VALÈNCIA. "La sintomatología más grave empezará a aparecer dentro de 30 o 45 días", expresaba Bartolomé Pérez, responsable de la Oficina Autonómica de Salud Mental y Adicciones, tras la Dana que anegó decenas de municipios valencianos hace un mes. En este sentido, remarcaba la importancia de evitar el estrés postraumático y realizar una correcta atención a las personas con un trastorno mental grave. "El objetivo es no llegar ahí, vamos a prevenirlo", remarcaba.
El trastorno de estrés postraumático surge tras haber presenciado sucesos como guerras, accidentes, desastres o actos de violencia sexual. La mayoría de personas sienten angustia tras estos episodios, pero se recuperan de forma natural con el paso del tiempo. No obstante, algunas de ellas mantienen afecciones de salud mental que pueden persistir meses o años, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La institución señala un estudio que revela que alrededor del 70% de la población vive un suceso potencialmente traumático a lo largo de su vida, aunque únicamente un 5,6% llegará a presentar este tipo de trastorno. Se estima que alrededor del 3,9% de la población mundial ha tenido en algún momento esta problemática. Según la OMS, una persona padece de estrés postraumático cuando presenta síntomas que le hacen revivir el suceso, evita todo lo que la recuerda al suceso y tiene procesos de angustia relacionados con la catástrofe. La organización destaca la importancia de la intervención psicológica para tratar este problema.
Lo cierto es que desde el Consell lanzaron un plan de atención a la salud mental de la población tras el episodio, compuesto por 13 puntos de atención psicológica en 11 municipios afectados, así como asistencia en municipios de las comarcas de La Ribera Alta, La Ribera Baixa y Requena-Utiel. La Generalitat también ha publicado una serie de documentos con recomendaciones para afrontar el duelo, especialmente orientados a niños y adolescentes, aunque también a adultos.
En el operativo desplegado en l'Horta Sud participaron hasta el pasado sábado un total de 80 profesionales de los departamentos del Hospital General, La Fe y Doctor Peset, con una atención a más de 600 personas "con reacciones de estrés de distinta gravedad", según informó la Generalitat en un comunicado. A estas se suman los más de 400 individuos que recurrieron al servicio de atención de Feria Valencia durante las primeras semanas tras el temporal.
El pasado 11 de noviembre, Bartolomé Pérez realizaba otro anuncio: seis unidades de trauma en los departamentos de salud más damnificados por las inundaciones (Doctor Peset, La Fe, Hospital General, Requena, La Ribera y Manises) con la previsión de que entrasen en funcionamiento en un plazo de entre dos y tres semanas. En este sentido, la atención psicológica se ha concentrado esta semana en las tres unidades que se han puesto en funcionamiento. Desde la Generalitat también explican que se han mantenido algunos equipos desplazados "a los municipios con mayor afectación de movilidad".
Por otro lado, cabe mencionar que la Oficina de Salud Mental realizará un seguimiento epidemiológico de la situación, con la intención de monitorizar el impacto psicológico de la riada. "Los estudios de cribaje en población general y escolar permitirán ajustar las intervenciones asistenciales a las necesidades específicas de cada departamento de salud", señalaba la Generalitat en el citado comunicado.
Más allá de las medidas llevadas a cabo por el Gobierno valenciano, destacan los 14 equipos especializados que el Ministerio de Sanidad envió hace unas semanas a la zona afectada por la Dana y que estaban orientados a labores de triaje. También se han puesto en marcha servicios de atención psicológica desde instituciones como las universidades valencianas o el Col·legi Oficial de Psicologia de la Comunitat Valenciana (COPCV).
El portavoz del Área de Emergencias del COPCV en la situación de la Dana, Juan Rodríguez, explica que esta situación ha supuesto un "golpe brutal, destructivo, masivo", que ha generado "una crisis con dimensiones desproporcionadas". Tras una "etapa de caos", viene una "caída brusca" en la que aparece una "etapa de depresión". No obstante, señala que alrededor del 70% de la ciudadanía se recupera mediante recursos propios y sistemas de apoyo espontáneos, tales como amigos, familia y rituales sociales. Mientras que el 30% restante "necesitarán más o menos ayuda".
Durante el primer mes tras este episodio es habitual padecer síntomas como alteraciones del sueño, irritabilidad o trastornos psicosomáticos no demasiado graves. "Son reacciones normales a un hecho catastrófico", valora Rodríguez, aunque añade: "De estos, hay algunos que perduran en un sector de la población, que tienen un factor de gravedad más alto".
Por ello, aboga por "tener muy en cuenta" estos factores, ya que "pueden ser anticipadores de los cuadros de estrés postraumático". "Esta es la etapa crítica, y más en los sectores de más vulnerabilidad", asegura. Entre los colectivos que pueden presentar una mayor dificultad para sobrellevar la situación se encuentran niños con problemas de adaptación, gente mayor, personas con diversidad funcional, así como profesionales y voluntarios que han estado sobreexpuestos a la situación.
"A pesar de toda la solidaridad que ha habido, va a ser una recuperación no exenta de dolor en todos los procesos de duelo", reconoce este experto. En este sentido, Rodríguez remarca: "Cada persona estará en una fase distinta. Son duelos, no solo de personas que se van, sino de proyectos de vida que también se van". En cualquier caso, insiste en que el objetivo principal es "evitar el estrés postraumático".
"Quién persiste con síntomas serios debe buscar una atención profesional", explica Rodríguez sobre la situación de las personas afectadas un mes después del paso de la Dana. Respecto a las acciones implementadas por el Consell hasta la fecha para la protección de la salud mental tras la Dana, valora: "Es una primera medida de choque que aún es insuficiente por la dimensión de la catástrofe". Este experto, además, reclama la profesionalización de los equipos de psicólogos de emergencias mediante la creación de un cuerpo permanente.