VALÈNCIA (EP). El Ayuntamiento de Castellón propondrá en el próximo pleno del mes de febrero la aprobación del inicio de los trámites para la "normalización" del nombre de la ciudad a 'Castelló' y de su distrito marítimo. La propuesta de la Concejalía de Normalización viene avalada por un informe técnico lingüístico y por otro de carácter jurídico.
El edil, Ignasi Garcia, ha defendido en un comunicado la iniciativa y ha manifestado su confianza en que todos los grupos municipales la avalen, puesto que desde el Gobierno local se sienten "impulsados y avalados por un manifiesto que ha sido firmado por gente tan ilustre como el hijo predilecto, Germà Colon; el cronista de la ciudad, Antonio Gascó, o los profesores y estudiosos Vicent Garcia Edo y Vicent Pitarch y Almela".
Según el edil, estos expertos afirman en el manifiesto que "la letra 'n' final de Castellón es ajena a la historia de la historia y cultura de sus habitantes". "Qué bien haría la recuperación del nombre únicamente en valenciano, tanto por razones históricas y filológicas como de dignidad y estética, y más teniendo en cuenta que esta decisión no causaría daños de interpretación a terceros", ha reivindicado.
Bajo este prisma, ha señalado que los especialistas consideran que "'Castelló' es la denominación tradicional, histórica y legal y, por lo tanto, la más adecuada al marco institucional", además de aludir a "la diferencia etimológica y semántica entre 'Castelló' y Castellón".
"La primera es resultado de la evolución directa de la construcción medieval, 'castellu', con el sufijo diminutivo '-one'", mientras que el aumentativo 'Castellón' en castellano designa un castillo grande, dimensión que nunca tuvo el Castell Vell, hogar solariego de nuestro pueblo", ha detallado.
El responsable de Normalización Lingüística ha insistido así en que "se trata de una reparación histórica" y que "está de sobra documentado que el nombre original y correcto de la ciudad es 'Castelló'". A su juicio, también es "una exigencia filológica, puesto que se ha demostrado repetidamente que la 'n' final contraviene la gramática y la ortografía y fue un intento de castellanizar el nombre después de la aprobación del Decreto de Nueva Planta".
Ha abogado así por acabar con la doble denominación, algo que "solo genera incomodidades y no beneficia a nadie". "Estamos convencidos de que el cambio es bueno para nuestra lengua y para nuestra ciudad, porque con él rememoramos de dónde venimos y quiénes somos y demostramos que, en lugar de diluir nuestro nombre original, nos sentimos orgullosos de nuestros orígenes, de aquello que nos identifica y de la lengua que hablamos", ha sentenciado.
