MURCIA. La obesidad es una enfermedad crónica con dimensión pandémica en todos los países. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de obesidad ha aumentado indiscriminadamente desde 1980: un 30–70% de los adultos en la Unión Europea tiene sobrepeso y un 10–30% padece obesidad. Las estrategias para prevenir y tratar la obesidad serán efectivas solo si todos los organismos e instituciones como la OMS, el Parlamento Europeo, el Gobierno Español y las autoridades sanitarias locales actúan en la misma dirección. El reconocimiento del impacto a largo plazo de la obesidad es esencial para evitar el aumento del gasto sanitario, que supone hasta el 7% del presupuesto.
El objetivo del Día Mundial contra la Obesidad, que se celebra cada 4 de marzo, es dar a conocer que la obesidad es una enfermedad crónica, recidivante y muy prevalente que tiene una gran repercusión en la salud de las personas que la padecen. Por ello, es una enfermedad que requiere un plan estratégico destinado a su prevención, diagnóstico y tratamiento.
La obesidad también es un factor de riesgo para múltiples enfermedades como la cardiovascular, la diabetes y al menos 13 tipos de cáncer. El propósito de esta efemérides es promover un mayor conocimiento y comprensión de la obesidad como una enfermedad tratable, particularmente entre los profesionales de la salud, para mejorar el acceso y la disponibilidad del tratamiento a las personas con obesidad. En esta línea, la SEEN apoya un año más a la EASO (la Asociación Europea para el estudio de la obesidad) en su lucha para que la obesidad sea considerada como una enfermedad crónica que requiere un abordaje profesional y multidisciplinar por parte de los especialistas.
Esta enfermedad tiene poco reconocimiento tanto por la sociedad como por el sistema sanitario. Los datos del estudio ACTION-IO (Concienciación, Cuidado y Tratamiento en el Manejo de la Obesidad, una Observación Internacional) de España reflejan que sólo el 59% de las personas con obesidad reconoce que la obesidad es una enfermedad crónica y el 80% destaca que la responsabilidad del tratamiento es únicamente suya. Por este motivo, las personas con obesidad tardan una media de 6 años en consultar con el profesional sanitario provocando una peor evolución de su enfermedad.
A pesar de que el 93% de los profesionales de la salud consideran la obesidad como una enfermedad crónica, solo el 44% de los pacientes con obesidad reciben el diagnóstico de obesidad por su médico y apenas un 24% son citados a visita de seguimiento. Esta menor atención a esta enfermedad crónica responde a múltiples factores como la estigmatización que culpabiliza al paciente por no tener hábitos saludables, a la escasa disponibilidad de recursos para abordarla, a que su tratamiento farmacológico no está cubierto por la financiación pública como ocurre con otras enfermedades crónicas, y a que las listas de espera para el tratamiento quirúrgico son largas y restrictivas.
Sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que la obesidad tiene un origen complejo y multifactorial. En cada individuo interaccionan de forma diferente factores que promueven esta enfermedad y gran parte de ellos están fuera de su control voluntario. Así, los determinantes genéticos, en un ambiente cada vez más obesogénico donde también tienen efecto negativo el estrés, el escaso sueño y el sedentarismo, entre otros, contribuyen a que esta pandemia esté descontrolada.
La falta de formación sobre la alimentación saludable en la población general y, más grave aún en los profesionales de la salud, la publicidad de los alimentos ultra procesados así como la escasez de equipos multidisciplinares junto con el estigma y la discriminación hacia las personas con obesidad, hacen que el abordaje correcto de la obesidad sea un verdadero desafío.
La pandemia por COVID-19 ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las personas con obesidad, ya que ha evidenciado que se trata del factor de riesgo más importante de mortalidad por la COVID además de todos los efectos colaterales de las restricciones, a nivel psicológico y de movilidad.
Por estos motivos, es necesario actuar para frenar esta tendencia y evitar las consecuencias de la obesidad. La SEEN propone involucrar a las ciudades mediante sus consejerías de salud en este desafío contra la obesidad y aboga por la puesta en marcha de iniciativas que promuevan un ambiente más saludable que impulsen la actividad física, el consumo de alimentos de temporada y de cercanía, y la promoción de la salud en general. Por último, cabe destacar que la SEEN ha elaborado una guía de abordaje integral de la obesidad que pone a disposición de la atención primaria con el fin de romper con esta barrera y facilitar la atención de las personas con obesidad.