Ser mujer me obliga a escribir especialmente esta semana desde mi perspectiva de mujer y ser altavoz de muchas mujeres invisibles y silenciadas. Mujeres que no piensan en huelgas ni manifestaciones porque están todavía años luz de soñar con estas reivindicaciones de un sistema desarrollado como el nuestro.
Esto del género debería provocar un debate de auténtica profundidad y altura en nuestra sociedad. A mí no me han querido atender en el bar y menos en la pescadería por querer seguir las neo normas de sus señorías. Y es que están en todo.