Arte y fotografía

DE LA ACTUALIZACIÓN A LA RESITUACIÓN

San Pío V: ¿no sólo una pinacoteca?

Los responsables del centro presentaron el work in progress del Plan Museológico ante más de medio centenar de agentes vinculados directa e indirectamente al San Pío V

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VALENCIA. El Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia se redibuja por completo. La finalización de las obras de ampliación que se llevan a cabo en el centro cultural desde hace meses apremian a que, en coordinación con lo que según sus gestores se apremia desde el Ministerio de Cultura, se cree un Plan Museológico para el centro. Porque, aunque pueda sorprender que la segunda pinacoteca más importante de España por su riqueza artística cuenta con este tipo de llave maestra (organizativa, artística, social...), carece de ella.

El actual director en funciones, José Ignacio Casar Pinazo -a la espera del concurso internacional impulsado por la Conselleria de Cultura para encontrar un intendente escogido por una comisión- comanda un equipo de trabajo compuesto por los técnicos del centro David Gimilio (único conservador titular del centro), Mar Amat, Jaume Penalba y Toni Rodrigo. Ellos mismos, este mismo miércoles, presentaron un avance del Plan Museológico para el San Pío ante más de medio centenar de agentes vinculados directa e indirectamente al centro.

La resituación del San Pío tiene, a partir del plan expuesto, sometido a críticas y todavía por definir (en tiempo, forma y, sobre todo, financiación o financiadores de la decisiva vuelta de tuerca), dos objetivos básicos: que el centro supere el concepto tradicional o, en palabras de Gimilio, "que no sólo sea una pinacoteca", y que se convierta en el museo de arte valenciano. Igual de obvio que pudiera parecer que el centro tuviera ese documento maestro, parece que la ciudad le pudiera otorgar esa definición de naturaleza, pero los gestores del centro saben que no existe y que de esa concreción parte todo: "ese es el valor singular del centro; donde reside el arte valenciano", apunta Gimilio.

Replanteamiento de la obra expuesta, de las salas y de la duración de las visitas

El giro copernicano abunda en la necesidad de revisar el modelo de la institución, de renovar a partir de esa resituación la dañada relación con la sociedad y con la ciudad y la del establecimiento de "una naturaleza para el museo". Tan lejos ven sus gestores al centro de la ciudad y de las posibilidades que se pueden generar para la misma a partir de sus fondos que hasta se plantean la renovación de la imagen corporativa. Sin definir de dónde provendrán los fondos económicos para rehacer todo el planteamiento expositivo, recolocando toda la obra y todas las salas, estudiando una entrada alternativa al centro que no sea la que da a una de las rondas de tráfico de la ciudad, reconsiderando sus posibilidades en sus tres plantas para generar espacios más allá del arte plástico o escultórico, la propuesta ambiciona actualizar todas las citadas áreas.

A veces lo propone incluso con cierta celeridad, creando itinerarios rápidos para los visitantes, con tops 10 o 20 del propio museo, pero también "con salidas desde todas las salas". Gimilio asegura que "quien quiere hacer un recorrido completo, conocer toda la obra expuesta, puede hacerlo. Pero hay que promocionar visitas más ágiles, en las que además se pueden compartir experiencias con la familia". En este sentido, se habla de "actualizar" el museo a criterios y necesidades más próximas, con referencias casi por decenas en e documento de presentación, aunque algunos comentarios durante la comparecencia apuntaban directamente al Museo del Prado o el Museu Nacional d'Art de Catalunya como estudiados.

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