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Sequía de startups en un sector del agua que sí ha sabido innovar

27/04/2023 - 

La sequía se ha puesto seria. En los últimos diez años, ha habido muchos avances científicos y tecnológicos para hacer que el tratamiento del agua sea más inteligente y circular. Soluciones digitales basadas en el internet de las cosas, la inteligencia artificial o los sensores remotos cada vez más precisos.

El foco de la atención política y mediática en cuestiones medioambientales se lo ha llevado el CO2 y la electrificación de la economía, pero hemos ido configurando un sector avanzado de tecnologías del agua a nuestra manera, con lo puesto, al que sólo le falta una mayor complicidad estratégica por parte del sector público y una base emprendedora más potente.

Nuestra relación con el problema del agua podría describirse como paradójica. En los últimos cinco años hemos vivido un frenesí de inversión en las redes de distribución a nivel municipal. Buena noticia, porque es realmente necesario y porque no resulta fácil para ningún equipo de gobierno subir la cuota a sus vecinos. Las obras las financia la concesionaria, pero las acabamos pagando los usuarios. 

Tan complicado ha sido asumir ese coste político, que un informe sobre la gestión del ciclo urbano del agua en la Comunitat, elaborado por la Generalitat, sitúa la media ponderada de pérdidas en la red de abastecimiento por encima del 25% en la mayoría de los núcleos de la provincia de València. Y recuerda: “el 92% de la población se abastece de sistemas gestionados por empresas privadas o mixtas participadas por privadas” con contratos superiores a 30 años para el 50% de la población y a 20 años para el 80%. 

Si la Comunidad de Madrid dispusiera del Canon de Saneamiento creado en nuestro territorio hace 30 años, se habría evitado un déficit de 900 millones de euros, decía recientemente el gerente de la EPSAR, Juan Ángel Conca. En nuestra comunidad ese impuesto finalista ha permitido construir una red de 487 depuradoras. 

La FAO acaba de pedir precisamente en la Conferencia del Agua de las Naciones Unidas celebrada el mes pasado en Nueva York mecanismos innovadores de financiación de la sequía, para ayudar a hacer frente a la creciente frecuencia y gravedad de este fenómeno en cada vez más países del mundo. En nuestro caso, el problema no es tanto de financiación, como de las dificultades para crear un entorno más comprometido con la innovación en el ámbito del agua. Una regulación que favorezca la compra pública innovadora, por ejemplo, añadía Conca. 

Los datos más contundentes sobre la realidad de nuestra red de agua aparecen en el informe “Análisis de las necesidades de inversión en renovación de las infraestructuras del ciclo urbano del agua” que firman varios investigadores de la UNED, financiado por la Fundación Aquae y AES. Estima para la Comunitat Valenciana un coste de renovación de 20.395 millones de euros, de los cuales 4.073 deben ir a abastecimiento y 16.322 a saneamiento. 

Tras consultar a los operadores, su cálculo es que la inversión que realizan cada año asciende a 467 millones de euros. Pero compara ese dato con el que le proporciona un modelo de estimación basado en los “límites teóricos”, según el cual serían, en realidad, 259 millones. Si a eso unimos que The Water Research Foundation analizó más de 4.500 auditorías de agua y un 21% de ellas no pasaron las verificaciones básicas de plausibilidad, se entiende la sensación de lejanía entre el mundo de la innovación y el sector público.

Quizás ese entorno poco propicio al H2O y obsesionado con el CO2, mucho más cercano a la lógica de la construcción de obra pública que a la difícil tarea de gestionar de forma inteligente de agua y energía, explique la configuración de nuestra base tecnológica en el sector. 

Global Omnium es lo más parecido a una multinacional del agua con base en València. Su desarrollo en monitorización de redes es el resultado de una evolución continuada de los muy atinados sistemas IoT (internet de las cosas) de Idrica, originados hace casi dos décadas. Le ha valido para abrirse camino a nivel internacional, y estar presente en mercados tan exigentes como los de Qatar o Estados Unidos. 

Ha sido la innovación tecnológica (alimentada eso sí con ayudas de la AVI y el Ivace, y en menor medida los fondos Life+ europeos y del CDTI, que sostienen buena parte de su actividad de I+D) la que le ha permitido diferenciarse en un negocio de grandes corporaciones y músculo financiero. También FACSA e Hidraqua, con una excelente solución para digitalizar todas sus operaciones, tienen el mérito de haber superado los inconvenientes del entorno mediante soluciones muy vinculadas a la revolución digital.

Es incuestionable el éxito de la compañía que preside Eugenio Calabuig durante lo peor de la pandemia del COVID-19 con su sistema para controlar la evolución del virus analizando las aguas residuales. Muy hábil su decisión de convertirse en patrocinador del Research Affiliate Program del J-WAFS Lab del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Le ha abierto las puertas de numerosos eventos de primer nivel, y de paso ha entrado en la red de alcantarillado de Houston (Texas, EEUU). Cada uno juega con sus cartas.

Desde el punto de vista del sector privado quedaría pendiente, no obstante, incorporar al ámbito emprendedor a la batalla tecnológica del agua. Difícil meter cabeza en un sector que, pese a estar digitalizado, mantiene tantos condicionantes propios de la economía analógica. Entre las apuestas de Go Hub Ventures sólo hay una startup dedicada al agua, la catalana Inloc Robotics, creadora de la solución Sewdef de detección automática de defectos en el alcantarillado. Entre las incorporaciones a su programa de aceleración, la malagueña Agrow Analytics, que combina la programación, el seguimiento y el análisis del riego.

En el programa ClimAccelerator de la iniciativa Climate-KIC del Instituto Europeo de Innovación, cuya sede española se encuentra en el Jardín Botánico, han entrado durante los últimos años empresas de la Comunitat del ámbito de la sostenibilidad como Be More 3D (impresión 3D), Aquactiva Solutions (desinfectante), Encapsulae (aditivos funcionales), Trazable (blockchain para logística), Pantala (retail), Feedect (alimentos hechos con insectos), Lowbus (movilidad), Kerionics (membranas cerámicas para separar el oxígeno del aire)… también aquí hay sequía. Ni rastro de agua. Lo hemos hecho bien en el camino recorrido hasta ahora, nos queda un salto más: el del emprendimiento hídrico.

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