VALÈNCIA (EP). Samuel Rodríguez Prieto, profesor de la UCV y subjefe de la Unidad de Rescate de Emergencias y Catástrofes (UREC) del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia, ha advertido tras el paso de la Dana: "He estado en el extranjero trabajando en zonas de catástrofe pero ni se me ocurría pensar que un día pudiese estar en la situación contraria. Esta vez, sin embargo, nosotros somos el lugar del desastre natural y nos toca realizar una labor que nunca habíamos hecho: gestionar toda la ayuda profesional y de medios que viene de fuera".
Rodríguez ha afirmado que es una tarea "complicada" pues "si cada uno va por libre y hace lo que quiere, al final colapsas; toda esa labor se convierte en un trabajo inútil y la ayuda no está donde se requiere", ha indicado en un comunicado.
Así, el profesor de la UCV se encuentra integrado en el puesto de mando avanzado en Paiporta desde primera hora del día siguiente a las inundaciones. Las jornadas laborales son "extenuantes", ha manifestado.
Como subjefe de la UREC ha recibido y distribuido los más de 2.000 bomberos y sus materiales llegados de toda España y del extranjero --más de treinta cuerpos diferentes-- en cinco de los seis sectores en que se ha dividido la zona más afectada por la Dana --el sexto sector lo ha gestionado prácticamente en exclusiva la UME--.
"Cada unidad que viene a Valencia posee unas capacidades concretas. Las hay que llegan con embarcaciones o con perros de búsqueda, con localización electrónica para víctimas, con camiones de achique de agua. Los distribuyes en los diferentes sectores teniendo en cuenta también qué carreteras son viables, cómo se encuentran los accesos. Además, hay que proporcionarles un lugar para pernoctar y un avituallamiento. Y eso tampoco es nada fácil, aunque lo pueda parecer", ha explicado.
Rodríguez Prieto ha indicado que la labor de los bomberos se encuentra ya en una segunda fase. De las "prioridades iniciales" --búsqueda y localización de personas vivas, pasando después a la de desaparecidos y personas fallecidas-- ahora el contexto es de "obra civil".
Continúan buscando a todos aquellos de los que aún no se conoce paradero, pero las tareas principales en estos momentos son "liberar las calles" y realizar los achiques de agua, "comenzando por los más grandes y continuando después por los más pequeños", ha señalado.
"Para que los camiones de achique de agua lleguen a las viviendas se requieren carreteras y calles libres. La gestión es brutal, porque hablamos de retirar miles de coches de desguace, toneladas y toneladas de enseres sacados de las viviendas y de sedimentos arrastrados por el agua. Además, para meter maquinaria y sacar todo eso hay que liberar extrarradios y explanadas de los municipios. A ello se añade el problema de que los alcantarillados se obstruyen a causa del fango y el lodo acumulados", ha subrayado.
En esta etapa de transición, "se retira poco a poco a las unidades especializadas en rescate de personas y cadáveres, y se suman equipos con capacidad de achique de lodos, por ejemplo. Los grupos de bomberos más importantes, como los de la Comunidad de Madrid o de Cataluña, están haciendo sus propios relevos. Otros más pequeños, como el de León --que vino solamente para rescate canino de personas y ya se ha marchado-- son sustituidos por los que son más necesarios ahora", ha añadido.
El profesor de la UCV ha indicado que cuando explica en clase lo que sucede en una catástrofe, "lo primero que les digo a los alumnos es que los medios de emergencia locales están anulados: bomberos, policía y sanitarios pueden estar afectados hasta el punto de tener miembros atrapados en algún sitio o, incluso, contar con fallecidos. Viven lo mismo que el resto de ciudadanos. Es decir, los cuerpos de emergencia locales no valen en esos momentos, no son útiles. Y eso nos ha pasado a nosotros", ha señalado.
Los efectivos locales, según ha expuesto, trataron de realizar "todos los rescates posibles" en las primeras horas de la catástrofe: "La prioridad absoluta en esos instantes era el ingente número de peticiones de socorro para rescatar a personas que estaban literalmente ahogándose en muchos puntos distintos. Nuestra realidad, sin embargo, era que teníamos varios parques de bomberos inoperativos. Los compañeros de Torrent y Catarroja simplemente no podían trabajar, estaban inundados".