Convertir grafiti en arte sin más es un buen debate, pero efectuarlo en un espacio protegido por ley es cuestionable. Frivolidad y análisis en torno al arte urbano puede ser muy divertido, necesario e interesante, pero reafirmar la provocación como espectáculo es riesgo innecesario
El crítico de arte y abogado alicantino será nombrado para el cargo durante los próximos cinco años por el conseller Marzà