VALÈNCIA. Bombas Gens, Season 2, Episode 1. El centro cultural valenciano inicia curso, el tercero desde que abriera por primera vez sus puertas, y lo hace con un cambio significativo: su directora. La portuguesa Sandra Guimarães toma el relevo de Nuria Enguita, que pasará a dirigir el IVAM tras haber estado al frente del centro desde su inauguración, un cambio de caras que es mucho más que eso, es una "nueva etapa". Así lo expresó este viernes Susana Lloret, vicepresidenta de la Fundació Per Amor a l’Art, quien, junto a Vicent Todolí, director del Área de Arte, presentó en público a una Guimarães que se pone al mando tras "esta primera etapa que hemos acabado". Así de contundente se mostró Lloret, quien dio por cumplidos los primeros objetivos de proyecto: echar raíces en el barrio y la ciudad y asentarse en el mundo del arte. Pero, ¿y ahora qué? Convertir Bombas Gens en un centro "cosmopolita", de "visita obligada" e impulsar su internacionalización -que tildaron de "cuenta pendiente"- son las tareas marcadas para la nueva directora, que llega a València tras haber pasado por el Museo Serralves (Portugal), donde trabajó con Todolí, y más recientemente el Remai Modern (Canadá).
La portuguesa es una cara nueva en el ámbito cultural de València, una ciudad que ha visitado en alguna ocasión pero que, cierto es, todavía le es un tanto extraña. Es por esto que en los últimos meses ha intensificado su presencia con el objetivo de investigar la colección del centro y de preparar la transición de la mano de Enguita que, tal y como desveló Todolí, anunció su intención de marcharse hace aproximadamente un año. Ha sido discreto el traspaso de poderes en el centro privado, una transición que también contó con un guiño de Guimarães a su predecesora durante la presentación. "Con el equipo de siempre, el objetivo es continuar el esfuerzo notorio de tener el museo más abierto de todos, de continuar el trabajo de Nuria Enguita". Apenas unas horas después de anunciarse como directora, nos sentamos con Sandra Guimarães para charlar sobre su llegada y visión para Bombas Gens.
-Tanto Vicent Todolí como Susana Lloret han planteado la internacionalización de centro como una "cuenta pendiente" para el centro, ¿cómo afronta este reto?
-Tenemos muchas ganas de que la colección y las exposiciones temporales puedan viajar, pero también tenemos ganas de invitar a colegas de otras instituciones a València para que puedan investigar la colección y así crear puentes entre colecciones, artistas e instituciones. Tengo algunas ideas, claro, ya he empezado a investigar, pero todavía es pronto para concretar. Esta es una tarea que ya hice en el pasado, sumar fuerzas es una manera muy buena de trabajar, precisamente [ahora] en un momento que es raro. Este contexto me ha hecho reflexionar -también a otros posibles socios- sobre cómo trabajar en conjunto y lo importante que es tener un museo abierto y continuar proporcionando la experiencia del arte de distintas maneras. El objetivo es compartirlo con el mayor número de personas.
-Este mismo año Bombas Gens cuenta con su mayor colaboración hasta la fecha, con el viaje de la exposición de Anna-Eva Bergman al Reina Sofía. En esta tarea de conexión con otras instituciones, además de exportar la colección, ¿cabe traer proyectos de otros centros?
-Por supuesto. En Bombas Gens todo gira en torno a la colección, pero diría esto de cualquier museo. Un museo que tiene una colección siempre trabaja proyectos temporales que permiten contextualizarla. Muchas veces también se parte del trabajo de un artista que, después, se incorpora a la colección. Es el conjunto de obras lo que nos permite encontrar puntos de encuentro con otras instituciones.
-Dice que apuesta por un museo "centrado en el artista".
-Esto es muy importante. El museo está para servir al artista, al arte. Los artistas van siempre primero. Siempre trabajo para que el artista pueda hacer el proyecto que ha imaginado, en las mejores condiciones. Me gusta trabajar con ellos, lado a lado.
-¿Hasta qué punto son importantes para usted los grandes nombres?
-Una gran figura es algo muy relativo. Para mí los grandes nombres son los artistas que tienen un trabajo consistente, artistas que se posicionan en la Historia del Arte. Me interesa mucho los artistas que trabajen cuestiones urgentes en nuestro tiempo. He trabajado con artistas que uno podría decir que son importantes y con otros que menos. Lo que a mí me ilusiona es centrarme en su trabajo. Por ejemplo, en Canadá yo adquirí un obra de una artista que no era conocida y unos meses después fue invitada para formar parte de un programa de la Tate. También trabajé con Thomas Hirschhorn, considerado un gran nombre. En lo que yo me concentro es en el trabajo del artista.
-Hace unos años, durante una conferencia en Art Toronto, dijo que trabajar desde un museo en la periferia, en este caso el Remai Modern, daba una cierta libertad, ¿esto también se da en Bombas Gens?
-Lo que quería decir con esto, en realidad, es que lo que para algunas personas es considerado periferia hoy son centros. Ya no hay un centro, hay varios. En Saskatoon (Canadá) éramos el único gran museo pero nos pusimos en la posición de diálogo con museo nacionales e internacionales. Por otra parte, ser un nuevo museo, como es Bombas Gens, también da esa libertad a artistas, algo más difícil en grandes museos. En estos tienes acceso a otras colecciones, artistas o presupuestos, pero desde otro centro se pueden hacer cosas muy creativas, con mucha fuerza, y experimentar. El reto es dar a conocer esos otros centros, por eso es importante trabajar en red. Al final, la manera de trabajar es la misma en València que en París o Londres. El poder verdadero del arte es que puede hablar a cualquier persona.
-Aunque hay exposiciones programadas para los próximos dos años en Bombas Gens, ¿qué nos puede avanzar de su visión para el espacio?
-Me encanta pensar que la Fundació Per Amor a l'Art tiene como misión compartir arte y, también, un ámbito social y de investigación. Me gustaría encontrar caminos que los crucen a través del arte. Me interesan mucho los artistas que tienen un compromiso político. Ahora quiero concentrarme en conocer más València y sus artistas, algo que también es importante.
-En estos meses ha coincidido con su predecesora, Nuria Enguita, ¿cómo ha sido el traspaso de poderes?
-Muy fácil. Nuria y yo nos conocemos desde hace muchos años. Yo seguí también su trayectoria. Compartimos muchas afinidades e intereses. Admiro el trabajo que ha hecho aquí y me alegra dar continuidad a lo que ha planeado con el equipo.
-El hecho de que Nuria Enguita pase a dirigir el IVAM, que está a pocos metros de Bombas Gens, quizá facilite su comunicación, ¿ha hablado de posibles colaboraciones con el IVAM o con otros museos de la ciudad?
-Con Nuria, claro, hablamos de esa posibilidad. Con el resto de espacios todavía no. Primero tenía que ser presentada oficialmente. Me encantaría trabajar con otras instituciones en València.
-¿Qué espacios ha podido conocer?
-Todavía tengo que descubrir mucho [ríe] Estuve en julio, pero es verdad que la situación es muy rara, muchas galerías estaban cerradas. He podido visitar el IVAM o el Centro del Carmen. Ahora tengo ganas de visitar la próxima semana las galerías de arte y de descubrir otros proyectos alternativos.
-Ha dicho durante su presentación que es urgente que ahora demostremos que los museos son necesarios, ¿por qué?
-Los museos son necesarios porque son espacios de libertad y cuestionamiento, de apertura de espíritu. Creo que el arte tiene el poder de transformar y, también, un poder curativo. Oxigena el cerebro. En un momento en el que estamos todos confinados, en el que viajamos menos, el arte tiene la capacidad de llevarnos a otros lugares. Cuando hablo de arte me refiero a la experiencia directa. Los museos deben reflexionar, más que nunca, sobre cómo mantener esa experiencia directa como una posibilidad de encuentro, con una obra de arte o entre personas, dentro del museo. Es una lucha constante y, ahora, aún más.