NO ÉRAMOS DIOSES. DIARIO DE UNA PANDEMIA #48

Síndrome de Estocolmo

20/05/2020 - 

VALÈNCIA. Por lo general estoy durmiendo bien durante los meses del encierro. Hoy, sin embargo, me he despertado muy temprano. Debían de ser la seis de la mañana. A esa hora he oído los pasos de la vecina del piso de arriba, la madre del niño flautista. Cuando me acosté era la una de la madrugada, y también la oí abriendo y cerrando cajones. ¿Cuándo dormirá esta mujer? No lo achaco al coronavirus porque siempre ha sido así desde que vivo en este edificio, y va para diez años.

Cuando estás bajo de ánimo, como es mi caso, se agradece que los informativos se transformen en programas de humor. El gag de hoy ha sido la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dirigida por el señor Tenazas o Tezanos, que no recuerdo bien cómo se llama. Cuando la periodista (rubia, por supuesto) ha informado de las conclusiones del estudio, me ha salido otra vez la risa tonta y homicida de Joaquin Phoenix en su papel de Joker.

Los papeles del señor Tenazas o Tezanos desvelan, para mi regocijo, que el PSOE le saca nada menos que once puntos de ventaja a los conservadores de Casado. Su gestión desastrosa de la pandemia es apoyada por el 75% de la población. El acabose es que Ciudadanos mejora sus expectativas electorales. Pura ficción, delirio extremo, bulo estadístico.

Si haces propaganda, si quieres confundir eficazmente, debes hilar fino y esmerarte un poquito más. Si lo tuyo es, en cambio, el entretenimiento puedes seguir así. Clowns como el señor Tenazas o Tezanos y el filósofo Illa, perito en rectificaciones, son imprescindibles para sobrellevar estas horas angustiosas. Nos dan vidilla.

Los escuadristas de Podemos, a provocar

Los estaba echando de menos. Tardaban. Los escuadristas de Podemos han aparecido ya para reventar alguna concentración pacífica de manifestantes contrarios al Gobierno aterrador.

En algo sí que les doy la razón a estos pobres chicos, en lo de que Madrid será la tumba del fascismo, pero no el fascismo de Italo Balbo (del que no sabrán nada dada su manifiesta incultura) sino otro fascismo más próximo y vigente entre nosotros, un fascismo dulce que no necesita recurrir a las botas y los correajes para anular la libertad de las personas. Es un fascismo sibilino y por tanto más eficaz, apoyado por un formidable aparato de propaganda que trabaja para hacer realidad la versión contemporánea del Gran Hermano de Orwell.

Excelente entrevista a Luis Francisco Esplá en el ABC. Creo que me haré taurino para llevar la contraria, por tocarles un poco más los cojones a los partidarios del progreso.

Antes de la pandemia un señor gordito se sentaba en un pico de la larga mesa del Consejo de Ministros. Por muy poco se quedaba fuera de las fotos. Este señor gordito es de Hellín, provincia de Albacete. Pese a sus orígenes manchegos ha abrazado la causa del nacionalismo catalán. Los comunistas lo eligieron para ministro de Universidades, pero se ha prodigado poco. Ha estado encerrado en casa por miedo a contraer el virus chino. Se entiende porque es persona de riesgo.

Su primera decisión importante ha sido suprimir el mérito académico para acceder a una beca universitaria. Ya no se necesitará un 6,5 de media para obtenerla, bastará con un 5 raspado.

La medida es coherente con la política de la abuela Celaá, consistente en extirpar cualquier signo de talento y excelencia en el sistema educativo español, en todos sus niveles. Su manera de entender la igualdad es muy sencilla: es la igualdad por abajo, la que nos hace a todos igual de ignorantes.

Consuelo de la filosofía

He ido a hacer otro encargo a la librería del pueblo. Es el tercero desde el inicio del estado de excepción. Es Consuelo de la filosofía de Boecio (Editorial Acantilado). Leí una crítica de Luis Alberto de Cuenca que me decidió a comprarlo.

Nos está costando entrar en la fase 1. Muchos bares siguen cerrados. El único hostal del pueblo, que tiene terraza, tampoco ha abierto. Es como si nos diera miedo recuperar parcelas de libertad. Llevamos encerrados tantas semanas en casa que sentimos miedo al vacío. Esto me pasa hasta a mí, que me quejo de la reclusión cada día. Podría ir a València pero no me atrevo, quizá para no llevarme un disgusto cuando vea la nueva plaza del Ayuntamiento, obra crepuscular del iaio Ribó.

 A lo mejor padezco, sin saberlo, el síndrome de Estocolmo. Le pasó a Patty Hearst y me puede pasar a mí. Somos humanos. La larga duración del encierro ha debido de hacerme mella. Si esto sigue así, en pocos días me veo escribiendo loas a mis secuestradores, que son los de todo un país. Ojalá me equivoque.


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