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del 23 al 25 de junio

Sala Russafa indaga en la obsesión por el dinero con una revisión de Aristófanes

19/06/2023 - 

VALÈNCIA (EP). El Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa ofrece una versión contemporánea de Dinero, una comedia de Aristófanes escrita hace 2.400 años pero "de plena actualidad" que retrata la obsesión por la riqueza.

Del 23 al 25 de junio, la segunda propuesta del festival es el estreno absoluto de una versión de la comedia de Aristófanes. Iria Márquez firma y dirige la adaptación de este texto "fresco y clarividente", ha explicado Sala Russafa en un comunicado.

Nuevas escenas y personajes se integran en la versión de esta comedia escrita en el siglo IV antes de Cristo por uno de los pilares del teatro clásico griego. Su trama ahora se desarrolla al ritmo del mambo de Perry Como y el swing de Peggy Lee o la gracia del crooner Dean Martin.

El montaje incluye en su elenco a 15 actores, mayoritariamente mujeres, provenientes del 'Taller II de interpretación para no profesionales' impartido por Márquez dentro de la Acadèmia Escènica de València, responsable de la línea docente de Sala Russafa.

Desde el humor y con la amabilidad de la comedia, en el espectáculo van apareciendo temas como el mal reparto de las riquezas o la importancia que se les otorga. También las aspiraciones, que pueden convertirse en obsesiones.

Todo comienza cuando un hombre que no tiene grandes posesiones acude a un oráculo a consultar qué puede hacer para que su vida mejore, ya que se ha dado cuenta de que quienes más tienen (y no siempre lo han conseguido limpiamente) viven mejor. La respuesta que obtiene es que debe seguir al dios Dinero que, curiosamente, es ciego. Zeus lo ha convertido en invidente porque antes solo daba las riquezas a las personas buenas. Ahora, siendo ciego, ya no las puede distinguir, explica la dramaturga y directora.

"Creo que Aristófanes quería hacernos ver todo lo que nos perdemos cuando nos ciega la obsesión por el dinero y habla de pobreza en un sentido muy amplio, material pero también espiritual y personal. Es un mensaje muy contemporáneo y que se puede aplicar a muchas cosas porque, por ejemplo, cuando estamos obsesionados por mostrar la vida supuestamente fantástica que tenemos en las redes sociales, no disfrutamos de los momentos que retratamos, haciendo y volviendo a hacer fotos hasta que quedan perfectas", ha destacado Márquez.

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