Grand Place / OPINIÓN

“Sé una mujer libre”: ¡Pide la media luna!

31/07/2018 - 

Llega un momento en la vida en que la luna se tiñe de rojo. Comienza el tiempo de descuento, la cuenta atrás: cinco, cuatro, tres dos, uno…, ¡cero! Y el hombre llegó a la luna, aunque algunos aún lo pongan en duda. Yo, atrevida en mi ignorancia, permítanme que siga preguntándome por qué no ha vuelto. Tal vez porque está tan cerca y tan lejos… O porque nos enseñaron a pedir la luna, aunque deberían de enseñarnos a reconciliarnos con ella. Como el pasado fin de semana, cuando el eclipse tornó la luna llena en media luna. para volver a llenarse después, a llenar de esperanzas a las mujeres de dos mundos que confluyen.

Se acabó la vena poética. Las mujeres marroquíes están tomando la calle, el espacio público, a cara y cabeza descubiertas. Son las primeras y es su particular primavera árabe. Es la respuesta a una campaña machista de la que hace tiempo nos hemos percatado en Europa, aquí de forma subliminal revestida de libertad religiosa e identidad cultural. Se trata de la regresión de las mujeres musulmanas que para serlo de verdad, puras y castas, para ser respetadas, deben cubrir su cuerpo de forma recatada. Por eso vemos a las mujeres musulmanas pasear por las calles de Europa casi uniformadas, con falda o pantalón largos hasta los tobillos -no, no es la moda maxi…-, casaca o gabardina, sea verano o invierno hasta cubrir las muñecas y cabeza cubierta en sus distintas modalidades. No es una moda.

Esto, a las mujeres católicas de la España de los 70, nos suena. En la escuela, las monjas controlaban que el largo de la falda del uniforme llegara por debajo de las rodillas. A las mujeres españolas les costó mucho quitarse el velo… Y aún nos quedan los últimos coletazos de la violencia machista. Comparemos, si no, con lo que pasa con nuestros vecinos. Naciones Unidas realizó una encuesta hace dos años a través de UN Women, precisamente en la región de Rabat-Salé-Kénitra, sobre la masculinidad y la igualdad de sexos. Acaba de publicarse bajo el nombre original en francés “Hommes et Femmes pour l’égalité des sexes”.

El reportaje es concluyente sobre la realidad de nuestro país vecino, cuya ligera apertura tras el matrimonio del rey Mohamed VI con la llamada reina feminista, Laila Salma, permitió el cambio de leyes civiles a favor de las mujeres en materia de divorcio. Precisamente, el reciente divorcio de la pareja real ha coincidido con el reportaje de UN Women, que muestra cómo la sociedad marroquí sigue sin evolucionar en este sentido. Por ello, concluye el informe en que hay que cambiar los factores de influencia social para cambiar las normas sociales que mantienen la masculina como fuente de desigualdad. el 71% de los hombres y el 47,8% de las mujeres sigue pensando que el principal papel de las mujeres es ocuparse de la casa y cocinar para la familia. Sin independencia económica, no hay libertad. Este es el quid de la cuestión.

Entre el resto de “consejos” a seguir está el invitar a los hombres a apoyar las políticas en favor de los derechos humanos de las mujeres, promover una educación igualitaria y no violenta tanto en la familia como en el sistema escolar, facilitar a las jóvenes los medios para ser agentes activos de este cambio social, intensificar las medidas de prevención contra la violencia sobre la mujer, promover la plena integración de las mujeres al mercado de trabajo… Bueno, podríamos aplicárnoslo también a este lado del Mediterráneo y no cambiaríamos ni una coma.

Pero volvamos a la playa, porque en Marruecos la campaña es más bestial, sin vergüenza…, sin perdón. “Sé un hombre y cubre a tus mujeres”. Éste es el slogan que corre por las playas marroquíes cual canción del verano, incitando o mas bien azuzando a los hombres a tapar a “sus” mujeres en el baño. La imagen no es nueva, también la tenemos en las playas españolas, con hombres que toman el baño en shorts acompañados de sus mujeres, que esperan estoicamente bajo una sombrilla en la arena o se bañan en el agua cubiertas totalmente con ropa hasta los pies e incluso con el velo en la cabeza.

La respuesta no se ha hecho esperar y circula por las redes un slogan a “sensu” contrario: “Sé una mujer libre”. Esta campaña, que se he hecho viral en internet con miles de seguidores en Facebook y en Twitter, está capitaneada por una mujer libre, Betty Lachgar, una activista marroquí portavoz del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (Mali). Nacida en Rabat, Lachgar ha visto cómo la sociedad marroquí sufría una regresión respecto a la vestimenta  y las libertades de las mujeres, que hace 30 años ya bajaban en bañador a la playa.

Pero esta batalla playera no ha hecho más que empezar. Porque la arena es sólo reflejo de la calle, y no sólo de las calles de Marruecos o de cualquier otro país musulmán, cuya involución respecto a las mujeres se ha hecho patente tras la mal llamada primavera árabe, que yo prefiero llamar islamista. Lo tenemos en casa. En cualquier calle de la Europa Occidental y democrática vemos más mujeres cubiertas que en una ciudad marroquí. Parece como si aquí tampoco se sintieran libres. Parece como si hasta los barrios belgas o españoles hubiese llegado la funesta campaña machista marroquí: “Sé un hombre y cubre a tus mujeres”. Parece como si las mujeres musulmanas no se atrevieran a ser libres, a pedir la luna, su media luna. Pero yo no quiero media luna…, ¡la quiero entera!

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