La compañía andaluza visita el Teatre El Musical este sábado tras 15 años sin pisar los escenarios valencianos
VALENCIA. La comunidad teatral valenciana anda revuelta por el regreso a la cartelera de una compañía de Jerez que caló hondo en sus vísceras y su intelecto cuando visitó el Teatro Rialto en 2001 con La puerta estrecha. El grupo se llama La Zaranda y hace 15 años que no pisa estas tierras. Todo y a pesar de haber sido merecedores del Premio Nacional de Teatro 2010, concedido en palabras del Ministerio de Cultura “por su capacidad de conjugar una decidida y comprometida puesta en escena y un texto global que entronca con la tradición ibérica del esperpento, a través de un lenguaje contemporáneo de gran carga poética”.
Esta compañía de culto no es sólo un referente nacional, sino internacional, con representaciones en más de 30 países del mundo. Sin ir más lejos, la última Bienal de Venecia les invitó a presentar un ensayo abierto de la obra con la que, precisamente, regresan a Valencia, El grito en el cielo, programada este sábado, 21 de noviembre, en el Teatre El Musical.
De ahí la expectación que su vuelta ha generado entre la profesión. Media docena de grandes valores del teatro contemporáneo en nuestra ciudad comparten su experiencia personal y entrevistan al autor de los textos de la compañía andaluza, Eusebio Calonge.
Xavi Puchades atesora imágenes de los montajes de La Zaranda que conforman “un paisaje de viejas fotografías y palabras masticadas a partir de las cuales recordar lo que es sentir el verdadero teatro por las tripas”. Un tiovivo en ruinas, una puerta en medio de la nada, un ventilador, sillas de ruedas, flexos...
Los vio en 2001, en el Teatro Rialto. Y a partir de entonces, Puchades ha tratado de no perderse ninguna de sus obras, aunque tuviera que ir a Alicante, Barcelona, Tarragona, Madrid, e incluso retomar La puerta estrecha, años después, en París.
“Sus raíces ahondan en nuestra tradición cultural hasta los orígenes mismos del teatro. De la vida. Beben de diversas fuentes artísticas, no solo del teatro, y lo hacen desde la admiración y el respeto hacia los clásicos. Es como ver en escena un olivo milenario”, compara el dramaturgo, premiado esta misma semana con el X Premi de Teatre Ciutat d'Alzira por Saqueig, y que los días 23 y 24 de enero retomará su obra Èxit (abans de les eleccions), en Las Naves,
- Xavi Puchades: ¿Qué recomendarías a los gestores de nuestros teatros públicos?
- Eusebio Calonge: Los gestores han de tomar conciencia de que trabajan para el teatro y no para complacer a ningún político, y eso presupone ser valiente, tener una mentalidad abierta y una sensibilidad grande ante el hecho creativo del momento. Les recomendaría que no se fijaran tanto en llenar las butacas de visones apolillados, sino en llenar el escenario de vida latente. El teatro es un espejo y lo que se ve por los escenarios españoles no es mas que un mausoleo de lo que fue. Los gestores también son responsables de la historia del teatro, no solo lo es quien lo hace, sino quien hace que pueda hacerse.
- ¿Y qué les recomendarías programar que, seguramente, no ha llegado todavía hasta aquí?
- Eusebio Calonge: Hay mucha gente joven intentando hacer teatro y hacerlo con riesgo. Por ejemplo, cuando estuve en Valencia con Creador.es había gente como vosotros, mis entrevistadores, con una propuesta lúcida e inteligente, y que por desgracia no se comunica fuera, no sale. Vi que en Valencia había mucha sed de teatro, de creatividad, de poética sobre el escenario, lo que considero vital para que el arte dramático siga vivo. Y fue motivo de honda alegría que ahora me corroboran vuestras preguntas.
Puchades asistió este pasado mes de septiembre a un taller de Eusebio Calonge titulado La energía de la desesperación, en el marco de la tercera edición de residencias teatrales Creador.es, al que también asistió Isabel Caballero, codirectora del festival Cabanyal Íntim. La también actriz llegó tarde a la primera clase. Y cuando entró en el aula sintió una atmósfera especial. “Conozco muy bien a todos mis compañeros y al entrar vi que estaba pasando algo gordo, que aquello estaba a un nivel superior a lo que estamos acostumbrados. Había magia, una transformación que se había conseguido en una sola sesión”.
En su opinión, “todo lo que dicen es de maestros”. Caballero rescata una cita de una de las publicaciones de Calonge, Orientaciones en el desierto: Itinerarios para materializar lo invisible en la creación teatral (Teoría y Práctica del Teatro): “Si el teatro no es comunión qué es el teatro”, y constata: “Cada una de sus frases te deja 15 minutos de reflexión. Son cosas que ya creo, pero ellos las expresan con poesía, contundencia, compromiso y de una manera muy suya”.
- Isabel Caballero: ¿Qué le has dado al teatro y qué te ha dado el teatro de vuelta?
- Eusebio Calonge: Al teatro le entrega uno la vida, y el teatro te hace vivir.
“Los vi por primera vez hace más de 10 años en el Grec de Barcelona con el espectáculo Cuando la vida eterna se acabe. No sabía nada de ellos, y verlos fue tan revelador... Sus voces, sus movimientos, sus penumbras. Ahí estaban, sembrando vértigos al por mayor... Mientras los vi temblaba, lloraba de risa y al mismo tiempo me vino un recuerdo remoto de mi infancia: cuando mi vecina Virtudes durmió durante los tres últimos años de su vida en un ataúd. La muerte de Virtudes llegó a su casa con retraso”, comparte el más veterano de los entrevistados, Paco Zarzoso, cuya compañía, Hongaresa de Teatre, se apresta a celebrar este año su 20 aniversario.
En su opinión, La Zaranda son “los poseedores y porteadores del fuego de la metafísica y la francachela. Hermanados con Ribera, Goya, Valle-Inclán, se desangran y se ríen de todo y de todos. Son funámbulos del corazón y del hígado recio... Y ahí se desangran cada crepúsculo, en cada función, sin necesidad de cortarse ninguna vena para amamantar éxitos en los villorrios de la vanguardia. Y su sacrificio multiplica panes y vinos en las sienes de los espectadores. Nada de micros, nada de vídeos, nada de quincallería tecnológica... Para hipnotizar, para quitarte o devolverte el sueño se bastan con sus temblores y sus faldas raídas. Nada de experimentos post dramáticos de pacotilla. Son tan pre dramáticos los jodíos, que nadie los podemos alcanzar”.
- Paco Zarzoso: Para ser autor dramático en Valencia, ¿es mejor cerrar los ojos, buscar la vasta sombra, la tiniebla primaria que su venero esconde bajo el mundo lavando de vergüenzas la memoria? O por el contrario, ¿hay que, como un alma doliente en las entrañas propias, gritar por las oscuras galerías del cuerpo hasta chocar contra el muro de los huesos y levantar mareas febriles por la sangre?
- Eusebio Calonge: Hace falta todo lo que dices y en muchos niveles arrojarse al vacío. Ese salto sólo se hace cuando se tiene fe y únicamente en la caída te crecen las alas. Diría que hacer teatro es tantear en la oscuridad, estar perdido, y sólo te encuentra quien contempla la obra contigo.
Zarsoso fue, precisamente el mentor que aconsejó la compañía a Guadalupe Saéz, cofundadora de Lupa Teatre, que el fin de semana del 23 y 24 de enero acercan su último montaje, Se'ns està quedant cos de postguerra, a la Sala Ultramar.
“Con ellos, sólo necesitas un minuto para saber que lo que está pasando encima del escenario te va a cambiar por dentro”, asegura.
La dramaturga los ha visto en tres ocasiones y siempre fuera de Valencia: Nadie lo quiere creer. La patria de los espectros, El régimen del pienso y El grito en el cielo. Se lo ha tomado como unas pequeñas vacaciones, donde hace grupo, compra las entradas, arranca el coche y va y vuelve en el día.
“La primera vez que los vi no pude cerrar la boca en toda la pieza. Era como cuando eres pequeño y te llevan a ver magia y aparecen y desaparecen cosas y tú no sabes cómo lo están haciendo. La Zaranda es de esas compañías que una vez los has visto ya no puedes olvidar, y repites frases y se te quedan imágenes grabadas en la memoria y te hace pensar que todo esto del teatro realmente merece la pena y que estás muy lejos de conseguir o que ellos hacen, pero que te gustaría tanto poder hacerlo...”
- Guadalupe Saéz: No sé qué preguntarte, sólo te daría las gracias... También me sucedió en el curso que impartiste en Valencia, no pregunté casi nada, sólo podía mirarte trabajar con los actores.
- Eusebio Calonge: Muy honrado. Lo que intento en los cursos es un desescombro previo a la obra, dejar de alguna manera la mente abierta a muchos canales. Nunca me baso en mis textos, no me gusta, no tengo presunción, sino que recurro a textos muy sencillos que para mí instauran la historia del teatro, como el “quién eres” de Hamlet al padre o el “dónde estamos” de Los ciegos de Maeterlinck. Son preguntas siempre existenciales, filosóficamente muy radicales, que el hombre no para de hacerse a lo largo de su vida. Y a mí me gusta llevarlas al escenario y que nos enfrentemos a ellas con acciones.
Gabi Ochoa revela que Espai Inestable le debe su nombre a La Zaranda. La compañía tiene como sobrenombre Teatro Inestable de Andalucía la Baja, y el colectivo de profesionales que gestiona la sala valenciana de teatro contemporáneo decidió bautizar así a su proyecto porque el combo conformado por Paco de la Zaranda, Gaspar Campuzano, Enrique Bustos, Eusebio Calonge y el fallecido Juan de la Zaranda, eran un referente.
“Ver trabajar a Eusebio en escena ya es inaudito. Extrae del actor la esencia, la carne. ¿Qué tienen? Lo que no tiene la mayor parte del teatro actual: alma, fuego, carne, víscera, vivacidad, raigambre”, sintetiza el dramaturgo valenciano, quien además de la dirección artística de Creador.es, tiene en gira Las guerras correctas y ultima dos nuevas obras, Vives, “un retablo sobre la pedagogía en el País Valencià”, y Estoy intentando romperte el corazón, una comedia con guiños al teatro de Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
- Gabi Ochoa: Hay una frase que dijiste en el taller: “Hay que conspirar contra uno mismo” a la que me gustaría darle la vuelta: ¿Hay que conspirar contra uno mismo?
- Eusebio Calonge: Hay que conspirar contra el propio pensamiento de uno. Es un concepto muy platónico, pero que siempre tengo en cuenta cuando me siento frente a mis textos. El texto siempre se encara como escrito por un enemigo, sólo así van a producirse los desgarros y fisuras por donde puede aparecer el teatro. Y para eso necesitas abolir muchas cosas que están en tu ego y en tu vanidad. Si no les has hecho resquicios, todo va a estar tan lleno de ti que el teatro no va a encontrar un espacio.
- Gabi Ochoa: ¿Cómo hay que conspirar contra uno mismo?
- Eusebio Calonge: Es difícil, pero escuchándose en el silencio, no en la palabras. No hay que estar en el pienso luego existo, sino en el existo luego pienso. De alguna manera en ese preceder a la palabra, en ese silencio lleno de actividad y acción interior está esa abolición del yo.
La última de las obras de La Zaranda a la que asistió Lucía Sáez fue El régimen del pienso. En aquellos días, la actriz, cofundadora junto a Ester Martínez y Lucía Abellán de la compañía La SubTerránea, afrontaba un ERE en la empresa donde trabajaba. “Fue como si me metieran la mano en el corazón y me lo estrujaran, me liberé. Aquel día sentí tantas verdades, que me dieron fuerza para tomar grandes decisiones. Nadie podrá decirme jamás que el teatro sólo es entretenimiento”.
Ahora, la SubTerránea va como un tiro. En enero visitan la sala Ultramar con Pussy Koan, en febrero, la Sala OFF con Finisterre, y en 2016, son compañía residente en Espai Inestable.
“La Zaranda hablan desde el silencia y desde la oscuridad para llegar a aquellos rincones donde todos nos hemos encontrados alguna vez. Sus espectáculos nos encogen el corazón porque hablan desde el cuerpo para el cuerpo y desde el espíritu para el espíritu. Entre otras muchas cosas, se puede apreciar que su energía va dirigida a la creación escénica y no a la producción. Hemos creado un sistema de producto con las artes escénicas y a veces, dejamos de lado la creación. Esto no lo hace La Zaranda: en ellos se ve el sudor y la generosidad de la creación escénica”, distingue Abellán.
- Lucía Sáez: ¿Esperáis algo del teatro?
- Eusebio Calonge: Desde la obra de arte siempre se espera el milagro que nos haga trascender, pero como esa revelación nunca es satisfecha, ahí seguimos. Cuando estamos creando pensamos invariablemente que hay algo más allá de nosotros a lo que podemos llegar, aspiramos a franquear las puertas de un misterio que intuimos.
El veterano actor cumple sobre las tablas del Teatre Principal de València medio siglo de profesión. En esta ocasión, en la primera cita de la gira de un montaje que ha adaptado del clásico Juan Cavestany y que dirige Andrés Lima. Las críticas hablan de "inmensa", "memorable" y "soberbia" producción