VALÈNCIA. Sergio Bueno Chirivella (Algemesí, 1973) lleva más de dos décadas a pie de obra de los mercados financieros desde diferentes prismas como cajero, consultor financiero, gestor de carteras, banquero privado, director de oficina... Como bien dice el refrán «de casta le viene al galgo» y tuvo en casa el espejo donde mirarse para encauzar su vida laboral a través de las finanzas: su abuelo Ramón fue el primer empleado de Caixa Rural d’Algemesí y su padre Carlos trabajó durante más de cuarenta años en el extinto Banco Popular. «Siempre encaminé mis estudios y la carrera profesional hacia este sector porque quise tomar el testigo en la familia», reconoce a Plaza este licenciado en Economía, con las certificaciones CAF y EFPA ESG Advisor bajo el brazo. En este sentido tiene claro la importancia de contar con ellas en «profesiones donde el trabajador tiene una gran responsabilidad como en las finanzas. Es clave para no repetir errores que se cometieron en anteriores crisis, como la quiebra de Lehman Brothers, subprime, subordinadas… Si los empleados hubiéramos tenido la formación adecuada para comercializar ciertos productos, habríamos podido explicar mejor los riesgos inherentes de la inversión».
Este amante del deporte —ha corrido cinco maratones y más de diez medias maratones—, la música, el cine, los viajes y un apasionado de su familia, comenzó trabajando en Banco Popular, luego pasó por Banco Mediolanum, Citibank, KBL European Private Bankers, Indosuez Wealth Management y, desde 2019, está en Tressis SV, donde actualmente es el responsable de la oficina de València. Bueno afirma que se sintió realizado «cuando en 2014 di el salto a la banca privada. Mi carrera profesional dio un vuelco porque comencé a aprender nuevos conceptos que no había conocido hasta ese momento. El poder dar asesoramiento personalizado a grupos familiares es algo que siempre me ha llenado mucho y, además, utilizando propuestas de inversión con vehículos que no se ven en la banca tradicional. La clave es acompañar al cliente y poner a su disposición la experiencia acumulada. Somos profesionales, pero también somos personas, por lo que poder ponerte en el lugar de cada cliente es esencial».
Hace tres años se cruzó en su camino Tressis, firma financiera independiente que crece día a día. ¿Por qué le dio el sí quiero? «Por su buena reputación, independencia, soluciones de inversión, tecnología…, pero lo que me convenció fue su equipo humano, sus valores y sus acciones más allá de la gestión de patrimonios y planificación financiera. Nuestra forma de trabajar, con arquitectura abierta, hace mucho más fácil ofrecer el mejor servicio de inversión, acompañando a los clientes en cada paso con rigor y profesionalidad». Además, Bueno destaca que Tressis combina «la rigurosidad en su trabajo, sus profesionales y sus partners con la conciencia de cuidar de todo lo que le rodea: accionistas, clientes, empleados, agentes, proveedores... Acciones con fundaciones sin ánimo de lucro, el plan de sostenibilidad de la compañía —que busca mantener una mejora continua de todo lo que hace—, o su apuesta y dedicación, desde hace años, por las inversiones socialmente responsables son un ejemplo. Somos la entidad con el mejor índice de recomendación entre las bancas privadas y esto no puede ser solo una casualidad. De hecho, hemos vuelto a ganar por segundo año consecutivo el premio de Citywire como Mejor Banca Privada Boutique».
Un asesor financiero es...
Preguntado por lo que debe tener un buen asesor financiero, su respuesta es clara: «son indispensables los aspectos técnicos, como estar formado y acreditado, dar prioridad a los objetivos del inversor, ofrecer un servicio personalizado, estar al día sobre fiscalidad..., pero son muchos más importantes otros más subjetivos, como el tiempo que dedicamos a nuestros clientes, que es lo que realmente nos diferencia; que entienda sus inversiones, que nos explique su situación y sienta que es único y muy importante para nosotros como así es. Creamos grandes vínculos con nuestros clientes». Por el contrario, recomienda mantenerse al margen en todo momento de la mentira «porque siempre hay que ser sincero»; de la colocación de productos propios —«siempre hay que velar por el interés del cliente»— y de la soberbia, donde «nadie es más que nadie y debemos saber ponernos siempre a la altura de los clientes».
El año que viene cumple veintidos años trabajando en el sector y siempre en el Cap i Casal. La pregunta es inevitable: ¿ha cambiado mucho el asesoramiento financiero en la plaza valenciana desde que empezó? «Sí. Entonces empezábamos a comercializar los fondos de inversión como una alternativa ideal a las típicas acciones del Banco Santander, Repsol y Telefónica. En aquella época, aún explicábamos lo que eran estas novedosas instituciones de inversión colectiva, que tanto diversificaban y nos permitían acceder a los grandes mercados internacionales, donde nunca podríamos invertir de manera directa… a no ser que fueras Warren Buffet. El tema fiscal siempre era importante, ya que eso de no tener que tributar en los traspasos era una gran ventaja. Hoy en día el mercado se ha vuelto más complicado, después de las innumerables correcciones sufridas; mientras los productos son mucho más sofisticados. Ahí está el private equity, que cada vez se demanda más, lo que obliga a los asesores a estar muy formados, no solo en temas financieros sino también en fiscalidad. Y es que, en Tressis, no concebimos el asesoramiento sin la planificación financiera».
Por último, y preguntado si ha mejorado mucho la cultura financiera de los valencianos en estas más de dos décadas, señala que «somos un poco peculiares y nos gusta más que nos atiendan desde Madrid que de manera local [sonríe]. Pero sí, hemos avanzado muchísimo en nuestra cultura financiera y eso es muy importante para colocar a la Comunitat Valenciana en el lugar que le toca a nivel nacional».
La visión sobre las criptomonedas
A la vista del fenómeno sobre las criptomonedas, que viene dándose en los últimos tiempos, Plaza preguntó a Bueno sobre su opinión sobre estos activos, que siguen sin estar debidamente regulados ni supervisados por nadie. Su respuesta fue clara y tajante: «En la pregunta tenemos la respuesta. Mientras no estén reguladas y puedan ser un activo con seguridad, que no seguro, no emitiremos recomendaciones a clientes sobre ellas, pues vemos que el riesgo es muy elevado».
* Lea el artículo íntegramente en el número 98 (diciembre 2022) de la revista Plaza