Un sueldo institucional a cambio de 40 votos anónimos fue en su momento la oferta política de moda. Ahora es un sueldo a cambio de un gobierno municipal. Esto se sale. Es digno de estudiar en un máster.
Menos mal que era “una de los nuestros”. Eso decían los congéneres de partido de Cristina Cifuentes, ahora un juguete roto por errores propios y maniobras ajenas. Las urgencias políticas no le han dejado margen de maniobra. No había salida. Sus “errores” son de ética y estética. No tiene un pase lo del máster regalado. Y lo del vídeo de las cremas es una venganza palaciega que se aprovecha de una debilidad personal.
El prestigio de una Universidad se mide por la excelencia de sus Catedráticos, profesores, alumnos y sus programas de estudios. Cuando las familias con gran esfuerzo procuran que sus hijos se preparen con el acceso a grados y másteres están buscando esa excelencia que suponga en un futuro, mayores posibilidades laborales para los egresados.
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