En la cima de las preocupaciones económicas actuales se encuentra el implacable ascenso de la deuda pública en las naciones desarrolladas. Si bien este fenómeno no es nuevo, la magnitud y rapidez del aumento encienden las alarmas entre analistas e inversores, quienes temen por las repercusiones que esto pueda tener en los mercados financieros y la estabilidad económica global.
Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) revela que la deuda pública global ha alcanzado un máximo histórico, superando el 90% del PIB mundial. Este incremento se ha visto acentuado por la crisis del COVID, la cual obligó a los gobiernos a inyectar cuantiosos recursos en sus economías para enfrentar la pandemia.
Cuatro años después y lejos de mejorar la situación, se observa que los gobiernos se hacen los remolones a la hora de tomar medidas para atacar este problema.
Según datos de la web especializada Statista, en la actualidad, la deuda pública de Estados Unidos asciende a 30,9 billones de dólares. Esta cifra representa aproximadamente el 137% del PIB del país. Esta cifra ha estado en constante aumento en los últimos años. En 2010, la deuda pública de Estados Unidos era de 13,5 billones de dólares.
Las proyecciones del FMI indican que la deuda pública estadounidense podría continuar aumentando en los próximos años, alcanzando los 44 billones de dólares en 2028. Esta situación se torna aún más preocupante, si se considera que el país se enfrenta a un escenario de elevados tipos de interés por parte de la Reserva Federal, lo que encarece significativamente el pago de la deuda.
Europa, por su parte, no muestra un panorama más alentador. La deuda pública promedio de la zona euro supera el 100% del PIB, con países como Grecia e Italia con niveles por encima del 200%. Esta situación genera incertidumbre sobre la sostenibilidad fiscal de la región y la viabilidad del euro como moneda única.
En España no es mucho mejor la situación. El Banco de España, en su informe de marzo de 2024, publicó que el dato de deuda pública sobre PIB es del 107,7%. Es verdad que representa una leve disminución en comparación con el cierre del año 2022, cuando la ratio de deuda pública sobre PIB era del 111,6%, pero teniendo en cuenta lo que ha subido la recaudación impositiva debido al proceso inflacionario, no parece un gran avance.
El elevado nivel de deuda pública no solo representa un riesgo para las finanzas públicas de los países, sino que también tiene un impacto significativo en los mercados financieros. A continuación, detallamos algunos de ellos:
Es evidente que la elevada Deuda Pública representa una amenaza significativa para la estabilidad económica y financiera global. Es fundamental que los gobiernos tomen medidas urgentes para abordar este problema, de forma responsable y sostenible. Algunas de ellas serían:
Este fin de semana los responsables de finanzas del G7 se reúnen en la ciudad italiana de Stresa. A pesar de que el FMI advirtió hace unas semanas que era el momento de tratar este delicado asunto, se observa que, a juzgar por el contenido de la agenda de la reunión, no hay mucho interés por abordarlo.
La nula sensibilidad sobre el asunto en cuestión no es sorprendente, dados los inminentes episodios electorales a abordar este año en Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, así como la precaria situación fiscal en Italia, el país anfitrión.
Los altos mandatarios mundiales no son conscientes (o no quieren serlo) de que con los altos costos de endeudamiento perjudicando y la deuda pública aumentando, la falta de una resolución colectiva corre el riesgo de acumular problemas que más tarde serán de muy difícil solución.
Antonio Castelo es analista de iBroker