A la concurrida competencia de la Avenida Aragón le ha salido un nuevo compañero de viaje. Una carta sabrosa y divertida con precios de 'darse a conocer'. Y sí, también un menú de mediodía para compartir
VALÈNCIA. Todo vuelve. Hasta la canción protesta. Y para no desacompasar el baile indie –acrítico como siempre–, ¡vuelve también 12,90! La sección que demuestra que en el Cap i Casal todavía se puede comer por menos de 13 pavos sin abandonar el organismo a sobres, precocinados y vinagre de Módena. Quizá sea este un buen momento para recordar lo aleatorio de la cifra –escogida al azar– y la facilidad que sigue ofreciendo la restauración en la capital de la Comunitat para alimentar su existencia. Aquí estamos. En este caso, desde la concurrida Avenida de Aragón donde un nuevo inquilino ha ocupado uno de esos locales malditos llamados a rotar cada cierto tiempo: hablamos de Simple Bar.
En el número 22, frente a Mestalla y la parada de Metro de Aragón, nació hace tres meses y medio este restaurante que se hace llamar bar. Es un punto de partida humilde, pero mucho más sugestivo que la etiqueta que le hubiera otorgado algún gurú hace 10 años (gastrobar). Mientras nos felicitamos por haber superado la era de los apellidos, podemos avanzar que Simple Bar se las da de pequeñito solo en el nombre. Como se concluye en la filosofía de un poso de café, la sorpresa es directamente proporcional a la expectativa. Y en esa nueva casa de comidas la sencillez envuelve a un restaurante divertido, creativo, estimulante y cuya carta tiene poco de bar y casi nada de simple. Pero lo explicamos:
El proyecto de Pau Sanz y Jéssica Esperalta es parte de su expansión como empresarios gastronómicos. Del área metropolitana al centro del tablero de juego, su horno y cafetería Rustic (Torrent) es conocido por sus servicios de catering que han ido de lo concreto a lo grandilocuente. Un pasito tras otro, su ambición por tener un propio restaurante en la ciudad llegó el pasado mes de marzo casi por casualidad. En mitad de una reforma exprés, la pareja dio con José Marí, el cocinero que ha imprimido experiencia y diversión a la carta. Con bagaje y diferentes stages (entre otros, en el Grupo La Sucursal), el chef se ha sometido al único mandato que los dueños del local querían que les distinguiera: todo para compartir. Así de simple. Además de diseñar la oferta, capitanea los fogones.
Sanz asegura a Guía Hedonista que la propuesta que tenían clara para Simple Bar pasaba por cimentarse en "unas buenas bravas (la hacen a tres cocciones), una buena ensaladilla rusa (con lascas de bonito) y unas buenas croquetas. Y, a partir de esa base de bar, construir hacia arriba". Lo tiene, aunque por la efectividad del bocado quizá destaque de momento una superlativa croqueta de jamón ibérico. Melosa hasta la emulsión de su crema con la saliva. Es un caballo ganador el tiradito de presa ibérica con crudités al estilo thai, el maki de causa limeña con pollo confitado o el calamar de playa con habitas baby e ibérico, que es un instant crush. Todo ok, aunque Marí trabaja a conciencia –y desde una mesa de emplatado que le da todo el carácter a la sala– un steak tartar "vuelta y vuelta" que quiere competir entre los importantes de la ciudad.
Además de la diferencia que aportan los toques creativos en la receta, de las cantidades, el emplatado, o además del –desgraciadamente– inusualmente atento servicio en sala, la principal diferencia es que toda la carta está pensada para compartir. En tiempos de foodies, por el mismo precio que un entrante y un principal per cápita (más si son más de dos), el comensal puede adentrarse en cuatro o cinco propuestas de sabor. Compatibles y preparadas para intervenirse desde cualquier flanco de la mesa, como reza su propio lema: todo para compartir. Así de simple.
Y por esos y otros motivos es del todo injusto que Simple Bar haga su aparición en este diario a través de su menú diario. Pero lo cierto es que hasta la fecha, pese a ser toda una novedad en la zona, las noches y el fin de semana ya funcionan a base de reserva. Mientras tanto, su menú (11,50 euros, primera bebida incluida) se va dando a conocer de a poco. Esta misma semana escondía gazpacho de fresón y sandía, cous cous al masala, bacalao con ensalada de algas, un arroz meloso con pato y unos tacos al pastor, entre otras ideas. De hecho, para los que pretenden hacer incursiones en su menú de largo, en Simple Bar suelen incluir dos platos 'principales' de la carta por unos pocos euros más. El restaurante, de momento, está en ese proceso del 'darse a conocer' que se deja notar en una lista de precios que promete dar alguna apoplejía –en positivo; si eso es posible– a los turistas que recalen por su terraza durante este verano.
También se cuelan en el menú postres de la alineación titular en carta, como el cake de limón o las fresas estofadas con crispy de piña. Más ok. Aun así, es un clásico instantáneo el postre compuesto por una torrija de chufa y cremoso de mantecado. ¡A la mierda el trikini!... y para empezar con ello, este mismo viernes celebran una cata con los vinos de las Bodegas Casa Rojo en el que maridan cinco de sus tapas con un dj, etcétera. Será a partir de las 19:30h.
Nombre: Simple Bar
Zona: Aragón
Precio del menú: 11,50 euros, primera bebida incluida.
Dónde está: Av. de Aragón, 22.
Más información: Instagram