Pocas veces había sentido y sufrido eso que llaman“ataque de nostalgia”. Una sensación provocada por la distancia y la lejanía… por estar mucho tiempo lejos de casa.
Hemos perdido a Bimbi para siempre. Quienes fuimos sus clientes lloramos, y de qué manera, su cierre repentino. Otra cafetería de solera cesa en València. Ahora, cuando todavía no hemos aceptado el doloroso deceso, nos acordamos de otros cadáveres exquisitos de la hostelería local: del bar Goya, de Barrachina, de Noel, de Lauria
Como hijo del ‘baby boom’, pertenezco a esa generación de millones de personas que nacieron en los sesenta o principios de los setenta. Ahora nos toca hacer un primer balance de los logros (pocos) y las derrotas (demasiadas). Caemos en el error de idealizar un pasado que no existió. El mercado, con su fino olfato, lo capta y lanza una amplia oferta de nostalgia para consumo rápido