Después de mi rapto cervantino de la semana pasada, creo que esta, caigo directamente en la melancolía, la nostalgia y la morriña. Y no porque piense que cualquier tiempo pasado fue mejor (bueno, si es literario a lo mejor sí). El caso es que estamos en un bucle, del cual  será difícil salir. Y caer en la tristeza no es la solución. Pero es que me veo, nos vemos, abocados a un déjà vu inquietante. Vamos, que cualquier día recojo en la playa de la Malvarrosa una botella con un mensaje en  su interior… en el que encuentro la solución a la situación política que nos ocupa, como ya ocurriera anteriormente

Dos centenares de agentes públicos de seguridad vigilan que en el entorno a las vistas del “Caso Nóos” nada altere la normalidad de los “investigados”. Como si la sociedad española no tuviera nada mejor que hacer, o no tuviera que resolver sus problemas cotidianos. Pagamos a escote   garantías personales, Justicia e incluso letrados de la liberación.