VALÈNCIA. En España hay unos 2500 castillos de los cuales unos 250 se encuentran en la comunidad Valenciana. Además, en mayor medida, quedan restos de recintos amurallados en unas 100 localidades de nuestra Comunidad. 250 castillos, se dice pronto. Es imposible abordar ni una mínima parte de ellos por fantásticos que nos parezcan los de Peñíscola, Morella, Denia, Villena y así un largo etcétera. Puestos a restringir al máximo se me ocurre que podríamos una pequeña ruta por los más próximos a la ciudad de València, que son más que suficientes y que no se hallan más allá de un radio de 40 km. Sí, València está rodeada de castillos.
En ese radio, no más, podemos encontrar, al menos, siete castillos visitables cada uno de los cuales tiene su interés, sus vicisitudes y su problemática de conservación (no hablaremos del de Sagunto puesto que merece todo un artículo para él). Algunos de estos se encuentran en emplazamientos geográficamente estratégicos, lo que su visita la hace más atractiva si cabe. A algunos otros quizás, y esto es ya una teoría personal, no les damos el valor que merecen porque de alguna forma han sido absorbidos por un desarrollismo insensible que incluso no permite verlos tras la amalgama de edificaciones sin criterio, o mejor, con un criterio poco respetuoso con las construcciones del pasado.
A poco menos de quince km de la ciudad de València se encuentra la fortaleza-palacio más próxima. Se trata del llamado Castillo de Alaquás, que la cronología lo sitúa en el final de la Edad Media, adelantando ya algunos elementos renacentistas. Su elemento arquitectónico más característico es el espectacular patio interior.
Hay que decir que el edificio merecía haberlo incluido en el artículo sobre patrimonio valenciano salvado in extremis, pues estuvo a punto de ser derribado a principios del siglo XX por sus propietarios que, de hecho, iniciaron el derribo y vendieron parte de los artesonados de una de las torres, estando hoy en día colocados en un palacio cercano a Madrid. El llamado Centro de Cultura Valenciana hizo un llamamiento en 1918 para que personas relevantes de la cultura hicieran lo posible para paralizar el derribo. En 1921 se publicó un pequeño libro “El palau senyorial d`Alaquàs” que fue definitivo para lograr que se paralizase el desaguisado que se estaba cometiendo, declarándose seguidamente como Monumento Artístico Nacional. En la actualidad es propiedad municipal, toda vez que fue expropiado a la familia propietaria en el año 2003
También llamado Castillo-Palacio de los Boíl, tiene origen árabe, y fue levantado para proteger a las importantes alquerías de la zona. Como otros muchos castillos cercanos a València, fue conquistado por Jaime I entre los años 1237 y 1239. El castillo que hoy en día podemos es ya una fortaleza de la segunda mitad del siglo XIV, ya que Pedro el Ceremonioso mandó derribar la construcción musulmana en 1367. Trae su nombre en el hecho de que en el siglo XV fue cedido a los Boíl. Se trata de un castillo poco conocido, quizás porque su visión no es tan evidente como otros, desde fuera de la localidad ya que se encuentra enclavado en el centro histórico, fusionándose con las casas. De propiedad municipal, en el mismo se desarrollan diversas actividades de la localidad. Fue restaurado en el año 1989 pero no puede decirse que se trate de una intervención demasiado feliz puesto que se emplearon materiales poco adecuados para ella, lo cual, sin tener un ojo de especialista “salta a la vista”.
A menos de 30 km se encuentra el magníficamente bien conservado castillo de Benisanó (quizás, en este sentido, uno de los mejores de la provincia), junto a la llamada popularmente pista de Ademuz, poco antes de llegar a Llíria. Se trata de una fortaleza que a su vez era residencia nobiliaria que fue construida sobre lo que era una alquería musulmana del siglo XII llamada"Beni Sahnún", nombre que fue variando hasta el actual. Contenía un recinto amurallado del que todavía quedan tres puertas. En su interior, afortunadamente se conservan pavimentos con azulejería de Manises del siglo XV y artesonados polícromados de la época, junto con intervenciones decorativas ya del siglo XIX. Como hecho históricamente relevante, en una de sus habitaciones estuvo retenido durante dieciocho días nada menos que Francisco I, rey de Francia. Después de pasar por varias manos, hoy en día es de titularidad municipal.
El castillo de Serra es uno de los más antiguos de la zona y el más alto topográficamente, pues se alza a una altura de más de 500 metros, lo que le permitía vigilar parte del litoral valenciano y la huerta. pues fue levantado entre los siglos VIII-IX. Pertenecía al conjunto de castillos que formaban el sistema de defensa del norte de València, junto con otros de la zona. Parcialmente derruido, aun es visible una torre y dos lienzos de muralla con almenas. Algunos restos nos invitan a intuir una segunda torre y fragmentos de muralla perimetral realizada con la caracterísica mampostería musulmana. Precisa de una urgente intervención de reconstrucción parcial empleando elementos derribados y su consolidación para evitar nuevos derribos.
Si desde la fortaleza de Serra se dominan las tierras del norte de València, desde el Castillo de Cullera, dado su extraordinario emplazamiento, se dominaba toda la marjal de las tierras del sur, entre esta localidad, hasta Gandía. De hecho fue clave a la hora de defender la ciudad de los berberiscos en el siglo XVI. Entre una y otra se encuentra la huerta y la albufera y a penas existen elevaciones en el golfo de València. Es de lamentar que el desarrollo urbanístico tan grande de la localidad. En su interior se encuentra el Monasterio de Nuestra Señora de la Encarnación, una edificación del siglo XIX, sin demasiado interés desde el punto de vista patrimonial. Los musulmanes lo tuvieron que dejar en 1239 ante la llegada de Jaime I, siendo cedido a la Orden del Hospital. El conjunto, que comprende dos recintos y varias torres fue rehabilitado para su visita. Es recomendable visitarlo llegando al mismo a través del via crucis con sus correspondientes “revoltes” que sale de la zona antigua de la localidad.
El castillo de Buñol se encuentra en el centro de la población y data de los siglos S.XI y XII. Se trata en este caso de una fortaleza cristiana y fue construido sobre un asentamiento musulmán previo que, como estamos viendo, suele ser lo habitual y que el mismo año que València, 1238, fue arrebatado por el rey Jaime I. Su situación era estratégica puesto que dominaba el llamado Camino Real de Madrid y por tanto el paso empleado para subir el escalón orográfico entre València y la Meseta. Este castillo es, en realidad, dos; el llamado “del norte” es irregular con plaza de armas y a su muralla hoy en día hay adosadas un buen número de viviendas de la localidad. Entre los dos castillos se encuentra la Torre Mayor. El castillo sur se situaban las dependencias residenciales de la fortaleza. Hoy en día cohabitan un palacio gótico y otro renacentista construido por los Mercader en el siglo XVI. Está documentada la existencia de una puerta anterior a la llegada cristiana que se denominaba Bunyul y cuyo nombre traería causa la actual denominación de la localidad. Abandonado en el siglo XIX fue ocupado por la población civil más desfavorecida que lo convirtieron en un barrio más del municipio.