tribuna libre / OPINIÓN

Si no conoces la ley, cuando tu 'startup' crezca puede decrecer 

11/09/2018 - 

VALÈNCIA. En los últimos años he visto nacer varias startups, ya sea como socio o como asesor jurídico. También he visto morir alguna, contribuyendo en el ciclo completo a lo que coloquialmente se conoce como “hacer crecer el ecosistema”. De estas experiencias hemos podido sacar un denominador común para todos los emprendedores. La valentía. No pocas discusiones nos ha costado intentar hacer entender a algún CEO que el producto o el servicio no estaba listo para su comercialización porque no tenían determinada autorización administrativa, porque le faltaba tramitar alguna patente o porque simplemente era algo tan nuevo que un limbo legal atemorizaba nuestra “normativizada” cabeza de jurista.

En muchas ocasiones los hechos y el arrojo de los emprendedores me han demostrado que en el mercado golpear primero es mucho más que golpear dos veces y que en ocasiones “el fin justifica los riesgos”. De bien pequeño mi abuelo muchas veces me repetía “xiquet nunca seas el primero en abandonar el barco pero tampoco el último”. Esta frase me ha venido muchas veces a la mente cada vez que un emprendedor con su startup ha roto el mercado por atreverse a navegar en limbos legales y ha llegado a buen puerto. 

De igual manera cuando alguna startup con prometedor futuro ha tenido que abandonar el proyecto porque su modelo de negocio se basaba en “futuribles” jurídicos. O bien porque el hilo de la legalidad de su modelo era tan fino que al final han naufragado estrepitosamente o han tenido que pivotar y cambiar sus modelos o procesos para adecuarse a las leyes. Pagando por el camino, en demasiadas ocasiones, un enorme peaje pocas veces comprensible para sus inversores.

Es por ello que toma mayor importancia la noticia de la paralización por parte del Ayuntamiento de la actividad de una empresa de alquiler de patinetes eléctricos, al carecer de la correspondiente licencia municipal para ocupar un espacio público desarrollando una actividad económica. La decisión del consistorio, en absoluto sospechoso de no querer promover los medios de transporte alternativos o de no apoyar las iniciativas emprendedoras, está basada en una ordenanza municipal y por lo tanto podemos decir que la decisión está legalmente justificada. 

¿Supone una campaña de publicidad gratuita de alto impacto? ¿Una guerra de startups con el mismo modelo de negocio para golpear primero? Sea como fuere lo bien cierto es que la compañía en cuestión ha lanzado un producto al mercado sin conocer (o tal vez sí) que el supuesto limbo legal podría llevarla a tener que detener el servicio a los pocos días de lanzarlo, al igual que al parecer está sucediendo en otras ciudades de nuestro país.

Me consta que otras empresas con idéntico o parecido modelo de negocio estaban trabajando en el análisis de las implicaciones jurídicas de sus formas de comercialización y uso del servicio y estaban a expensas de la aprobación de una ordenanza que regulara el fenómeno. En cualquier caso es evidente que la noticia va a generar debate, porque la llamada economía digital ya nos ha traído en los últimos años interesantes oportunidades de trabajo y discusión jurídica. Y nos sirve para recordar una vez más dos máximas que cualquier emprendedor no debe olvidar nunca. 

La primera sería que los nuevos modelos de negocio deben ir (casi de forma obligatoria) por delante de la sociedad, ya que es la única forma de impactar y provocar un cambio en la concepción que los clientes tienen de lo que pueden consumir ¿Quién habría dicho hace escasos años que podríamos ir a la oficina montados en un patinete, dejando el coche en casa y con ello cuidando el medio ambiente y a la vez nuestro bolsillo?. 

Y la segunda sería que antes de lanzar cualquier producto al océano del mercado se deben asesorar jurídicamente. Para conocer tanto las leyes más evidentes como las ordenanzas más insospechadas, ya que cualquier vacío legal mal interpretado o cualquier normativa excesivamente “bordeada” puede hacer que se nos hunda el barco. Y con ello todos los días y noches de trabajo y también la inversión de aquellos que confiaron en nosotros y pensaron que nuestra valentía venía respaldada por un buen estudio jurídico de nuestro modelo de negocio y de nuestras políticas de servicios o de contrataciones de empleados.

Aun así, el debate de los patinetes debe hacer una vez más pensar a los políticos que las normas y las leyes de hace sesenta años no pueden regular y responder adecuadamente a los modelos de negocio que nos van a acompañar en los siguientes sesenta. Y por ello deben, al igual que los emprendedores, asesorarse adecuadamente y abrir su mente para darse cuenta que hoy en día un inocente patinete y una acera de cualquier ciudad pueden ser un gran negocio para un emprendedor valiente.

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Bernardo Bonet

Bonet Abogados