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mucho artista y poco espacio

Sorolla y el sueño frustrado de crear el Palacio de las Artes de València

El Museu de la Ciutat de València acoge hasta finales de diciembre la muestra La ciudad de los artistas. Joaquín Sorolla y el Palacio de las Artes e Industrias de València en la que desvela todos los detalles sobre el sueño frustrado del valenciano de crear un Palacio de las Artes para la ciudad, que tenía “mucho arte y poca infraestructura”

19/05/2023 - 

VALÈNCIA.  Joaquín Sorolla vivió siempre con una obsesión, o mejor dicho, con dos. Sus familiares y conocidos le definían como un creador incontenible, y se podría decir que tenía una fijación enfermiza por la pintura. Quería dar color a la luz, al mar y al agua en sus lienzos, y a todos los imposibles. Por otro lado, esa obsesión iba ligada con la idea de mostrar el arte, pero no tan solo el suyo, también el de los demás contemporáneos valencianos. Del año 1900 al 1923 su hiperfijación fue la de dotar a València con un espacio para albergar las obras de los artistas de la ciudad: el Palacio de las Artes e Industrias de València. 

A través de sus viajes y sus experiencias se despertó en el pintor un enorme deseo de dotar a València con un lugar en el que albergar “las Bellas Artes y las Artes Industriales”, tal y como reza el texto de la sala. La historia de este proyecto fallido se cuenta ahora en Joaquín Sorolla y el Palacio de las Artes e Industrias de València, una muestra comisariada por Jaume Penalba que podrá verse hasta finales de diciembre en el Museu de la Ciutat, y que descubre a Sorolla en su faceta como promotor de las artes en València: “Había viajado por Europa, había visto los grandes palacios de exposiciones de Madrid, los grandes palacios de exposiciones de Barcelona, y él veía que en Valencia había un potencial de artista muy potente pero una infraestructura expositiva muy mediocre”, explica sobre el motivo para alcanzar este espacio.

Plano del Proyecto del Palacio de Bellas Artes de Valencia (Anverso). Anotaciones a pluma, tinta negra

Con planos del proyecto del palacio, fotografías y catálogos la muestra cuenta la historia del Palacio que podría haber sido pero nunca llegó a materializarse, y a su vez cumple el sueño póstumo de Sorolla de congregar a los pintores en un mismo espacio. El Museu de la Ciutat cuelga unas 146 obras de pintura tanto de Sorolla como de sus contemporáneos, como los define Penalba: “En esta muestra le acompañan sus maestros, amigos, colegas, discípulos y demás compañeros. Todos al unísono y el beneficio común de dotar a València del fallido Palacio de las Artes”. Entre los muros se pueden ver obras de Luis Dubón Portolés, Alfredo Claros García, Antonio Filoll Granell, José Mongrell Torrent, José Segrelles, Manuel Benedito, Ramon Stolz Segui y Jose Navarro Llorens entre otros. Todos ellos pertenecieron a la Asociación de la Juventud Artística Valenciana -cuyo único requisito es que fueran menores de 40 años- y los que faltan en el museo formarán parte del catálogo que verá la luz en octubre. 

Entre los cuadros se cuenta la historia de este peculiar Palacio que comenzó a imaginarse en el año 1900, con un primer intento muy fallido por parte de Sorolla, uno de los cabecillas de la operación. Más tarde, en 1906, a su vuelta a la ciudad con ocasión de la Exposición Regional Valenciana lograría que se construyera un Palacio de Bellas Artes efímero, pero que no fue a más. Aún no contaba con los apoyos necesarios para hacer todo esto realidad, nada curaba su obsesión. Más tarde, en 1916 decidió crear la Asociación de la Juventud Artística Valenciana, uniendo bajo el mismo paraguas a los grandes maestros consagrados de la ciudad y a aquellos que comenzaban a labrarse su futuro en el ámbito de las Bellas Artes. En este momento, explica Penalba, pudo ver el primer conjunto artístico de València en el que parecía que su sueño podría funcionar, impulsado por un grupo de menores de 40 años que formaban parte de todos los colectivos artísticos de la ciudad: “Cada uno iba por su línea, pero estaban unificados para el proyecto común para la ciudad. En ese momento no había existido ningún colectivo de artistas de esa magnitud -más de una centena- que quisiera dar vida a un proyecto de ese gran tamaño”. 

Postal fotográfica de los integrantes de la Juventud Artística Valenciana con José y Mariano Benliiure.

De la construcción del palacio efímero pidieron que se hiciera un espacio permanente, y los artistas de Asociación de la Juventud Artística Valenciana enviarían un escrito al Ayuntamiento solicitando este espacio, todos por un mismo fin: “Lo interesante es que había artistas de 18 años que formaban parte de la asociación y otros consagrados. Estaba hasta Joaquín Agrasot, que era un “antisorollista” de toda la vida pero que quería que se mejorara la infraestructura expositiva de València”, explica Penalba, “hasta los enemigos querían que existiera un espacio digno para ordenar tanto arte. Entraron también en el grupo artistas de cerámica de Manises que se codeaban con Mariano Benlliure, José Benlliure y Manuel Benedito a los que por consagrados les llamaban “los barbas” en modo de burla”.

A pesar del grupo generado no había dinero, ni infraestructura.  Según Penalba el problema fue que  “quisieron abarcar mucho y hacer algo muy grande en un panorama artístico como el valenciano, que era muy medio” en una ciudad en la que no había ni una infraestructura expositiva ni una aristocracia que apoyara el proyecto.Tal fue la obsesión del grupo que llegaron a adquirir la fachada de la Real Fábrica de Platerías Martínez de Madrid -que estaba en desuso y se iba a demoler- para poner la primera piedra de granito en el que creerían que iba a ser su Palacio. Cuenta el comisario que Sorolla al enterarse de esta demolición mostró gran interés por comprar la fachada, por unas 15.000 pesetas. En pelea con el Ayuntamiento de Madrid Sorolla logró hacerse con los elementos más singulares de la fachada y traerlos en tren a València: “Desde la la Asociación de la Juventud Artística Valenciana pidieron que se les enviara un plano de parte del arquitecto, Flores Urda Pileta, para no traer todo el material a la ciudad y arruinarse, ya que costearon todo de su bolsillo. Al final trajeron las columnas de granito, los florones y los frisos para tener la base para su Palacio con la fachada”. 

Desmontaje de la fachada del edificio de la Real Fábrica de Platería Martínez. lFoto Salazar. Mundo Gráfico, Año Vlll, no 361, 25 lX-rgr8l

Teniendo todo esto comenzaron también a buscar el espacio, en el año 1917 le pidieron al Ayuntamiento de València las columnas del antiguo Mercado Central de València, y les concedieron a los artistas las 107 columnas de este y la posibilidad de contar con un solar en medio del Remedio. Sin embargo, la promesa del espacio se truncaría y a pesar de los planos y los materiales el Palacio nunca llegó a tomar forma, ni lo hará más adelante: “Al final la Armada le pide al Ayuntamiento los mismos terrenos que se le iba a dar a los artistas, y gana la Armada a pulso, obteniendo el espacio para construir los cuarteles”. 

Con este palo la Asociación se desmotiva y abandona el proyecto hasta unos años más tarde, retomando sobre el 1920, cuando Sorolla empieza a caer enfermo y su liderazgo mengua, dejando a los miembros de la Asociación por libre. “La enfermedad y la prematura muerte de Sorolla, más la falta de compromiso y determinación de las autoridades dio al traste con la iniciativa, que más tarde terminó por la desintegración del colectivo”, comenta entristecido Penalba, “aunque es motivo de celebración que se creara un grupo con un gran espíritu cooperativo y un gran conjunto de artistas variado y heterogéneo, en el que se agruparon escultores, pintores, decoradores, ceramistas y demás que pretendían levantar el Palacio en el que congregar la obra de los artistas de la València de Sorolla”.

El sueño, que no pudo ser, dejó claro que había en València muchos más artistas que lugares donde albergar su obra, pero que ahora viven un momento de justicia dentro del Museu de la Ciutat, reuniendo a los miembros de la Asociación de la Juventud de una vez por todas bajo el mismo techo, y bajo el paraguas del Año Sorolla. Año de un pintor, emprendedor y también promotor de las Artes Valencianas que quería que todas ellas contaran con su propio espacio.

Exposición Regional Valenciana, 1909. Interior del Palacio de Bellas Artes. Postal fotográfica, F.C, no 3. Colección particular, Valencia.

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