Ser viejo y perder la cabeza, cruel lotería, de la que nadie está a salvo. Es la otra pandemia, vivida por familias desbordadas por un problema alarmante, el de ancianos víctimas del alzhéimer o de otras demencias. La película ‘El padre’ ha sacado este drama a la luz
Los viejos son cada vez más, por lo que hay que encontrar una solución razonable para frenar su crecimiento. Habrá que estar atentos al FMI, institución fundada para repartir dolor en el mundo. Bancos, telefónicas y compañías de servicios son los abanderados en la campaña para hacerles la vida imposible a los mayores
Viejos al cuidado de viejos. Es una escena habitual en los hospitales y en las residencias. España se va transformando, de manera callada, en un gran geriátrico. Muchos de esos ancianos, que ayudaron a sus familias en crisis pasadas, sufren el abandono de sus hijos y sus nietos. Y el Estado apenas hace nada por remediar este inmenso drama