El Museo de Bellas Artes de València y la Universitat Politècnica de València colaboran en la musealización virtual de sus cuadros con calidad 'gigapíxel'
VALÈNCIA. En este año de pandemia, la aproximación al arte ha dado un vuelco. Ayer mismo el Ministerio de Cultura desvelaba un estudio que afirma que tan solo el 22% de la población española mayor de 16 años ha visitado, como mínimo, un museo o una exposición, en los meses transcurridos desde la reapertura tras el confinamiento hasta diciembre de 2020, frente a unos datos de más del 70% que lo hacía antes de la pandemia. Los datos no son buenos pero el contexto tampoco lo era. Esta fotografía, si bien, pertenece al pasado año, el de la persiana bajada, un ambiente distinto al actual, el de una vuelta a la normalidad que también trae consigo oportunidades. Entre ellas, una no poco interesante reflexión sobre la relación entre las instituciones museísticas con la tecnología, una relación forzada por el contexto -aunque no por ello nueva- que obliga a un debate profundo sobre cómo afrontar un futuro de la mano de lo digital. Que no sustituyendo una cosa por la otra, claro. Este diálogo entre lo físico y lo virtual ha resultado en un nuevo proyecto a través del que el Museu de Belles Arts de València, en colaboración con la Universitat Politècnica de València (UPV), mostrará algunas de sus obras como nunca antes.
Así, el museo valenciano se une a otros como el Reina Sofía o el Thyssen-Bornemisza y ofrecerá la posibilidad de visualizar algunas de sus principales obras con ultra alta resolución o resolución gigapíxel, lo que permitirá a visitantes y estudiosos analizar de forma exhaustiva todos los detalles de estas piezas desde casa, gracias a un zoom de gran definición. El equipo de investigadores formado por los profesores Pedro M. Cabezos, Pablo Rodríguez, Teresa Gil, Juan J. Cisneros y Cristian Gil han desarrollado este sistema gracias al que se podrá apreciar como nunca el dominio pictórico de los grandes maestros del centro, una iniciativa que será de especial interés para los conservadores de arte que quieran investigar y analizar las piezas.
“Este proyecto supone una apuesta decidida por la ciencia aplicada al arte que permite visualizar la pintura como nunca se había hecho […] El gigapíxel es una apuesta por la democratización del acceso a la cultura que permitirá el disfrute de esta a aquellas personas con dificultades para desplazarse físicamente al Museo”, explica el director del museo, Pablo González Tornel.
En este proyecto se ha realizado una selección de algunas de las principales obras de la colección permanente del Museo de Bellas Artes propuestas por el personal del centro, un total de trece pinturas que representan diferentes etapas históricas, desde el Gótico hasta la pintura contemporánea. Para su documentación, el equipo de investigadores de la UPV responsables del proyecto ha desarrollado una nueva metodología para tomar la fotografía de ultra alta resolución, que permite obtener un extraordinario grado de detalle y precisión.
“Este tipo de fotografía no resulta una tarea sencilla, puesto que las imágenes que se generan suelen tener más de un gigapíxel de resolución, lo que equivale a más de 1.000 megapíxeles”, explica el investigador Pedro M. Cabezos. “Para hacernos una idea, pensemos que una cámara digital profesional actual de alta gama proporciona imágenes de alrededor de 40 megapíxeles, por lo que generar una imagen gigapíxel supone realizar la unión de centenares o incluso miles de fotografías parciales de la obra pictórica tomadas con un teleobjetivo”.
En los últimos años los principales museos del mundo han apostado por ofrecer la posibilidad de ver algunas de sus obras en este formato, un proyecto que se materializa ahora en València y que, además, se presentará en público el próximo mes de septiembre con una exposición en el Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia. Las obras documentadas en este proyecto son: Virgen de la Leche, de Bartolomé Bermejo; Virgen de las Fiebres, de 'Il Pinturicchio’; Tríptico de la Pasión, del Obrador de 'El Bosco’; Flagelación, de Fernando Llanos; Santa Cena, de Joan de Joanes; Magdalena penitente, de Pedro Orrente; Autorretrato, de Diego Velázquez; Santa Águeda, de Massimo Stanzione; Retrato de Francisco de Moncada, de Anton van Dyck; San Bartolomé en el martirio, de Luca Giordano; Retrato de Joaquina Candado Ricarte, de Francisco de Goya y Lucientes; Juegos icarios, de Ignacio Pinazo; y Figuras de casacas jugando en un jardín, de Joaquín Sorolla.