderos estratégicos Tupolev 160 realizaron maniobras en el Caribe desde bases venezolanas, recordando los días de la guerra fría, con lo que se estaba enviando un mensaje de Vladimir Putin de apoyo a Nicolás Maduro (esperemos que en caso de estallido de violencia, los rusos no quieran transformar a Venezuela en otra Siria en el vecindario de los USA), y a continuación en segundo lugar, después, de que se informe (o se desinforme) de que los rusos estaban montando una base en Al Tanaf, en el sur de Siria (casi en la triple frontera de Irak, Jordania y Siria) cerca de donde los norteamericanos parecen tener desplegadas unidades en su lucha contra el ISIS, donde ya se consiguió su dislocación estratégica, de la que nos habla tanto B.H. Liddell Hart en sus obras, teniendo como secuela la disolución, y cuasi destrucción del enemigo Yihadista Islámico.
Y es que ante todas estas series de dudas que pueden surgir en estos tiempos líquidos (cuasi gaseosos), y como diría también Liddell Hart hay que mantener el objetivo constantemente en la mente y ajustarlo a los medios disponibles, y yo no sé ustedes, pero para mí nuestro objetivo fundamental y primero debe ser mantener al mundo libre a salvo de autoritarismos, y preservar el régimen de libertades en el que vivimos frente a las amenazas, que continúan viniendo del Este, adecuándolo a los medios que tenemos (y que pueden ser muchos) de las sociedades libres, y que deben comprometerse en la Defensa y Seguridad de nuestra forma de vida.