VALÈNCIA. Acaba de publicarse L’animal (Drassana), un recorrido por la trayectoria artística de Micalet Landete músico artífice de Senior i el Cor Brutal. Una extensa entrevista conducida por el director de cine y realizador Pau Martínez es la espina dorsal de un libro cuyo protagonista publica nuevo álbum el próximo 26 de mayo: Valenciana, Vol. 1
Contar a un personaje es hacer un ejercicio de memoria. Escribir una biografía con la colaboración del sujeto aludido implica remover sus recuerdos. Y luego sumergir al lector en ese pasado. Los recuerdos son los pilares de nuestro presente. Los recuerdos son lo que somos. En las primeras páginas de L’animal, Pau Martínez habla con Miquel Àngel Landete sobre el momento en el que se conocieron. Algún momento impreciso entre finales del siglo pasado y el presente. El sitio sí que lo tienen claro, la Filmoteca de València. El primer concierto en el que coincidieron fue uno de Wilco en Zaragoza, allá por 2005, que derivó también en la primera borrachera compartida. Landete y Pau. Como ya es habitual cuando me pongo a recordar, no sé cuándo fue la primera vez que hablé con Micalet Landete. Tampoco le he preguntado si él lo recuerda, y eso que mientras escribía esto nos hemos estado intercambiando mensajes. Landete: escucha el disco de Invisible Harvey, que te gustará seguro. Yo: Mándame fotos para el artículo que estoy escribiendo, y si tienes alguna donde salgamos los dos, mejor. Landete: Ahora te envío fotos de promo. Escúchate el disco que te digo… Cómo mola el nuevo de Kevin Morby… Clico el enlace que me ha enviado y escucho a Invisible Harvey.
L’animal es un experimento periodístico creado alrededor de una larga entrevista cruzada transversalmente por artículos de periodistas y músicos afines al animal del libro. Uno de esos artículos es mío. Que a uno le pidan colaborar en un texto sobre un músico apreciado entra dentro de lo esperado. Lo que no es tan corriente es que el protagonista hable de ti en un libro que trata sobre él. Al margen de alegría que me producen las palabras que me dedica Micalet, se me hace raro verme formando parte del imaginario de alguien sobre el que he escrito en diversas ocasiones. No es habitual –no tiene porqué serlo- pero me gusta.
A su autor, a Pau, lo conocí hace ya algunos años, en un pequeño ciclo sobre vídeo clips realizados en Valencia que organicé para la SGAE. La jornada que pasamos en Alicante para realizar el correspondiente coloquio acabó siendo el comienzo de una amistad. Es gratificante comprobar cómo ciertas afinidades creativas y profesionales acaban creando un tejido de afectos. Pau y Landete eran amigos antes de que yo les conociera. Ambos a su vez son amigos de Vicente Martínez, uno de los empresarios más importantes en el sector de la música valenciana, y otro buen amigo al que también me unen nexos profesionales. Nèstor Mir, otro personaje activo en la escena cultural valenciana cuando las alternativas eran tan necesarias, entra en esa categoría. Además, a Nèstor le debo el haber comenzado a organizar mi archivo, o por lo menos, el seguir intentándolo cada día, por el bien de esta sección, entre otras cosas. Acabo de girar la cabeza hacia los contenedores de plástico donde guardo las cosas del pasado. No es un archivo, es un simulacro, pero voluntad le pongo, Nèstor.
Ahora estoy con Pau en el Congo, un bar de L’eixample de la ciudad de València. Le pregunto por sus proyectos profesionales, documentales, películas... Me da un ejemplar de L’animal. Hablamos del libro. En cierto momento, Landete cuenta en él –me lo había comentado en otras ocasiones-, que solía ir a Deplástico, la tienda de discos que monté con mi hermana Raquel a finales de los ochenta y que estaba junto a Brillante, en Russafa, no muy lejos de donde estoy ahora con Pau. Micalet solía ir allí por la misma razón que yo de adolescente iba Harmony, a descubrir discos que me cambiaran la vida. Cuando eso ocurre no te conformas con que pase una sola vez. Es como una droga. Necesitas que el fenómeno se repita cada tanto. Y después, cuando te haces completamente adulto, también. La necesidad de encontrar eso –un disco, una película, un libro, un cuadro…- que te arranque del sitio donde estás y te haga sacudir la cabeza y decir para tus adentros, “¿pero qué narices es esto?” Me gusta pensar que a Micalet le pasó eso en Deplástico. Cuando escuché los discos de Senior i el Cor Brutal, a mí me ocurrió lo mismo.
Retrocedemos a febrero de este mismo año. Estoy con Micalet en un restaurante de El Saler. La grabadora está conectada. Me cuenta los entresijos de Valenciana, Vol. 1, el nuevo álbum de Senior Es un álbum de versiones en el que se dan cita canciones de algunos de sus artistas favoritos. No me cansaré de repetir que soy fan del término valenciana (la música de raíces americanas que los anglosajones llaman americana, y que tras pasar por el filtro de Senior, se convierte en valenciana). Nunca me cansaré de repetir lo mucho que me asombra el poco caso que se le hace al palabro en València, pero da igual. Micalet, es uno de esos personajes necesarios en esta tierra. Como músico y como entidad. Landete es socarrón y es polémico. Landete hace las cosas en plan Bob Dylan, a veces te deja boquiabierto, otras no entiendes nada. Él las hace así y lo que en otro sería un destarifo, tiene sentido si se trata de él.
Valenciana, Vol. 1 es un disco de recuerdos más de lo que pueda serlo cualquier otro. Tiene versiones de The Jesus & Mary Chain –una de las pasiones que creo que alimentó en Deplástico-, Devendra Banhart, The Low Anthem, Tom Waits, Johnny Cash, Rodrigo Amarante… Hacer propias las canciones de los artistas que admiras es una manera de mostrarse a sí mismo. Landete lo hace aquí con la colaboración de una serie de vocalistas invitados, todas ellas voces amigas. Hace un par de veranos entrevisté a Dan Bejar, músico canadiense que graba discos como Destroyer. Como sé que Landete es fan, llevé una copia de un disco de Senior i el Cor Brutal. Al concluir la entrevista se la di a Bejar y le expliqué todo lo brevemente que pude quién era Senior. Meses después ambos coincidieron en un concierto en Bolonia. En esa comida de febrero, con el primer chupito tras la paella le pregunté a Micalet si se había presentado a Bejar. Me dijo que no. Asi que nunca sabré si Dan Bejar escuchó el disco, y si lo hizo, qué le pareció.
En el libro de Pau se habla de un concierto de Senior i el Cor Brutal que tuvo lugar en 2007. Fue en la sala Black Note y con la entrada se contribuía a pagar la grabación del disco L’experiència gratificant, que tuvo lugar en Montevideo y Memphis. Como bien se dice en la conversación, fue un crowdfunding antes de que el crowdfunding existiera. Recuerdo aquel concierto como si se tratara de una reunión secreta, cuando la ciudad pasaba una noche oscura que parecía no terminar nunca. Diez años atrás, cuando hacer rock de cantautor como el que hace Senior y cantarlo en valenciano se antojaba algo suicida. Cuando había tantas cosas por hacer y no sabíamos si algún día podrían hacerse. Senior i el Cor Brutal eran la voz y la electricidad que nos recordaban lo primero y nos animaban a lo segundo. Diez años que parecen muchos más y que ahora no son más que recuerdos. Le tengo que decir a Landete a ver si escribimos juntos una letra en valenciano. A lo mejor le propongo hacerla sobre los recuerdos. Por cierto, que no se me olvide decirle que me ha gustado mucho Invisible Harvey.