El alcalde deValencia, Joan Ribó, está empeñado en cambiarnos de los pies a la cabeza. No sé si estará en lo cierto o le explotará en las manos, pero es evidente que no quiere pasar a la historia desapercibido y para ello utiliza todos los medios a su alcance, ya sea quitándonos los leones del circo o los coches contaminantes por las calles.
VALENCIA. Imagino que nuestro querido alcalde se ha tomado muy en serio aquella frase de Jim Rohn: " Tu vida no mejora por casualidad, mejora por el cambio" y se ha puesto manos a la obra. Siguiendo la línea de otras ciudades europeas, el portavoz municipal de la Junta de Gobierno, Joan Calabuig, anunció que a propuesta de la Concejalía de Bienestar Animal no darían licencias a los circos o ferias que lleven animales salvajes o domésticos.
Se entiende que hay maltrato, ridículo y denigración. Pues bien, ya saben que estas navidades no podrán ver a los leones, elefantes, cocodrilos, tigres, chimpancés, dromedarios y otras especies. No seré yo quien se meta en ese berenjenal de los animales, ¡Dios me libre!, pero sí que les indicaré a las autoridades correspondientes que se tomen muy en serio lo de los perros sueltos por el cauce del río, y lo digo por que fui mordido días atrás cuando practicaba running por uno de ellos.
Saben perfectamente que hay algunas zonas determinadas donde campan a sus aires, y no se lo tomarán en serio hasta que haya una desgracia. ¿Pero qué hago yo hablándoles de animales cuando lo mío es el motor? Todo viene a cuento por aquello del cambio de la ciudad en la que estamos viviendo y que pretende mejorar nuestra forma de vida. El centro de Valencia camina hacia la tranquilidad urbana desde que se tomaran en serio lo de circular a 30 km/hora, reducir las vías en la mayoría de las calles y agrandar las aceras, o generar más carriles bici para facilitar este transporte.
Todo esto está muy bien y vende mucho, pero no podemos olvidar que las cosas a veces no se pueden cambiar tan rápido como uno quisiera y hay que medir las consecuencias. Me quedaría con la frase del gran Albert Einstein cuando dijo: "El mundo que hemos creado es un proceso de nuestro pensamiento. No puede ser cambiado sin cambiar nuestro pensamiento".
Vayamos por partes; que la circulación ha llegado a un estado caótico es evidente, basta con salir a la calle, pero estarán conmigo que hasta hoy nadie se ha planteado nada sobre planificación para los cerca de 50.000 coches que se venden al año en la provincia de Valencia.
Sólo les ha importado cobrar abusivos impuestos hasta por respirar. Las medidas que se toman para cerrar el centro de Valencia no hacen más que trasladar el problema hacia la periferia que ya empieza a tener consecuencias en el tráfico. Hay que ser conscientes que esta sociedad está basada en la movilidad, principalmente con el automóvil, tanto para la gente que trabaja a diario como para servicios públicos o simplemente desplazamientos familiares.
Estoy de acuerdo en que habrá -como dijo Einstein- que ir cambiando el pensamiento para racionalizar su uso y hacer una ciudad más limpia, relajante y armoniosa, pero los políticos deben de pensar en cómo realizar el cambio en lugar de tomar medidas coercitivas porque sí. No pueden obviar que el sector de la automación da trabajo a miles y miles de valencianos que pagan sus impuestos para que ellos puedan hacer todas estas cosas.
Otro punto muy preocupante para el mundo entero es la enorme contaminación en las grandes ciudades, y se van adoptando medidas de todo tipo. Valencia por el momento no está en un grado de alarma inmediato, pero tanto que les gusta seguir las modas europeas en el consistorio, no estaría mal que escucharan lo de la española alcalde de París, Anne Hidalgo, que piensa prohibir la circulación por el centro de la ciudad a los autobuses y repartidores cuyos vehículos estén matriculados después del 2001.
Con esta norma la mayoría de los autobuses de la EMT no podrían circular, ya que algunos rondan los 20 años, y eso parace que no lo ve el alcalde ni sus concejales. Deben de saber que el 80% de la contaminación causada por los coches se debe a vehículos con más de 15 años de antigüedad, y nuestro Ayuntamiento con sus vehículos de servicios públicos envenenan el centro.