VALÈNCIA (VP). Cajamar ha presentado este mediodía el Informe 2022 del ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo’, elaborado por Joaquín Maudos y Jimena Salamanca, especialistas del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
El documento analiza la evolución de los principales indicadores del conjunto de la cadena de valor del sector agroalimentario español, que incluye producción, transformación y comercialización al por mayor y al por menor de productos agroalimentarios, en un año marcado por fuertes tensiones inflacionistas y el encarecimiento de alimentos, energía y suministros.
En la presentación de los resultados del Informe 2022 han intervenido el presidente de Cajamar, Eduardo Baamonde; el secretario general de Agricultura y Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Fernando Miranda; el director de Desarrollo Sostenible de Grupo Cajamar, Roberto García; y el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director adjunto del Ivie, Joaquín Maudos.
Eduardo Baamonde, presidente de Cajamar, ha resaltado en su intervención de bienvenida que debemos estar orgullosos del sector agroalimentario que tenemos en España y de los resultados que obtiene, sin tener la mayor superficie agrícola útil, ni los suelos más fértiles ni beneficiarnos de la pluviometría que tienen nuestros socios comunitarios. “Sin embargo, somos la cuarta potencia productora y, año tras año, el valor de nuestras exportaciones bate récords, alcanzando ya casi los 70.000 millones de euros, y somos líderes en producciones mediterráneas y sectores como el porcino”. Todo ello, ha destacado el presidente de Cajamar, “es la consecuencia de que tenemos unos índices de competitividad y productividad superiores a la media comunitaria, sobre todo en el ámbito primario y la industria transformadora, lo que nos permite que la inflación registrada en el precio de los alimentos se sitúe por debajo de la media de la UE y los precios de los alimentos al consumo sean considerablemente inferiores a los del resto de los países comunitarios”.
Como áreas de mejora, Eduardo Baamonde ha señalado “la necesidad de invertir más en I+D+i para contar cada día con procesos más eficientes y productos diferenciados con mayor valor y mejor posicionamiento”; y en relación a la situación actual provocada por la sequía y los efectos del cambio climático, ha advertido que “el sector agroalimentario español debe contar con infraestructuras de regadío eficientes, que garanticen el suministro de agua que necesita, dada su importancia para la sociedad, la economía y el empleo de nuestro país”.
Fernando Miranda ha resaltado la importancia y relevancia del sector agroalimentario en España como motor de desarrollo económico y generador de empleo y riqueza. Con más de un millón de empleados en 2022, el sector agroalimentario ampliado ha contribuido con un 9,2 % al total de la economía española en Valor Añadido Bruto.
Para paliar los efectos en el sector agrario, el Gobierno ha combinado las medidas de apoyo a través de la PAC, con medidas excepcionales en forma de ayudas directas al sector que, a finales de 2023, totalizarán más de 1.293 millones de euros, incluyendo el Real Decreto Ley 4/2023, de medidas excepcionales para paliar los efectos de la sequía.
A continuación, Joaquín Maudos, como responsable del Observatorio, ha comentado en detalle los principales resultados del análisis, destacando que “el sector afronta importantes retos (medioambientales, digitales, sociales y económicos) pero desde una posición de resiliencia gracias a su elevada competitividad. Esos retos exigen aprovechar la oportunidad de los casi 1.320 millones de euros de fondos europeos NGEU que recibe el sector y cuyo grado de ejecución hasta ahora es reducido (poco más del 15 %)”. Como retos prioritarios ha señalado “hacer frente al aumento de los costes de producción, al relevo generacional en el empleo y al cambio climático”.
Finalmente, el director de Desarrollo Sostenible de Grupo Cajamar, Roberto García Torrente, ha cerrado el acto celebrando el incremento récord del valor añadido generado por el sector, pero llamando a su vez la atención sobre las notables diferencias que se observan en las distintas fases de la cadena: “Es especialmente preocupante -ha señalado- que la producción agrícola y ganadera haya sido la más afectada por los costes de producción. Si bien el valor aumenta un 11 %, los costes lo hacen en casi un 30 %”. En su opinión, “esta pérdida de rentabilidad puede tener consecuencias en el abandono de muchas explotaciones, situación que ya se está produciendo en el caso de la ganadería y, especialmente, en los subsectores de la producción de leche y cebo de porcino”.
Según el Observatorio, en 2022 el valor añadido bruto (VAB) del sector agroalimentario crece un 3,3 % interanual, por encima del 2,5 % registrado de media por el sector europeo, aunque algo menor al que ha experimentado el conjunto de la economía española (5,5 %). En términos absolutos, el sector agroalimentario genera 111.147 millones de euros, que suponen el 9,2 % del total nacional (una décima menos que en 2021). Esta evolución positiva se apoya en el crecimiento del 6,6 % en el VAB de la comercialización y del 5,2 % en el caso de la industria de la transformación, frente a la caída del 1,2 % del sector primario.
Con estas cifras, España se mantiene como la cuarta economía agroalimentaria de la Unión Europea, aportando el 11,9 % del VAB comunitario del sector. Además, la participación del sector agroalimentario en el total de la economía es mayor en España que en la UE-27 (9,2 % frente a 6,6 %), debido sobre todo al mayor peso que tiene la comercialización (4,1 %) en comparación al que tiene en la UE-27 (2,6 %).
Concretamente, España lidera la producción comunitaria de aceite de oliva, cítricos, porcino y fruta fresca de la UE-27, con una cuota de mercado del 54 %, 51,6 %, 24,2 % y 16,7 %, respectivamente. Además, es el segundo país en importancia en la producción de plantas y flores (13,9 %) y hortalizas (19,2 %), y el tercero en ganado bovino (11,7 %), vino (5,7 %) y cebada (14,7 %).
Si bien el volumen de ventas al exterior de productos agroalimentarios descendió en 2022, el incremento del precio de los alimentos hace que el valor de las exportaciones crezca un 13,6 % interanual, registrando un nuevo máximo histórico con 69.645 millones de euros.
De este modo, la economía española conserva su perfil de exportadora neta de productos agroalimentarios, con más de dos décadas ininterrumpidas de superávit comercial. Sin embargo, y por primera vez en quince años, el superávit del sector agroalimentario español cae un 24,5 % en 2022 hasta situarse en los 14.007 millones de euros. Es una disminución que se explica por el intenso aumento en el valor de las importaciones, en un año marcado por la subida de los precios. No obstante, a pesar de la reducción, es el tercer superávit más alto de la UE-27 (segundo en 2021), por detrás de Países Bajos (36.579 millones) y, por primera vez, de Polonia (15.506 millones).
La fruta y frutos comestibles y el pescado, crustáceos y moluscos se mantienen como principales productos de exportación y de importación de España en 2022, respectivamente, concentrando el 14,7 % del total exportado y el 14,1 % del total importado por el sector.
La tasa de crecimiento de los precios ha alcanzado niveles preocupantes en 2022. Los elevados costes de adquisición a los que se ha enfrentado el sector (energía, fertilizantes, pesticidas, pienso para ganado, etc.) han desencadenado un proceso inflacionario de los alimentos y bebidas no alcohólicas hasta alcanzar una tasa del 15,7 % en España y del 17,8 % en la UE-27, muy por encima de los niveles de 2021.
Esta intensa subida de los precios en la cesta de la compra de los hogares se explica por el también fuerte aumento de los costes de producción, que han crecido en 2022 un 18,3 %, algo menos en comparación con el 20,5 % de la UE-27.
El empleo en el sector crece un 1 % en 2022, lo que supone 22.881 ocupados más que en 2021 hasta alcanzar 2.347.108 de trabajadores. El buen comportamiento del empleo en la industria de la transformación (3,1 %) y la comercialización (2,4 %) amortiguan la caída del sector primario, que pierde un 2,5 % interanual. En su conjunto, el sector ocupa al 11,4 % de los trabajadores del país, también por encima de la media europea (10,5 %).
Uno de los rasgos característicos del mercado de trabajo agroalimentario en el conjunto de la Unión Europea sigue siendo el envejecimiento de la fuerza laboral y, muy especialmente, en la actividad primaria. En España, el 86,1 % de los jefes de explotaciones agrarias son mayores de 45 años, frente al 80 % de la media europea. Especialmente crítico es el tramo de mayores de 65 años, que concentra el 41,3 % de los mismos.
En cuanto al trabajo femenino, en 2021 las mujeres concentraban el 29,8 % del empleo agroalimentario español, por debajo de la participación en el total de la economía (46,1 %) y del empleo del sector en la UE-27 (35,4 %). Esta brecha se agudiza en el sector primario donde son el 23,9 % del total de los ocupados, mientras que en el conjunto de la Unión suponen el 31 %.
Joaquín Maudos ha destacado que la productividad del sector se sitúa un 32,1 % por encima de la media europea (120 % más en el caso específico de la producción primaria), lo que explica en buena medida la competitividad de la oferta española en el conjunto de la UE.
Esa elevada productividad se traduce en una mayor competitividad, ya que el coste laboral por unidad de producto del sector en su conjunto es un 26 % más reducido que el de sus competidores europeos. Este diferencial de productividad y competitividad con la UE se ha ampliado en 2022, lo que es un aspecto positivo para destacar.
La inversión en I+D del sector se reduce por primera vez en los últimos seis años (-3,1 % en 2021, último dato disponible), con lo que su peso en el total de la inversión empresarial se contrae del 4,3 % al 3,7 % y se contabilizan 361 millones de euros.
A pesar de este descenso, España se posiciona como el segundo país con mayor número de programas ‘eip-agri’ de la UE-27 en 2022 (51 de 259), contribuyendo con el 19,7 %, solo por debajo de Polonia (21,6 %) y seguido de Rumanía (10,0 %), Países Bajos (9,7 %) y Alemania (8,9 %).
Los retos concretos a los que se enfrenta el sector a corto y medio plazo pueden agruparse en medioambientales (que el sector sea respetuoso con el medioambiente, al que se añade recientemente el reto de la sequía), digitales (avanzar en su transformación digital para aumentar su eficiencia, automatizando y sensorizando procesos), sociales (generar empleo de calidad y asegurando el relevo generacional) y económicos (cómo mejorar su rentabilidad).
Teniendo en cuenta las tendencias cambiantes de la economía mundial, el sector agroalimentario en su conjunto afronta muchos desafíos, como la transformación digital de toda la cadena de valor (para ahorrar recursos en beneficio del cambio climático); la producción de alimentos saludables, sabrosos y sostenibles; garantizar la seguridad alimentaria; transitar hacia modelos de alimentación circulares más sostenibles; luchar en favor de la igualdad de género, y enfrentarse al reto del envejecimiento del empleo del sector (el 41 % de los titulares de explotaciones agrarias tiene más de 65 años), entre otros.
Según se destaca en el informe, todos ellos se afrontan desde una posición de relativa fortaleza dada la elevada productividad y competitividad del sector. A pesar de ello, se insiste en la necesidad de mejorar aún más su posicionamiento, siendo necesario para ello aumentar el esfuerzo innovador (inversión en I+D+i), sobre todo teniendo en cuenta que es inferior a la media europea.
La edición 2022 supone la sexta entrega de un documento que cuantifica de manera conjunta todas las ramas productivas definidas en el sector agroalimentario y examina, con datos actualizados, todas sus características a través de una decena de puntos de vista: estructura agraria; demografía empresarial; valor añadido y producción; empleo; productividad y competitividad; precios y cesta de la compra; comercio exterior; inversión en I+D; medioambiente y sostenibilidad, y retos de futuro.
El informe pone el foco en la comparativa internacional, lo que permite enriquecer el análisis del sector. Además, contempla todas las etapas de la cadena de valor, incluyendo el sector primario, la industria de la transformación y el sector de la distribución de productos agroalimentarios (tanto la distribución mayorista como minorista).
El estudio se completa con la elaboración de unas fichas con información detallada para los 24 sectores productores de bienes agroalimentarios más relevantes.